Ma. Teresa Verastegui Nieto Nació en Rioverde S.L.P. el 22 de enero de 1951, Educadora de profesión y de corazón, se caso con Luis Miguel Nieto Angulo y procrearon a Fernanda Elena, Luis Miguel y Juan Nieto Verastegui.
Fue tan
entusiasta y dedicada a su profesión que una aula en el jardín de niños en
donde se jubiló lleva su nombre.
Eran vacaciones de verano en Rioverde, mis primas, mi hermana
y yo, ya habíamos hecho casi todo lo que un cuarteto de chicas debía hacer para
divertirse en unas buenas vacaciones.
Para una de esas tardes nos preparábamos mi hermana y yo,
cuando el timbre de la casa sonó, abrió mi mamá e hizo pasar a quien llamaba a
la puerta, era mi tía Irma Méndez Segura con una peculiar invitación.
En la sala se escuchaba la conversación, algo decían de una
hija guapa, en automático pensé que hablaban de mi hermana, cuando me llama mi
mamá.
Pero lo que estaba por venir rebasó cualquier expectativa.
Dijo mi mamá: “A ver hijita, te vienen a invitar a que representes a Rioverde
en un concurso” Yo pensé: “¿Cómo?, eso es para ir a Miss San Luis, ¡Eso no es
para mí! Creo que se equivocaron, que raro…” me explicaron un poco la dinámica
y nos pidieron que lo pensáramos para darles una respuesta, pero cuando se lo
planteamos a mi papá, de inmediato dijo que no.
Después, mi mamá de alguna forma lo convenció, diciéndole que
solo era como ser reina de la primavera, o de un club social, o si tú quieres,
hasta como la flor más ¡bella del ejido!.
Así que un buen día, yo me vi diciéndole a un público:
“Buenas noches, soy Marita Martínez Verástegui y represento
al municipio de Rioverde”
Era un domingo en la noche en la presentación a la prensa de
las candidatas al título de “Srita. Zona Media” de donde saldrían 4
representantes para contender de esa manera, mi mamá y yo iniciamos una
aventura que no pararía, hasta meses después.
Teníamos que cumplir con una semana de concentración en el Hotel Ma. Dolores, en donde se realizaban todos los preparativos para el evento de la elección de la ganadora y tres acompañantes más, cuyo destino, sería la ciudad de San Luis Potosí, al día siguiente de la elección!
Toda la semana la dedicamos a ensayar el evento, a cumplir
con los patrocinadores, fotografías para el periódico local, visitas al
ayuntamiento, y hubo una visita muy especial e impactante para mí, el
propósito: llevar alegría a niños sin recursos.
Llegar al CODI y observar las caritas de asombro de todos
estos niños, sembrar en ellos una pequeña ilusión, me hizo comprender que
mientras exista la infancia, existe la esperanza y que esa esperanza puede ser
encendida por una pequeña alegría y tener la oportunidad de ser parte de ello,
fue la primera experiencia memorable de este evento.
Marita Srita. San Luis 1993
Mientras esto sucedía, toda mi familia unida, llena de
emoción, hacían los preparativos para apoyarme en esta aventura. Mis primas, mi
hermana, mis tías, mi abuelita Magda, amigos y conocidos, vivían su propia
aventura.
Disponiéndose a presenciar la gran final. Adentro, yo
escuchaba las porras, los gritos, la emoción, que creció conforme la noche
transcurrió, llegando a su punto máximo cuando nombraron a la ganadora y
dijeron mi nombre, todos felices.
De ahí siguieron las fotografías, las entrevistas, las
felicitaciones y la celebración. Al día siguiente, mi mamá y yo llegábamos a
San Luis Potosí, con maletas y sin saber mucho lo que podíamos esperar. Una vez
más, la misma dinámica: presentación a la prensa, visita a patrocinadores,
prensa, ensayos y la familia, haciendo lo propio.
Para finales de esta semana, el comité organizador comenzó a
insistir un poco en el tema de mi vestido para la final, a lo que yo respondí
que utilizaría el mismo que en la final de Rioverde, pues no tenía ni siquiera
una semana de haber ganado y de cierta manera, no estaba preparada para eso.
La noche de la final, la historia se repitió, primero la
prensa me distinguió como “Srita. Fotogénica”, en ese momento, solo pensé: “¡qué
bien! Ya puedo regresar a casa sin las manos vacías” Enseguida, nombraron a las
finalistas y mi nombre estaba ahí, yo pensé: “inmejorable”
La controversia llegó cuando solo quedábamos dos en el
escenario: la que toda la semana se había perfilado como la favorita, la chica
local y yo. En ese momento me dije: “esto está muy claro, ella gana, yo soy
segundo lugar, el lunes entro a clases y cuando regrese a Rioverde el próximo
fin de semana, todos estarán contentos, pues los representé bien y además de
ser segundo lugar en la final, les llevo el título de Srita. Fotogenia, que
bien!”.
Sin embargo, el destino ya había decidido e increíblemente,
mi nombre iba pegado al de Srita. San Luis Potosí 93-94. Las dos implicadas no
lo teníamos aún muy claro, hasta que el Gobernador del estado, Lic. Horacio
Sánchez Unzueta y su esposa, colocaron sobre de mi la banda y la corona.
Yo buscaba entre el público a mi familia y percibí una mezcla
de alegría y desilusión. ¡Sí Desilusión! Mi papá no estaba de acuerdo, pues
sabía que su niña tendría que enfrentarse a un año de reinado y renunciar a la
Universidad por este mismo periodo de tiempo.
Ya era Domingo en la madrugada y en la habitación del hotel
mis papás, mis hermanos y yo discutíamos el tema y llegamos a un acuerdo: mi
papá permitiría que viviera la experiencia y el resto de la familia me
apoyaría.
Mi mamá viajaría
conmigo a donde fuera necesario y mis hermanos serían comprensivos ante esta
nueva situación. De esta manera, acepté el título, ante mi propio asombro.
Recuerdo llegar el lunes a la Universidad para hablar con el
director y exponerle mi caso y en mi camino vi mi cara publicada en todos los
periódicos disponibles en los puestos de revistas.
La gente me veía como
reconociendo que yo era la misma persona de las fotos, fue una experiencia
extraña, sin duda, mi vida cambió, a partir de ese día, aprendí a “ser vista”,
en los baños de la Facultad solía escuchar una conversación en voz baja que
decía más o menos así: “Mira, mira, es ella, la que se metió al baño” “No es
tan alta” “Si, mírala está bien flaca, no se veía así en la tele” “Pues a mí si
se me hace guapa” Esta también fue una gran enseñanza, pues me dio la
oportunidad de aprender a recibir y a rechazar los comentarios positivos y
negativos que comencé a generar, fue como adquirir una especie de inmunidad
para los prejuicios, una gran enseñanza de la vida a mis 18 años.
Al ser una chica sin experiencia en el “mundo de la belleza”,
el estado patrocinó una estancia en una escuela para modelos en Puebla, hasta
donde llegué en compañía de mi mamá y donde fue mi hogar por un lapso de 3
meses.
Debo decir que aprendí mucho del arte de ser “bella” con
clases de automaquillaje, modelaje para pasarela, modelaje para fotografía,
clases de dicción, historia de México, mundo actual, cuidado del cuerpo con
clases de nutrición y exhaustivas rutinas de ejercicio por la mañana y por la
tarde, pláticas con chicas que ya habían tenido la experiencia de ser Miss
México para Miss Universo, y como no hay mejor forma de aprender que la
experiencia, muchas entrevistas en radio y televisión, para no cometer errores en la gran final de
Srita. México.
Fue una preparación intensiva y sin ninguna distracción, no
descansé hasta lograr el objetivo, lo que requirió de mucha disciplina, pero no
todo fue trabajo, mi mamá y yo compartimos un tiempo maravilloso juntas, fue
muy divertido vivir esta experiencia con la mujer que con su empeño y amor me
ha dado todo y la persona a la que le debo quien en esta vida soy.
La transformación estaba hecha, Marita estaba lista en cuerpo
y espíritu para enfrentar un gran reto: Miss México.
Ahí estábamos una vez más, mi mamá y yo, en la ciudad de
México, en un hotel hermoso con habitaciones de lujo, haciendo lo necesario
como un equipo para impactar a la prensa esa noche de presentación a los medios
de comunicación de las nuevas aspirantes al título de belleza nacional más
importante del país.
También conocí a mis compañeras, quienes me impresionaron,
pues en verdad eran mujeres espectaculares, muchas de ellas, ya con mucha
experiencia en este mundo, algunas de ellas tenían mucho glamour a su
alrededor, otras se habían preparado desde niñas para llegar hasta ahí, no
faltaban las que estaban ahí porque el primer lugar no pudo ir y no habían
tenido mucho tiempo para prepararse, algunas otras tenían un gran equipo atrás
de ellas, y otras habían sido mis compañeras en Puebla, en fin, había de todo
un poco.
Una vez más, comenzaron las visitas a los patrocinadores, las
actividades con la prensa, sesiones fotográficas, etc. por un par de semanas.
De la ciudad de México, volamos a
Villahermosa, Tabasco, donde sería la gran final. Iniciamos
los ensayos, las visitas a los municipios, las grabaciones de los programas de
televisión, las cenas, las comidas, las visitas con propósitos altruistas,
“pagar” a los patrocinios con un poco de publicidad, es decir, se presta la
imagen para diferentes propósitos, desde los más terrenales, hasta los
espirituales, cada quien lo introdujo en su vida según sus propósitos. Me
ofrecieron ser imagen de la Compañía Refresquera más importante del país, la
transnacional “coca-cola”, sin embargo, debía trasladarme a vivir a la ciudad
de México, y eso no estaba en mis planes.
Para mis familiares también fue todo un acontecimiento, pues
se organizaron en un viaje, al cual secretamente yo hubiera preferido
pertenecer! Pues me daba cuenta de lo bien que la pasaron y lo mucho que se
divirtieron todos para presenciar la gran final de Srita. México.
Llegó esa noche, tras haber tenido experiencias increíbles y
una ardua concentración, a la que me dediqué con mucha disciplina (excelente
alimentación, rutinas de ejercicio diariamente, levantarme temprano para estar
impecable desde el desayuno, haciendo gala de mis mejores modales, maquillaje y
peinados adecuados para cada ocasión, vestuario apropiado y perfectamente
limpio, entre otros detalles) esto era algo serio.
Y como todo trabajo
merece recompensa, la noche de la final, gracias a las entrevistas con el
jurado, me coloqué dentro de las finalistas del concurso, una situación inédita
para cualquier representante de nuestro estado.
La ronda de preguntas y respuestas fue contundente: una gran
ovación se escuchó en todo el auditorio Tabasco 2000 tras la respuesta que
salió desde mi corazón cuando el jurado preguntó: “Al obtener el título de Miss
México, ¿cómo cambiará tu vida?” convencida respondí: “indudablemente, mi vida
cambiaría, más nunca cambiaré mi esencia, aunque el éxito toque a mi puerta,
porque soy una mujer auténtica” Fue muy emocionante ver en los rostros de “mi
porra” esa mezcla de júbilo y temor, pues confiesa mi papá, que en ese momento
pensó: “no puede ser, otra vez ya ganó” Sin embargo, para su tranquilidad, solo
obtuve ese maravilloso y modesto 6to. lugar y una experiencia sin igual, así
como la oportunidad de representar a México en un concurso internacional, al
que posteriormente fui portando orgullosa la banda de “Miss México” en la
bendita tierra de Dios: Colombia, para ser precisa, Bogotá, donde ser una reina
de belleza te abre las puertas del éxito y donde la gente es cálida, amable y
entregada.
Fue un gran evento, donde obtuve el puesto de 1ra. Finalista,
a un pasito de ganar el título, pues desde mi llegada, la prensa no dejó de
hacer excelentes comentarios acerca de la representante de México, experimenté
ese fenómeno mediático que tiende a polarizar hacia un extremo un suceso,
afortunadamente me tocó conocer el polo positivo.
Regresé a mi país con cosas hermosas en ese morralito que
comencé a llenar en aquellas inolvidables vacaciones de verano, para culminar
mi paso por el mundo de la belleza y el glamour y regresar como una mujer
fortalecida a mi mundo real, al que finalmente estuve agradecida con la vida de
volver.
Por supuesto, nada
volvió a ser igual, desde ese tiempo, hasta ahora, aún me siguen invitando como
jurado en diferentes eventos, a preparar chicas para que vivan experiencias similares,
entre otras cosas, aún de vez en cuando, me doy un paseo a ese mundo, por lo
que te puedo decir que ha sido una de las experiencias más enriquecedora de mi
vida, ya que, hoy por hoy, ¡está de moda ser una belleza mexicana!
Te quiero tía, y recuerdo esos tiempos con amor por las
personas que compartieron esos momentos conmigo, tú y tu familia entre ellos.
Fotografia: Irma Mendez Segura
Atte. R2D2
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