Trapiche de D. Eleno Pro
La
actividad económica más importante siguió siendo la agricultura. La agroindustria,
que se había desarrollado durante el Porfiriato y que en parte se vio
modificada por la revolución, se convirtió también en una actividad económica
de importancia. Quienes la practicaban ya no eran los grandes hacendados, sino
los medianos y pequeños propietarios que no se vieron afectados con la reforma
agraria, que comenzó durante el gobierno de Cárdenas. El esquema de tenencia de
tierra cambió, ahora encontramos pequeños propietarios ejidatarios o comuneros.
Los
cultivos siguieron siendo prácticamente los mismos, sobresaliendo por su
importancia el cultivo de la caña de azúcar y la naranja. Ocupando este último
uno de los lugares más importantes en la producción agrícola de la región y del
país.
La
agricultura de riego se vio fortalecida con obras de irrigación como la presa
rústica que se construyó en el lugar conocido como el Colimote, en el cerro de
los Huarachitos. Con esta presa lograron llevar agua hasta el llano (Pastora y
sus alrededores) enriqueciendo además los mantos acuíferos que hay en el valle.
En
1932, el presidente municipal Lázaro Cruz reorganizó la Junta de Aguas de
Regadío, que se caracterizó por tener una organización independiente del
municipio dirigida por don Amando Alvarado Alemán, por lo que los ingresos
fueron aprovechados para proporcionar mejor servicio e infraestructura.
En
cuanto a la agroindustria, siguió prevaleciendo la elaboración de piloncillo en
trapiches que en su mayoría eran antes propiedad de hacendados, ahora en manos
de pequeños propietarios, ejidatarios y comuneros. En la década de los 30s
alcanzaron su época de oro, por la derrama económica que representaron.
Las
fuerzas que movían estos trapiches era la que por siglos se había usado en la
región, o sea, la fuerza hidráulica. Eran pocos lo que se movían ya por
tracción animal y muy pocos los movidos por motores de combustión interna.
El
cultivo de caña de azúcar en la región se fue dejando debido a la gran cantidad
de humedad que necesita, el crecimiento de la población y de otros cultivos,
además del trazo de nuevos canales. Esta agroindustria fue desapareciendo poco
a poco.
60s Molino de Don Juan Verastegui Lopez
En
la década de los 40, entre Ciudad Fernández y Rioverde podían contarse
aproximadamente 42 trapiches que no pudieron resistir la competencia que
representó la invasión del azúcar de bajo precio. Ejemplos heroicos de
sobrevivencia los constituyeron los trapiches de La Loma, San Diego y el que
fuera propiedad de don Juan Verástegui López que fue el último en dejar de
producir, a finales de los 80.
Algunos
empresarios rioverdenses formaron consorcios empresariales para comprar en la
región los productos agrícolas y venderlos fuera del estado. El único medio de
trasporte importante lo constituía el ferrocarril. Por lo que a veces, se
utilizaron influencias para hacer reservaciones de los carros de carga hasta
con un año de anticipación. Los pequeños propietarios se veían obligados a
vender a precios muy bajos y no podían competir con estos consorcios. El
monopolio del trasporte generó grandes capitales, algunos aún existen, aunque
sea en su mínima expresión.
Al
parecer la construcción de una carretera que uniera a Rioverde con otros
centros de importancia como Valles y San Luis Potosí, podría afectar a estos
grandes capitalistas. Por lo que, se opusieron a su construcción durante muchos
años. La carretera San Luis Potosí – Rioverde tardó tiempo en ser construida.
En
la década de los 20, se empezaron a hacer intentos de industrialización, como
ejemplo está el establecimiento de una fábrica de hielo, propiedad del señor
Enrique de la Tejera. En los años 30 se fundaron fábricas de sodas, una de los
hermanos Anda y otra del señor Juan Méndez. También se abrió una fábrica de
fideos propiedad del señor Tomás Martínez Rodríguez. Sin embargo, estos intentos
de industrializar la región constituyen intentos aislados que no prosperaron.
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