martes, 18 de diciembre de 2018

HISTORIA DE RIOVERDE - Dr. Carlos Gama – Parte 9



EL PORFIRIATO

Al convocarse elecciones presidenciales a principios de 1876 y presentar Sebastián Lerdo de Tejada su candidatura a las mismas, Porfirio Díaz volvió a levantarse en armas contra la reelección, ahora con el Plan de Tuxtepec. El movimiento se extendió, Lerdo de Tejada fue derrotado en Tlaxcala y abandonó el territorio nacional. Porfirio Díaz entró en diciembre a la ciudad de México y se hizo cargo de la Presidencia de la República.

El 18 de abril de 1876 el Dr. Ignacio Martínez tomó sin resistencia la plaza de Rioverde, bajo la bandera del Plan de Tuxtepec.

En octubre, el general Carlos Diez Gutiérrez originario de Valle del Maíz, ocupó Rioverde, donde instaló su cuartel general. Pascual M. Hernández gobernador de San Luis Potosí renunció al cargo y fue sustituido por el mismo Díez Gutiérrez.

El 31 de enero de 1877 se abrió en Rioverde el barrio de Tuxtepec, donde antes era la antigua milpa del convento, atrás de la iglesia parroquial, por iniciativa del presidente municipal Dr. Lauro Islas y propiedad en ese tiempo de la testamentaría de don Sostenes Escandón.

A finales de 1872 llegaron a la ciudad de México los primeros misioneros presbiterianos. A partir de 1879 los grupos protestantes se extendieron por las huastecas potosina e hidalguense. Uno de los más activos propagandistas del culto presbiteriano en San Luis Potosí, fue Hexiquio Forcada, quien fundó sociedades en Rioverde, Rayón, Tamazunchale y Ciudad Valles. 

Estas congregaciones religiosas fundaron escuelas secundarias, normales y comerciales. En Rioverde refundaron la Escuela Preparatoria y de Seminario Teológico de la Iglesia Presbiterana, que desde 1902 contó con estudios válidos para ingresar a la Universidad. La construcción del templo protestante data de 1894.

Don Vicente Verástegui instaló una imprenta en 1880, que editó el periódico El Rioverdense, que dio buena acogida a los productos literarios de varios escritores como don Nicolás Barragán, don Mariano García Rojas.

El proyecto de comunicar las diferentes regiones del país fue prioritario en la época porfirista. En Rioverde, el gobierno otorgó un subsidio mensual a don José Vicente Tejas, para el servicio de diligencias a Cerritos, este servicio continuó con el de las Diligencias Generales y dos veces por semana hubo servicio Cerritos- Tula, Tamps. En 1882 se instauró el servicio de diligencias a la ciudad de San Luis Potosí.

Se iniciaron también los trabajos para la construcción de un ferrocarril que uniera a la capital potosina con el puerto de Tampico. La concesión se otorgó a la Compañía del Ferrocarril Central Mexicano, la que inició la obra en 1881, inaugurándose la línea férrea San Luis – Tampico el 5 de mayo de 1890. Desviándose por este motivo el tráfico de diligencias a la estación San Bartolo.

El proyecto para introducir el ferrocarril a Rioverde se contempló por primera vez en 1892. En 1888 se desvió el trazo del ferrocarril Central Mexicano que, según el proyecto debía pasar por la ciudad de Rioverde y se otorgaron terrenos cercanos para que se tendiera la línea en ellos. Hasta 1902 se inauguró el ramal Rioverde – Estación San Bartolo, que unió a Rioverde con el ferrocarril Central Mexicano Aguascalientes- San Luis – Tampico y con el resto del país.

No solamente los caminos carreteros y ferroviarios fueron impulsados en este periodo, para 18889 se instaló el teléfono en Rioverde. Este perteneció a una compañía privada de los hermanos Espinosa y Cuevas, que al principio lo utilizaron para comunicarse con la capital del Estado, desde su hacienda de Angostura, después y ya con el permiso respectivo, lo pusieron al servicio público cobrando 25 centavos por cada llamada de tres minutos. En 1911 el servicio fue interrumpido porque los revolucionarios destruyeron las líneas telefónicas.

El despojo de tierras a las comunidades indígenas por la aplicación de las Leyes de Reforma y la de terrenos Baldíos, provocó algunos levantamientos durante el Porfiriato. En el estado de San Luis Potosí, sobresalen las rebeliones de Juan Santiago que se levantó en armas en la Huasteca y llegó hasta Valle del Maíz, Rioverde, Tamasopo, Lagunillas, Ciudad Fernández, Alaquines, Cárdenas, Cerritos y Valles. Como en el resto del país, las revueltas armadas fueron sofocadas por el cuerpo de rurales, apoyadas por la guardia nacional y en algunos casos también por la estatal.

Las logias masónicas se establecieron en el país desde finales del siglo XVIII, en el siglo XIX adquirieron gran importancia como grupos políticos. En Rioverde las más distinguidas personalidades de aquel entonces aparecieron como miembros fundadores en 1884, de la Logia Hidalgo 39 del valle del Río Verde, que abrió sus trabajos en enero de 1885. En 1927 inició la logia Cruz del Sur, y reinició en 1968 con los señores William C. Halliday, Efraín Catillo García y J. Cruz Ortega, con domicilio en Héroes Potosinos número 420.

Hay pocos datos de La sociedad rioverdense en los primeros años de México independiente, pero sí hay constancias de que después de mediados del siglo XIX, los hacendados empezaron a mandar a sus hijos a estudiar a la ciudad de San Luis Potosí o al vecino estado de Querétaro, distinguiéndose algunos en las ciencias y las artes.
Durante la segunda mitad del siglo XIX empezaron a llegar familias muy valiosas para la cultura de Rioverde, como los señores Dr. Eleno Cervantes y doña Ramona Lucio y Ortega de Cervantes, hija del famoso Dr. Rafael Lucio, leprólogo de fama internacional y médico de cabecera de don Benito Juárez. Doña Ramona Lucio fundó en 1893 la sociedad Filarmónica La Armonía que trajo mucho beneficio a la cultura y a la poesía. A su muerte, en 1901 sus discípulos y la sociedad en general le dedicaron un homenaje póstumo con una velada, entre las piezas de música clásica que se interpretaron se dio a conocer la composición Marcha fúnebre a la memoria de la señora Ramona Lucio de Cervantes. Piano por el autor Fernando Vargas y Banda Municipal que dirigió el señor Antonio Moctezuma.

La afición por el teatro y la música en Rioverde se pusieron de manifiesto desde finales del siglo XIX. En 1890 se inauguró el Teatro Diez Gutiérrez, en la actual calle de Reyes, a un lado del edificio del IMAC, En el se presentaron importantes compañías de ópera, destacados músicos y poetas.

En 1898 murió el gobernador Carlos Diez Gutiérrez y fue nombrado para sustituirlo el Ing. Blas Escontría. Cabe recordar que, excepto en el período gonzalista (1880-1885) en que la gubernatura del estado recayó en Pedro Diez Gutiérrez, don Carlos ocupó el gobierno del Estado desde el triunfo de la revuelta de Tuxtepec en 1876.

El 2 de abril de 1902 (fecha escogida especialmente para festejar a Porfirio Díaz por su triunfo en Puebla contra los imperialistas) el gobernador del estado Ing. Blas Escontría, inauguró el kiosco en la plaza Principal de Rioverde que, años después fue sustituido por la actual pérgola que lució en el jardín principal.

Con esa fecha también se amplió la calle Escontría, que se prolongó en lo que entonces era una huerta y tuvo como fin conducir hasta la estación del ferrocarril.

Entre los festejos del mismo 2 de abril, se contó con la inauguración de una escuela de niñas en el barrio de San Rafael y se le hicieron reparaciones a las escuelas oficiales número 1, y número 2.

Además de las escuelas mencionadas, a principios de siglo, Rioverde contaba con un colegio Guadalupano administrado por el curato parroquial, el colegio de la Purísima Concepción y la escuela de San Francisco, atendida por un maestro en la Casa Rural. Todas estas escuelas eran de educación primaria.

También en 1902 inició su circulación El Independiente, periódico editado por Fernando Vázquez, de contenido político, y de información y variedades.

Al iniciar el siglo XX, el 6 de septiembre de 1900, nació don Eugenio Verástegui, en la capital del estado. Don Eugenio se convirtió con el tiempo en el historiador de Rioverde y destacó por su preocupación por conservar y difundir el patrimonio histórico rioverdense.

Dos años después, en 1902, nació Jorge Ferretiz, destacado escritor rioverdense, cuyas novelas sobresalen por el tema y estilo mexicano, entre ellas Tierra Caliente, cuando engorda el Quijote, San Automóvil, y el Sol Quema.

A principios del siglo XX, el cura Bernardino Nava, párroco de Rioverde, empezó a formar una banda de música y una orquesta de cuerda, invitando a todo el que tuviera dotes musicales a participar en ella. En 1905, siendo gobernador del estado el Ing. José María Espinosa y Cuevas, el Ing. Pablo Verástegui III, dueño de la hacienda de San Diego y aficionado a las artes, protegió a estos grupos musicales.

Don Julián Carrillo, entonces director del Conservatorio de Música de la ciudad de México, por petición del Ing. Verástegui, envió a Rioverde al profesor Tiburcio González, miembro de la orquesta del Conservatorio para que se hiciera cargo de la Banda de Música y del Cuarteto de la Parroquia.

Para instalar la escuela de música, don Pablo donó un terreno de su propiedad sobre la actual calle de Matamoros. Además mandó construir en el terreno contiguo una casa para que habitara el director de dicha escuela y le cedió los derechos de cosecha de un terreno adjunto aparte de su sueldo. En parte de esta propiedad se instala actualmente el Museo de Rioverde. El Ing. Verástegui además, mandó fabricar todos los instrumentos a la ciudad de París, los que se dice tuvieron un costo de 30,000.00 pesos oro.

Para los primeros años del siglo XX, existía un Club Social llamado Central Rioverdense, del que era prominente socio el Dr. Javier Gallardo. Cabe mencionar que el Dr. Gallardo fue personaje muy querido por la comunidad de Rioverde debido a su altruismo. Actualmente una calle lleva su nombre.

Al iniciar el siglo actual, casi toda la gente acomodada mandaba a sus hijos e hijas a estudiar cuando menos a San Luis Potosí, aunque muchos estudiaban en Estados Unidos y en Francia, La mayor parte de estos personajes, siguiendo la moda porfiriana tenían gustos afrancesados, tanto en el vestir como en el ajuar de sus casas. Todavía podemos ver en algunas casas candiles franceses y uno que otro mueble de ese estilo.

Durante el porfiriato se formó en nuestro estado un círculo importante de hacendados y uno que otro industrial, que en su mayoría detentaron el poder económico y político de la entidad. Familias como los Barrenechea, Espinosa y Cuevas, Arquinzoniz, Escontría, Diez Gutiérrez, Hernández Soberón, Muriedas, Muriedas Zabala, Guggenheim, Ipiña, Lavín, Verástegui y algunos más, dueños de extensas propiedades y fincas, formaron la clase oligárquica en San Luis Potosí.

Entre las haciendas importantes en Rioverde a pr9incipios de este siglo, se contaban.
a)       La Angostura.- Propiedad de Javier y José María Espinosa y Cuevas con sus 180,000 hectáreas, era la finca más grande del estado. Abarcó parte de Rioverde, Carbonera, Cerritos y Ciudad del Maíz.
b)       El Jabalí.- Rica propiedad que perteneció en esa época a don Franco Verástegui, gran benefactor de Rioverde y quien la vendió más tarde al poderoso terrateniente morelense don Pablo Escandón.
c)       San Diego. Propiedad del Ing. Pablo Verástegui Bustamante, hombre de gran peso o influencia no solo en Rioverde sino también en la capital del estado. Los Verástegui eran dueños de muchas fincas y propiedades en varias partes del territorio potosino: en Rioverde poseían las ubicadas en San José de Gallinas, Cieneguilla, San Isidro y la Boquilla (hoy ejido Ildefonso Turrubiartes). También eran dueños de Estancita (hoy ejido Álvaro Obregón en Rayón, S.L.P.)

Otras haciendas de la región que destacaron por su importancia fueron San Nicolás de Cárdenas, Cárdenas y Amoladeras, (ubicadas en el municipio de Rayón, S.L.P.)

La producción de estas haciendas era variada, San Diego, El Jabalí y Amoladeras sobresalieron por su producción agrícola, ganadera y azucarera; Angostura por ser ganadera, agrícola, además de su explotación ixtlera y maderera.

Digitalización: José J. Alvarado

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