Gral. Alberto Carreras
Los
años de 1915 y 1916 son considerados aciagos para los entonces moradores de
esta región y del estado. En 1914-1915 no llovió y poco pudo sembrarse, solo
algo de calabaza, ya que el maíz era difícil de conseguir. En el verano de 1915
se desató la hambruna. Al no conseguir alimento, pueblo y rancherías enteras se
fueron quedando deshabitadas. Grupos de mujeres se apostaron en los caminos
para pedir o robar comida a cualquier persona.
El
espectro del hambre asoló la región a tal grado que perros y gatos se
cocinaban. En San Diego, las mujeres procuraban no hacer ruido cuando hacían tortillas
de corazón de sotol, revuelto con núcleo de maguey y trataban de esconder el
humo de la cocina para evitar que los vecinos les pidieran comida. Muchos niños
murieron y otros fueron enterrados aún con vida al quedar desmayados.
Aparecieron como invitados por la tragedia, la influenza y la pulmonía.
Por
si esto fuera poco, en 1918 aparecieron la peste y el tifo que diezmaron la
población de la comarca de Rioverde y de la Zona Media. En San Diego se
recuerda cómo se enterraba por decenas a las víctimas en fosas comunes y sólo
envueltos en petates.
Después
de esta serie de calamidades, muchas rancherías y poblaciones quedaron
prácticamente abandonadas. Se registraron fenómenos migratorios sobre todo a
Tampico, por la bonanza petrolera que vivía ese puerto en esta época.
Gral. Alberto Carreras
Venustiano
Carranza ocupó la Presidencia de la República y convocó al Congreso
Constituyente para que revisara y reformara la Constitución d 1857 vigente en
el país. Como resultado, se promulgo una nueva Carta Magna en 1917, que
actualmente rige a México. La lucha entre los diversos grupos revolucionarios
continúo por algunos años más.
Los
Cedillo, bajo las órdenes de Francisco Villa, participaron en la batalla de
Ébano, que tuvo lugar del 21 de marzo al 31 de mayo de 1915. Cleofas Cedillo
murió a consecuencia de las heridas que recibió en este combate. El general
constitucionalista Jacinto B. Treviño, tenía como objetivo evitar que los
villistas tomaran el puerto de Tampico.
Después
de varios meses de intensa lucha, Villa ordenó la retirada de su ejército, que
estaba bajo las órdenes del Gral. Tomás Urbina, para concentrar en Celaya, Gto.
, todas las tropas de la poderosa División del Norte a su mando y enfrentar la
batalla decisiva al general Álvaro Obregón. Los cedillistas acompañaron a los
villistas. Al perderse la batalla de Celaya, los Cedillo regresaron a su zona
de influencia, en territorio potosino y ocuparon por largo tiempo Ciudad de
Maíz.
En
enero de 1916, el general Alberto Carrera Torres muy enfermo se rindió en
Cárdenas, S.L. P. Los constitucionalistas lo trasladaron a diferentes puntos de
la república y finalmente lo entregaron al general Luis Caballero, su antiguo
enemigo, quien no acató la amnistía que ya había conseguido y lo mandó fusilar
el 16 de febrero de 1917 en Cd. Victoria, Tamps.
La
situación de dominio que los Cedillo ejercían sobre la zona de Ciudad del Maíz
se tornó intolerable para el gobierno carrancista. Los Cedillo especialistas en
destruir vías del ferrocarril, asaltar tres y poblados, además de los nexos que
mantenían con los zapatistas, eran un enemigo difícil de vencer.
El
general Juan Barragán, nacido en Rioverde y criado en Ciudad del Maíz, ocupó la
gubernatura del estado en junio de3 1917. Barragán, quien también era Jefe del
Estado Mayor de Venustiano Carranza y antiguo enemigo de los Cedillo centró su
objetivo en desalojarlos, al costo que fuera.
Manuel
M. Diéguez, Jefe Supremo de Operaciones, recién llegado de Michoacán a San Luis
Potosí, recibió la encomienda y la turnó al general José Rentería Luviano quien
aceptó la misión. En esta acción, fue apoyado por las tropas de Marcial Cavazos
y del general ex cedillista Enrique Salas, quien era un profundo conocer de la
región.
El
19 de octubre se inició el ataque, después de un reñido combate los cedillistas
huyeron en desorden por el rumbo del cerro de Montebello. Después de haber
recuperado la plaza, los militares recibieron órdenes de acabar con los
cabecillas. Rentería Luviano inició el asedio el 3 de noviembre y después de
una escaramuza desigual, ya que las tropas cedillistas eran presas del hambre,
fue herido Magdaleno Cedillo; pero aún así, todavía se defendió arrojando
piedras a la patrulla de soldados que lo ubicó, ese mismo día finalmente expiró
con aquel temple y carácter indómito que lo caracterizó.
El
cadáver fue conducido a Ciudad del Maíz y después, desde la estación de Tablas,
se envió por ferrocarril a la capital del Estado, donde fue exhibido en el
atrio de la Catedral potosina para escarmiento de los rebeldes cedillistas. En
represalia, Saturnino Cedillo continuó su labor de guerrillero, interrumpiendo
constantemente la comunicación ferroviaria entre Tampico y la capital del
estado.
En
1918, los cedillistas establecieron contacto con el jefe zapatista Horacio
Lucero, que atacó con gran existo el sur potosino. Manteniéndose en actividad
constante Saturnino Cedillo no fue doblegado por Carranza, conocía a la perfección
la zona que pisaba.
En
1920 se dio la división en las filas constitucionalistas. El general Álvaro
Obregón promulgo el Plan de Agua Prieta que desconocía al presidente Carranza.
Venustiano Carranza intentó trasladar su gobierno a Veracruz, para dirigir
desde allá las acciones contra los insurrectos. Sin embargo, fue emboscado y
asesinado en el trayecto, en la ranchería de Tlaxcalantongo, Pue., por Roberto
Herrero y su gente el 21 de mayo de 1920.
A
la muerte de Carranza, el general Juan Barragán salió al exilio. El camino para
Saturnino Cedillo quedó despejado. A partir de ese momento adquirió un papel
importante dentro de la política nacional y estatal. Inició su ascenso al poder
en la década de los veinte. Único varón sobreviviente de la dinastía Cedillo,
Saturnino cimentó un cacicazgo y continuó en una lucha que creyó justa.
Digitalización:
José J. Alvarado
Muy ilustrativo relato.gracias.
ResponderEliminarMuy ilustrativo relato.gracias.
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