Ma. Teresa Verastegui Nieto;
Don José Catarino
Verástegui Correa, siendo administrador Principal del timbre en la Ciudad de
México, fue retado a duelo por el coronel y Diputado Francisco Romero. De este
hecho existen diferentes versiones, lo que es cierto es que José Catarino murió
durante este Lance de Honor.
Se dice que el Coronel Romero le dirigió una carta no injuriosa a Don José en la que le decía poco más o menos “Puedo haberme equivocado, alterar el significativo de un verbo, un nombre o un adjetivo, pero creo que ha dicho usted tal cosa desfavorable para mí; si su ánimo fue ofenderme, nombre personas que lo representen y cómo en nuestra cuestión pudieran herirse honras ajenas,
espero que conforme a lo prescrito en uno de
los artículos del Código del Duelo, les dé instrucciones de que admitan un reto
por causas reservadas entiendo de que yo buscaré testigos ad-hoc, amigos míos
que me crea bajo palabra de honor, para que no haya dificultades”.
_está muy bien_ contestó el Sr. Verástegui y sin dar las
explicaciones que se le pedían, nombró representantes a los Srs. Arguinzonis y
Grande Ampudia.
Se apersonaron dichos señores, con los testigos de Romero,
Sr. Barreto y Coronel Lauro Carrillo y el siguiente es el extracto de la
discusión. (Padrinos de Romero) -venimos a pedir una satisfacción al Sr.
Verástegui por causas reservadas o en su defecto, a concertar un lance”.
El siguiente escrito fue el que apareció en el periódico “El
Estandarte”, dónde se dio la noticia del duelo efectuado entre José C.
Verástegui y el Coronel Romero
Con fecha con fecha de 12 de Agosto de 1894
>>DON JOSÉ VERÁSTEGUI SU MUERTE EN DUELO
TELEGRAMA ESPECIAL PARA EL ESTANDARTE”.
En la mañana de ayer, se esparció rápidamente por la capital
la noticia de haber muerto en duelo en la ciudad de México, el señor José C
Verástegui, Administrador General del Timbre, persona muy conocida en San Luis
Potosí, de donde era oriundo, y dónde había prestado importantes servicio al
Gobierno.
Tan luego cómo la infausta noticia llegó a nuestro
conocimiento acudimos al telégrafo, dónde el hecho fue confirmado en un
telegrama especial fechado el 10 de agosto de 1894.
Desempeñando este empleo una funesta desgracia vino a cortar
sus días, y la pérdida de tan excelente ciudadano es sincera y hondamente
sentida por esta sociedad que en tanta estima lo tuvo. >>
El día 11 de agosto aparece nuevamente en el “ESTANDARTE” :
>>He aquí los nuevos detalles que se han comunicado
acerca del Duelo.
Antes del Duelo fecha
11 de agosto
Al medio día del jueves los Don José Verástegui, Lic.
Ramón Prida. D. Apolinar Castillo,
comieron el día del duelo en el Restaurante del Casino Nacional, el Sr.
Verástegui estuvo muy tranquilo; sabía que el duelo se verificaría a las 4 de
la tarde y bajo condiciones muy severas, los tres conversaban sobre asuntos
ajenos al desafío. Mas ahora se recuerdan las frases que dijo el Sr. Verástegui
antes de levantarse de la mesa a quien les había servido _nos has servido usted
perfectamente bien, quizá esta sea la ultima comida que haga en mi vida_.
-¿Por que dice Usted eso? _ preguntó el que servía.-
-Por que tengo que salir violentamente para San Luis Potosí-
El Sr. Verástegui era buen tirador y conocía perfectamente el
manejo de las armas de fuego, tenía gran fama por esa habilidad. Al ensayarse
últimamente en un tiro de pistola afirmó tanto su puntería que de cincuenta
disparos colocó en buen lugar cuarenta y nueve balas.
.El Coronel y diputado D. Francisco Romero almorzaba en “La
Concordia” con el General Don Sostenes
Rocha. A las tres de la tarde dijo el Sr. Romero. " Vámonos, ya es
hora”.
El general Sostenes Rocha fue el juez de campo.
El lugar dónde se efectúo el duelo.
Cómo a dos kilómetros
de Tacuba se encuentra el Panteón Español. Este camino es una calzada recta,
que sigue la vía de los ferrocarriles del distrito y al llegar al Panteón la
línea hace una curva dejando la calzada que se extiende a todo lo largo y
continúa más allá de la pared del Panteón Español.
A la mitad de la calzada hay un camino que conduce a un
terreno de labor sembrado de frijol y
maíz, y cómo a doscientas varas de
distancia, fue ahí dónde tuvo lugar el desafío.
_ ¿oye _ dijo el Sr. Verástegui al cochero: se quitará esta
agüita?
_ Yo creo _ contestó el cochero _ que pasa pronto, señor
- Si, pasará de la
camisa - replicó el Sr. Verástegui
Enseguida vinieron a notificarle que ya estaban arregladas
las condiciones de lugar y distancia y descendió del carruaje.
El Lic. Ramón Prida, se acercó a Verástegui y arrancó con las
manos algunas malezas que quedaban al pie de este caballero
Las condiciones del lance fueron terribles debían disparar
simultáneamente sus pistolas hasta que hubiera resultado, colocado cada
combatiente en el sitio designado y a treinta pasos de distancia, se destacaba
en el horizonte claro y limpio, la figura del Sr. Romero.
El General Rocha dio la voz de atención, los combatientes
estaban en alerta y sonó la voz de mando. Una...dos... tres... se escucharon dos disparos simultáneos. El
Sr. Verástegui dio un paso adelante y girando sobre el pie derecho cayó en los
brazos de los testigos que acudieron violentamente la bala entro por el costado
derecho y salió por la espalda.
El Sr. Romero avanzó hasta junto al Sr. Verástegui, y
descubriéndose respetuosamente se alejó del lugar.
Inmediatamente se acercó el Dr. Preciado, cortó las ropas y
descubrió el robusto pecho del sr. Verástegui aplicó sus dedos a la pequeñísima
huella que dejo la bala al penetrar
- ¿Que hay que hacer? dijo el General Rocha.
- Nada, señor, -contesto el Dr. Preciado está muerto. -
Los testigos consternados discutían si debían llevar su cadáver
al hospital Juárez o al militar y acordaron por último llevarlo a la 6º
comisaría.
Terminado el duelo sólo quedaron en el campo los Srs. Lic.
Ramón Prida y Apolinar Castillo, acompañando el cadáver de su amigo y ahijado
¡Que momentos tan terribles y largos han de ver sido para los
Srs. Prida y Castillo, aquellos que duró el trayecto!
La familia del Sr. Verástegui A las 8 de la noche ignoraba todo,
y sin duda para que no llegara a su conocimiento la desgracia que sobre ella
pesaba, se interceptó la comunicación telefónica en su casa y en la de Romero.
Esa noche, lo Srs. Castillo y Prida tuvieron una conferencia
reservada con el comisario Sr. Llamas; y algunos comisionados recorrieron los
periódicos, suplicando que no se diera la noticia del duelo, cosa que era
imposible de ocultar. Parecía una farsa ridícula los esfuerzos que se hacía por
acreditar la versión de que la muerte fue accidental.
Y fue hasta otro día cuando la familia de José C. recibió el
triste aviso.
El Sr. Montiel, empleado de correos, se presentó el viernes
por la tarde vestido de negro y este hecho hizo sospechar a la esposa del Sr.
Verástegui que algo grave había ocurrido.
-¿Por qué viene usted de luto? -¿Le preguntó la Sra. Ignacia
Astegui?
-Por nada pues tenía que decir a Usted que el Sr. Verástegui
se encuentra enfermo de un ataque, y no ha podido venir por esto.
-No es exacto: ya se que mi esposo es cadáver, y que lo
mataron en desafío—dijo la señora Astegui llorando amargamente. Le suplico,
“añadió” “que no lo sepan mis hijos ni
sus hermanos”.
Desgraciadamente estos sucesos no pueden permanecer ocultos.
La Srita. Verástegui sabe ya el desgraciado fin del autor de
sus días y ha sido tan grande la impresión que le causó, que la infeliz se
encuentra como loca temiéndose que esto le produzca una grave enfermedad.
El joven José hijo del Sr. Verástegui se halla gravemente
enfermo de una afección hepática
Con muchas dificultades se consiguió el permiso para llevar
el cadáver de Don José a la casa del Dr. F. Grande Ampudia. A las 4.30 del
viernes fue conducido en un carro fúnebre, acompañado por una comisión de
empleados de la Administración General del Timbre. Por la noche fue velado por
varias comisiones de Hacienda y otras personas que lo apreciaban.
A las 7.30 de la mañana llegó una elegante carroza con cuatro
caballos, situándose frente a la casa del Dr. Ampudia. Serían las 8 menos cinco
minutos cuando se presentó Don José Y Limantour que fue quien presidió la
comitiva oficialmente, y siendo representada la familia por el Sr. Doctor F: R:
Grande Ampudia.
A las 8 en punto, seis mozos de la agencia Galloso condujeron
el cadáver al coche fúnebre y la
comitiva se puso en marcha a pie hasta la calle de San Andrés en dónde
esperaban 6 vagones de primera que fueron ocupados por los acompañantes.
El cortejo fúnebre continúo por las calles de Santa Clara y
Tacuba, a la plaza principal y de ahí al panteón Francés.
Cuando enterraron al Sr. Verástegui, a su hermano don Joaquín
no le fue posible ver arrojar las paletadas de tierra y se apartó de la fosa
diciendo a uno de sus amigos íntimos
–hay que convencerse
de que esta vida es una farsa, que no vale la pena de vivirse.
El coronel romero después de rendir declaración en su casa
habitación ante el juez manifestó que se reservaba sus derechos para ejercitarlos
contra “El Noticioso” por lo que con la publicación de la noticia del duelo
haya podido perjudicarle a sus intereses.
Esta es otra versión del motivo por que se realizó el duelo.
EL ÚLTIMO DUELO UN CRIMEN SOCIAL…escrito por Agustín Sánchez
González
Dos caballeros vestidos de negro, se presentaron en las Of.
De José Verástegui, administrador principal del timbre de la CD. de México.
La pareja se anunció
cómo representantes del coronel y diputado José Romero. Resulta que el día
anterior al llegar a una casa que había puesto a una guapa mujer con quien
sostenía relaciones.
Al llegar se encontró
cara a cara con el Coronel Romero Al ver esto José y tomando por sorpresa a
Romero, lo levantó en vilo y lo arrojò por la ventana, afortunadamente no le
pasó nada, su honor quedó cruelmente magullado y exigía una reparación y para
reclamarlo mandó a sus padrinos.
Verástegui como era el retado, tenía el derecho de elegir el arma No quiso
elegir ni espada, ni sable por no aumentar su ventaja física sobre Romero, ya
que era un hombre alto y fuerte. El duelo sería con pistola. Una bala partió el
corazón de Verástegui.
Es sabido que falleció por haber sido alcanzado por un
proyectil de arma de fuego que hiciera Romero, antes del momento acordado por las reglas del duelo.
Así fue el último duelo que se libró en México.
De la parte legal nos dice
Elisa Especkman Guerra en
Opiniones y resoluciones en torno al lance. Al hablar del Honor en La Ley de La
Justicia lo siguiente:
Los esfuerzos de los abogados del duelista, del juez y de los
padrinos que participaron en el duelo Verástegui-Romero fueron vanos. Las
sentencias que recibieron se cuentan entre las más celebres del siglo XIX, como
también célebre fue el duelo que sostuvieron ambos personajes.
El coronel y diputado Francisco Romero desafió al
administrador de la renta del timbre, José Catarino. Verástegui porque escuchó
cuando lo tachaba de inepto y presagió que desprestigiaría al ejército, o
porque compartían amante.
Se enfrentaron en los alrededores del Panteón Español, en un
duelo a pistola y pactado a muerte, y el que murió fue Verástegui. Romero fue
desaforado por la Cámara de Diputados, erigida en Gran Jurado, y fue procesado
y condenado por el delito de homicidio en duelo.63 El veredicto sorprendió a la
sociedad, pues como habían sostenido sus abogados defensores, ningún duelista
había sido perseguido y mucho me nos castigado.
De ahí que Demetrio Sodi considerara a su caso como un parte
aguas en la historia de la justicia (o de la actitud de los jueces) hacia los
duelistas. A pesar de ello, el duelo no perdió sitio en el Código de 1929.
Además, como lo había propuesto Adalberto Esteva, sus redactores crearon un
Tribunal de Honor, al que debían recurrir los individuos que sintieran que su
honra había sido ofendida. Lo interesante es que estaba integrado por tres
civiles, nombrados por los afectados.
Así, no se permitía a
los particulares tomar justicia por su propia mano, pero sí se aceptaba la
intervención de otros particulares y se concedía un valor a sus resoluciones.65
Sin embargo, el duelo y en mucho el honor— desaparecía de la ley dos años más
tarde.
El Coronel Francisco Romero era diputado, fue desaforado pero
pasó pocos meses en prisión pues los legisladores expidieron una ley de
amnistía.
Francisco Bulnes ante la cámara de diputados, durante la
sesión en que se debatió el desafuero de Francisco Romero, alegó: “No comprendo
cómo una cámara democrática representativa, popular que ha protestado defender
los derechos del hombre, y el primero es la vida, hay quien proponga que en el
territorio de la república, alguien, que no son el verdugo, ni el pelotón de
soldados, pueda impunemente matar”.
LA DEFENSA DE LA VIUDA.-
En febrero de 1893 El Lic. Genaro García fue defensor de
oficio de la Viuda de José C. Verástegui, muerto en un duelo con Francisco
Romero. En ese litigio el Lic.
García sostuvo una posición política en contra del duelo como
forma de resolver
los conflictos interpersonales entre varones. El juicio que
entabló en contra de
Francisco Romero, lo ganó tanto en la primera instancia como
en la apelación. En
este juicio se sentó un precedente, insólito hasta el
momento, en que un duelista pagase
a la viuda de su contrincante una retribución monetaria.
Según Genaro García, el fallo de este juicio previno que en lo sucesivo se
celebrasen duelos en México. Su toma de partido en favor de la viuda del
duelista y el hecho de que promoviese y ganase un juicio, habla de una actitud
en defensa de los intereses de una mujer en un conflicto en el cual el honor
tuvo un papel importante. Habla también de una preocupación por los intereses
femeninos y, sobre todo, de un cambio de actitud.
Frente a la mentalidad tradicional de defensa del honor
masculino a costa, muchas
veces, de las mujeres, quienes representaban el valor
simbólico del honor familiar,
Genaro García antepuso los intereses de la mujer, en este
caso la viuda de Verástegui y sobre todo, antepuso el derecho civil como
instrumento de defensa personal;
y frente al honor, que generalmente se lavaba con sangre,
García propuso y
obtuvo la restitución monetaria como forma de resarcir el
agravio cometido. Conseguir
una pensión para la viuda de Verástegui significó una forma
alternativa de
lidiar con el enfrentamiento duelístico, ya no como un
conflicto dentro de un código
de honor con un valor meramente simbólico, sino como una
agresión de un ciudadano
a otra, agresión que se remediaba monetariamente, y que en
este caso
Especìfico favoreció a la mujer. La señora Verástegui exhibió
una nueva mentalidad,
puesto que lejos de recluirse en el pudor femenino, entabló
un juicio para hacer
valer sus derechos personales como viuda.
El juez sentenció a Romero por el delito de duelo, la pena 3
años 4 meses de prisión, fue condenado a pagar 1800.00 pesos de multa o 100
días más de cárcel y se le obligaba a indemnizar a la viuda con 4500 pesos
anuales con mensualidades adelantadas por 18 años, debería pagar 400.00 de los
costos del sepelio.
Heriberto Frias escribió “Nunca duelo alguno sacudió tanto la
indignación pública como aquel, habiéndose clamado hasta el presidente de la
república para que suprimiese la sanción que absolvía los LANCES DE HONOR y
fuera ese como hasta hoy ha sido en México el último duelo”
La Familia de José Catarino
Cómo dije antes José Catarino e Ignacia tuvieron dos hijos de
los cuales Enriqueta se casó con Don Luis Lavat Muro.
Procrearon a de
Enriqueta, Luis, Francisco, Ma. Luisa Margarita, y José Lavat Verástegui; fue
piloto aviador del Escuadrón 201 conocido como las Águilas Aztecas, éste
escuadrón fue una unidad mexicana de combate aéreo que participó en la Segunda
Guerra Mundial.
Voló como anexo al Grupo 58 de combate de la 5a Fuerza Aérea
del Ejército de los EE.UU. en la liberación de la isla madre de Luzón
Filipinas, durante el verano de 1945.
Las razones que tuvo México para intervenir en el conflicto
bélico, luego de mantener una posición neutral, fueron a consecuencia del
hundimiento por los Alemanes del barco Potrero del Llano, ocurrido el 1942 y
más tarde del Faja de Oro. Lo que llevó a que el Gobierno de la República le
declarara la guerra.
Aunque los elementos no estaban preparados para la guerra, en
razón de que México había sido, una nación de política no belicosa, el
presidente y general Manuel Ávila Camacho ordenó la formación de un grupo de
300 personas, escogiéndose la rama de la aviación, que al mando del coronel
piloto aviador Antonio Cárdenas Rodríguez
Bibliografía:
32.- Primo Feliciano
Velázquez tomo 111
33.- Periódico el “Estandarte”
34.- Periódico el “Estandarte”
Atte. R2D2
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