lunes, 22 de octubre de 2018


NACE LA HACIENDA DE EL JABALI                                     

En el año de 1730 aproximadamente, el Capitán de mar y tierra de los reales ejércitos de su majestad, Don Bernardo Lasso de la Vega y Ponce de León[1], compro la estancia de Nuestra señora del Rosario y poco a poco las propiedades colindantes, formando con ellas la Hacienda que más tarde llevo el nombre de el Jabalí, quedando dentro de su perímetro el manantial de “La Media Luna”.

 El anterior propietario no utilizaba el agua de la Media Luna, porque dedicaban las tierras a la cría de animales, pero no cultivaban nada.

Pero al pasar a manos de Don Bernardo, el si abrió las tierras al cultivo y utilizo el agua del manantial para regar una plantación de azúcar, siendo él quien introdujo al valle ese cultivo.

 El  agua del manantial fue mercedada por el virrey Don Juan de Acuña Marqués de Casa Fuerte, mas tomando en consideración que el agua venia del lugar considerado de propiedad particular, o sea de la estancia de nuestra señora del Rosario, el Virrey dispuso que las aguas se repartieran equitativamente entre el dueño de la estancia (ya era de Don Bernardo), los vecinos de la Villa del Dulce Nombre y los indios de Rioverde .

Don Bernardo construyo una parte de la casa que existe ahora, siendo agrandada después de su muerte por su hija única, Doña Ana Lasso de la Vega y Ponce de León[2], casada con el capitán Don Tomas Ramiro de Navarro[3] casa que se termino, según se leía sobre la puerta de entrada: año del Señor de 1810.

 Doña Ana construyo la actual capilla, tanto amo ese lugar, que por licencia especial está sepultada en la capilla, al lado derecho.

Doña Ana de su matrimonio con Don Tomas Ramiro de Navarro, tuvo dos hijos, Don Pedro Tomas[4] y Don Francisco Bernardo. Fue casada en segundas nupcias con el coronel Don Miguel de Ormachea, solo tuvo tres hijas.

 La casa se termino por el mes de abril, y al producirse la guerra de independencia, llego Herrera, con presos que saco de las cárceles de San Luis Potosí, y reuniendo a cuanto rufián y desocupado que encontraba, inicio sus correrías de pillaje que no otra cosa eran, aunque según ellos eran insurgentes, le toco al Jabalí recibir la visita del atrabiliario Herrera, saqueo, quemo y dejo a las familias en la más atroz miseria así como a los habitantes de la Hacienda que no tenían ni que comer.

 Como Doña Ana tenia censos con varios conventos, al quedar arruinada, por lo antes dicho y los años de malas cosechas, tuvo que entregar la Hacienda de El Jabalí.

Los censos eran hipotecas fingidas pero escrituradas con todos los agravantes de la ley, y por ello se obligaba al censatario a pagar anualmente, un 5% de la cantidad censada.

Los “acreedores” eran los conventos de Santa Clara en Querétaro, la Congregación de Nuestra Sra. De Guadalupe, de la misma ciudad, y de otro a favor de las benditas Animas del Purgatorio.

Doña Ana murió en el año de 1832 y en 1836  salió la hacienda de manos de los descendientes de Don Bernardo, pero no para siempre, pues al ponerse de acuerdo los acreedores le pasaron la hacienda al general Vital Fernández (este general figuró mucho en la guerra de independencia y era gobernador de Tamaulipas) puso de administrador de la hacienda al joven español, Don José María Verastegui y Ochoa de Ysusi, al cual por no hacer los fatigosos y peligrosos viajes, se la vendió en $80.00 pesos y fiada.

 Como Don José María se caso con Doña Inés de la Concepción Navarro[5] y Arcos, hija de Don Francisco Navarro Lasso de la Vega[6], la propiedad volvió a la familia de Don Bernardo.

Al morir Don José María en 1873, quedo la hacienda en manos de Doña Inés que tenía raros dotes para administrar y escoger gentes inteligentes y capaces para los distintos cargos a los que los destinaba.

Los hijos de Don José María y Doña Inés fueron: Jacobo, Gonzalo, Juan Francisco y Franco Félix. Este último les compro a sus hermanos y a Doña Inés la parte que les correspondía y se quedo con ella, le hizo grandes mejoras tanto a la casa como a la propiedad en general.

 Este señor Franco Verastegui, fue el que con su entusiasmo y dinero consiguió que se hiciera el ramal del ferrocarril desde San Bartola a Río verde. Así el Jabalí le cabe el orgullo de que unos de sus hijos haya sido el benefactor de Río verde.

Investigación Lic. Elena Rodríguez de la Tejera


[1] Tatara tatara tatarabuelo
[2] Tatara tatarabuela
[3] Tatara tatarabuelo
[4] Mi tatarabuelo
[5] Tía bisabuela
[6] Tío tatarabuelo (hermano de mi tatarabuelo).

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