jueves, 4 de noviembre de 2021

Verastegui de RV. Parte 25 – Una breve sinopsis de la autora del libro que les he estado compartiendo.

Ma. Teresa Verastegui Nieto Nació en Rioverde S.L.P. el 22 de enero de 1951, Educadora de profesión y de corazón, se caso con Luis Miguel Nieto Angulo y procrearon a Fernanda Elena, Luis Miguel y Juan Nieto Verastegui.

Fue tan entusiasta y dedicada a su profesión que una aula en el jardín de niños en donde se jubiló lleva su nombre.


Ma. De los Ángeles Martínez Verastegui, hija de María de los Ángeles Verástegui Nieto y de Ernesto Martínez Figueroa era estudiante de la carrera de Estomatología en la Ciudad de San Luis Potosí, cuándo fue invitada a participar en el certamen Señorita Zona Media que se realizó en el año de 1993, en la ciudad de Rioverde.
Le pedí que de manera personal describiera esta experiencia y es así cómo ella lo relata en una carta que me envió. 

Eran vacaciones de verano en Rioverde, mis primas, mi hermana y yo, ya habíamos hecho casi todo lo que un cuarteto de chicas debía hacer para divertirse en unas buenas vacaciones.

Para una de esas tardes nos preparábamos mi hermana y yo, cuando el timbre de la casa sonó, abrió mi mamá e hizo pasar a quien llamaba a la puerta, era mi tía Irma Méndez Segura  con una peculiar invitación.

En la sala se escuchaba la conversación, algo decían de una hija guapa, en automático pensé que hablaban de mi hermana, cuando me llama mi mamá.

Pero lo que estaba por venir rebasó cualquier expectativa. Dijo mi mamá: “A ver hijita, te vienen a invitar a que representes a Rioverde en un concurso” Yo pensé: “¿Cómo?, eso es para ir a Miss San Luis, ¡Eso no es para mí! Creo que se equivocaron, que raro…” me explicaron un poco la dinámica y nos pidieron que lo pensáramos para darles una respuesta, pero cuando se lo planteamos a mi papá, de inmediato dijo que no.

Después, mi mamá de alguna forma lo convenció, diciéndole que solo era como ser reina de la primavera, o de un club social, o si tú quieres, hasta como la flor más ¡bella del ejido!.

Así que un buen día, yo me vi diciéndole a un público:

“Buenas noches, soy Marita Martínez Verástegui y represento al municipio de Rioverde”

Era un domingo en la noche en la presentación a la prensa de las candidatas al título de “Srita. Zona Media” de donde saldrían 4 representantes para contender de esa manera, mi mamá y yo iniciamos una aventura que no pararía, hasta meses después.

Teníamos que cumplir con una semana de concentración en el Hotel Ma. Dolores, en donde se realizaban todos los preparativos para el evento de la elección de la ganadora y tres acompañantes más, cuyo destino, sería la ciudad de San Luis Potosí, al día siguiente de la elección!

Toda la semana la dedicamos a ensayar el evento, a cumplir con los patrocinadores, fotografías para el periódico local, visitas al ayuntamiento, y hubo una visita muy especial e impactante para mí, el propósito: llevar alegría a niños sin recursos.

Llegar al CODI y observar las caritas de asombro de todos estos niños, sembrar en ellos una pequeña ilusión, me hizo comprender que mientras exista la infancia, existe la esperanza y que esa esperanza puede ser encendida por una pequeña alegría y tener la oportunidad de ser parte de ello, fue la primera experiencia memorable de este evento.

Marita Srita. San Luis 1993

Mientras esto sucedía, toda mi familia unida, llena de emoción, hacían los preparativos para apoyarme en esta aventura. Mis primas, mi hermana, mis tías, mi abuelita Magda, amigos y conocidos, vivían su propia aventura.

Disponiéndose a presenciar la gran final. Adentro, yo escuchaba las porras, los gritos, la emoción, que creció conforme la noche transcurrió, llegando a su punto máximo cuando nombraron a la ganadora y dijeron mi nombre, todos felices.

De ahí siguieron las fotografías, las entrevistas, las felicitaciones y la celebración. Al día siguiente, mi mamá y yo llegábamos a San Luis Potosí, con maletas y sin saber mucho lo que podíamos esperar. Una vez más, la misma dinámica: presentación a la prensa, visita a patrocinadores, prensa, ensayos y la familia, haciendo lo propio.

Para finales de esta semana, el comité organizador comenzó a insistir un poco en el tema de mi vestido para la final, a lo que yo respondí que utilizaría el mismo que en la final de Rioverde, pues no tenía ni siquiera una semana de haber ganado y de cierta manera, no estaba preparada para eso.

La noche de la final, la historia se repitió, primero la prensa me distinguió como “Srita. Fotogénica”, en ese momento, solo pensé: “¡qué bien! Ya puedo regresar a casa sin las manos vacías” Enseguida, nombraron a las finalistas y mi nombre estaba ahí, yo pensé: “inmejorable” 

La controversia llegó cuando solo quedábamos dos en el escenario: la que toda la semana se había perfilado como la favorita, la chica local y yo. En ese momento me dije: “esto está muy claro, ella gana, yo soy segundo lugar, el lunes entro a clases y cuando regrese a Rioverde el próximo fin de semana, todos estarán contentos, pues los representé bien y además de ser segundo lugar en la final, les llevo el título de Srita. Fotogenia, que bien!”.

Sin embargo, el destino ya había decidido e increíblemente, mi nombre iba pegado al de Srita. San Luis Potosí 93-94. Las dos implicadas no lo teníamos aún muy claro, hasta que el Gobernador del estado, Lic. Horacio Sánchez Unzueta y su esposa, colocaron sobre de mi la banda y la corona.

Yo buscaba entre el público a mi familia y percibí una mezcla de alegría y desilusión. ¡Sí Desilusión! Mi papá no estaba de acuerdo, pues sabía que su niña tendría que enfrentarse a un año de reinado y renunciar a la Universidad por este mismo periodo de tiempo.

Ya era Domingo en la madrugada y en la habitación del hotel mis papás, mis hermanos y yo discutíamos el tema y llegamos a un acuerdo: mi papá permitiría que viviera la experiencia y el resto de la familia me apoyaría.

 Mi mamá viajaría conmigo a donde fuera necesario y mis hermanos serían comprensivos ante esta nueva situación. De esta manera, acepté el título, ante mi propio asombro.

Recuerdo llegar el lunes a la Universidad para hablar con el director y exponerle mi caso y en mi camino vi mi cara publicada en todos los periódicos disponibles en los puestos de revistas.

La gente me veía  como reconociendo que yo era la misma persona de las fotos, fue una experiencia extraña, sin duda, mi vida cambió, a partir de ese día, aprendí a “ser vista”, en los baños de la Facultad solía escuchar una conversación en voz baja que decía más o menos así: “Mira, mira, es ella, la que se metió al baño” “No es tan alta” “Si, mírala está bien flaca, no se veía así en la tele” “Pues a mí si se me hace guapa” Esta también fue una gran enseñanza, pues me dio la oportunidad de aprender a recibir y a rechazar los comentarios positivos y negativos que comencé a generar, fue como adquirir una especie de inmunidad para los prejuicios, una gran enseñanza de la vida a mis 18 años.

Al ser una chica sin experiencia en el “mundo de la belleza”, el estado patrocinó una estancia en una escuela para modelos en Puebla, hasta donde llegué en compañía de mi mamá y donde fue mi hogar por un lapso de 3 meses.

Debo decir que aprendí mucho del arte de ser “bella” con clases de automaquillaje, modelaje para pasarela, modelaje para fotografía, clases de dicción, historia de México, mundo actual, cuidado del cuerpo con clases de nutrición y exhaustivas rutinas de ejercicio por la mañana y por la tarde, pláticas con chicas que ya habían tenido la experiencia de ser Miss México para Miss Universo, y como no hay mejor forma de aprender que la experiencia, muchas entrevistas en radio y televisión,  para no cometer errores en la gran final de Srita. México.

Fue una preparación intensiva y sin ninguna distracción, no descansé hasta lograr el objetivo, lo que requirió de mucha disciplina, pero no todo fue trabajo, mi mamá y yo compartimos un tiempo maravilloso juntas, fue muy divertido vivir esta experiencia con la mujer que con su empeño y amor me ha dado todo y la persona a la que le debo quien en esta vida soy.

La transformación estaba hecha, Marita estaba lista en cuerpo y espíritu para enfrentar un gran reto: Miss México.

Ahí estábamos una vez más, mi mamá y yo, en la ciudad de México, en un hotel hermoso con habitaciones de lujo, haciendo lo necesario como un equipo para impactar a la prensa esa noche de presentación a los medios de comunicación de las nuevas aspirantes al título de belleza nacional más importante del país.

También conocí a mis compañeras, quienes me impresionaron, pues en verdad eran mujeres espectaculares, muchas de ellas, ya con mucha experiencia en este mundo, algunas de ellas tenían mucho glamour a su alrededor, otras se habían preparado desde niñas para llegar hasta ahí, no faltaban las que estaban ahí porque el primer lugar no pudo ir y no habían tenido mucho tiempo para prepararse, algunas otras tenían un gran equipo atrás de ellas, y otras habían sido mis compañeras en Puebla, en fin, había de todo un poco.

Una vez más, comenzaron las visitas a los patrocinadores, las actividades con la prensa, sesiones fotográficas, etc. por un par de semanas. De la ciudad de México, volamos a

Villahermosa, Tabasco, donde sería la gran final. Iniciamos los ensayos, las visitas a los municipios, las grabaciones de los programas de televisión, las cenas, las comidas, las visitas con propósitos altruistas, “pagar” a los patrocinios con un poco de publicidad, es decir, se presta la imagen para diferentes propósitos, desde los más terrenales, hasta los espirituales, cada quien lo introdujo en su vida según sus propósitos. Me ofrecieron ser imagen de la Compañía Refresquera más importante del país, la transnacional “coca-cola”, sin embargo, debía trasladarme a vivir a la ciudad de México, y eso no estaba en mis planes.

Para mis familiares también fue todo un acontecimiento, pues se organizaron en un viaje, al cual secretamente yo hubiera preferido pertenecer! Pues me daba cuenta de lo bien que la pasaron y lo mucho que se divirtieron todos para presenciar la gran final de Srita. México.

Llegó esa noche, tras haber tenido experiencias increíbles y una ardua concentración, a la que me dediqué con mucha disciplina (excelente alimentación, rutinas de ejercicio diariamente, levantarme temprano para estar impecable desde el desayuno, haciendo gala de mis mejores modales, maquillaje y peinados adecuados para cada ocasión, vestuario apropiado y perfectamente limpio, entre otros detalles) esto era algo serio.

 Y como todo trabajo merece recompensa, la noche de la final, gracias a las entrevistas con el jurado, me coloqué dentro de las finalistas del concurso, una situación inédita para cualquier representante de nuestro estado.

La ronda de preguntas y respuestas fue contundente: una gran ovación se escuchó en todo el auditorio Tabasco 2000 tras la respuesta que salió desde mi corazón cuando el jurado preguntó: “Al obtener el título de Miss México, ¿cómo cambiará tu vida?” convencida respondí: “indudablemente, mi vida cambiaría, más nunca cambiaré mi esencia, aunque el éxito toque a mi puerta, porque soy una mujer auténtica” Fue muy emocionante ver en los rostros de “mi porra” esa mezcla de júbilo y temor, pues confiesa mi papá, que en ese momento pensó: “no puede ser, otra vez ya ganó” Sin embargo, para su tranquilidad, solo obtuve ese maravilloso y modesto 6to. lugar y una experiencia sin igual, así como la oportunidad de representar a México en un concurso internacional, al que posteriormente fui portando orgullosa la banda de “Miss México” en la bendita tierra de Dios: Colombia, para ser precisa, Bogotá, donde ser una reina de belleza te abre las puertas del éxito y donde la gente es cálida, amable y entregada.

Fue un gran evento, donde obtuve el puesto de 1ra. Finalista, a un pasito de ganar el título, pues desde mi llegada, la prensa no dejó de hacer excelentes comentarios acerca de la representante de México, experimenté ese fenómeno mediático que tiende a polarizar hacia un extremo un suceso, afortunadamente me tocó conocer el polo positivo.

Regresé a mi país con cosas hermosas en ese morralito que comencé a llenar en aquellas inolvidables vacaciones de verano, para culminar mi paso por el mundo de la belleza y el glamour y regresar como una mujer fortalecida a mi mundo real, al que finalmente estuve agradecida con la vida de volver.

 Por supuesto, nada volvió a ser igual, desde ese tiempo, hasta ahora, aún me siguen invitando como jurado en diferentes eventos, a preparar chicas para que vivan experiencias similares, entre otras cosas, aún de vez en cuando, me doy un paseo a ese mundo, por lo que te puedo decir que ha sido una de las experiencias más enriquecedora de mi vida, ya que, hoy por hoy, ¡está de moda ser una belleza mexicana!

Te quiero tía, y recuerdo esos tiempos con amor por las personas que compartieron esos momentos conmigo, tú y tu familia entre ellos.

Fotografia: Irma Mendez Segura

Atte. R2D2

 

 

 

 

 

 

 

 

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