Los protoespíritus rioverdenses
siempre andan pensando en figurar en alguna estadística nacional o mundial de
relevancia: que si rompimos el récord de temperatura, que si vendieron un
millón de cervezas Carta Blanca, que si sobre el manantial de La Media Luna
apareció un artículo en una revista alemana (Der Haffenmiinner un Rioverdrich),
que si al Santo Papa le dieron el más dulce jugo de naranjas que jamás haya
probado, etcétera. Así pues “El Día en que se acabó la Fluorita” significó luto
regional, principalmente para los cientos de choferes de camiones de mineral
que se quedaron sin chamba.
No es la Torre de Pisa Italia
Una visita a los patios del
ferrocarril referiría la inequívoca existencia de ánimas legendarias. Hace
muchos años que la vía del tren funcionaba de frontera entre el pueblo de
Rioverde y la Villa del dulce Nombre de Jesús (hoy Ciudad de Zenón Fernández).
La rivalidad era (y sigue siendo) tan grande entre los pobladores de ambas
regiones que durante décadas la vía fue escenario de cruentas batallas, casi
siempre relacionadas con amores imposibles. Tan parece que ganaron los de
Rioverde porque en la actualidad el límite entre ambas ciudades se sitúa un
kilómetro más hacia el oeste (y porque las mujeres de la otrora villa viven en
Rioverde).
Mujer
rioverdense
No obstante la “Tragedia de la
Fluorita”, seguimos presentes en los Directorios Mundiales de Exportadores de
Cacahuete y Miel de Abeja. Esta última la producen los habitantes del ejido
“Puente del Carmen”, claro está por intermedio de las abejas.
Por ser el azahar
del naranjo la flor predominante en la región, la miel de colmena de Rioverde
tiene propiedades enervantes y alucinatorias, lo cual acaba explicando siglos
de conducta aberrante de sus pobladores. De la miel se extrae una droga llamada
“azarine” que administrada a dosis bajas produce buena suerte, pero en muchas
cantidades sus consecuencias son catastróficas.
Fotografía: Lic. Elena Rodríguez de la
Tejera
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