Xichu Gto.
P oco tiempo después de haberse firmado el tratado de Guadalupe Hidalgo, por medio del cual quedamos obligados a entregar a los acorazados yanquis la mitad de nuestro territorio, el Gral. Paredes y Arrillaga entró furtivamente al país, pues se encontraba en el ostracismo.
El Gral. Paredes y Arrillaga acaudilló
una revolución cuya bandera era el desconocimiento de dicho tratado y algunos
otros postulados.
Los agentes del general comenzaron a
trabajar activamente en los estados de Guanajuato, Aguascalientes y San Luis
Potosí. En este último lo era don Manuel Verástegui quien encontró, muy a la
medida del deseo, a un joven bandido, valentón y audaz que tenía, para colmo de
ventura, la excelente condición de ser analfabeta.
El tal llevaba el nombre de Eleuterio
Quiroz, ranchero nacido en la Sierra Gorda, donde era muy estimado por las
magníficas cualidades que ya quedan expuestas; ya que es bien sabido que entre
nosotros los bandidos y valentones gozan del respeto y admiración de las gentes
de su misma ralea.
Don Manuel se constituyó en asesor y
secretario de Quiroz y en cumplimiento de su cometido, confeccionó un “Plan
Regenerador y Eminentemente Social”, uno de cuyos puntos básicos era el reparto
de la tierra. No es pues a Zapata, ni a Soto y Gama, a quien corresponde la
primacía en este anhelo de reivindicación, sino a don Manuel, que como Sota y
Gama, escogió un bandido con prestigio entre los suyos para enarbolar la
bandera agrarista.
Los sublevados hicieron circular una
proclama concebida en los términos siguientes:
“Comandancia General de la Sierra de
San Agustín, del Ejercito Remunerador de la Libertad e Independencia
Constitucional.
Mexicanos: Acaba de consumarse la obra
que la ingratitud y la traición comenzaron en 1845. Más de la mitad de la
República se vendió al enemigo invasor por una suma despreciable, el resto de
nuestro territorio quedará ocupado por los mismos soldados norte americanos
convertidos en guardias del traidor Peña, para sostener el crimen más atroz que
vieran los siglos pasados.
Los pasados nos recuerdan al Conde don
Julián entregando a su patria por un resentimiento personal; pero este hecho
horroroso ninguna comparación tiene con el de Peña. Aquel malvado, ciego de
cólera, hizo entrar en España a los moros, exponiéndose per5sonalmente, más
éste, para conservar el poder, vende a su Patria sin el menor riesgo, después
de haber desarmado a la Nación extinguiendo el espíritu público, y queriéndola
persuadir que su afrenta es un bien, que su oprobio es un honor y que el estado
humillado en que se ve postrada a los pies del enemigo, es una posición
brillante de un porvenir lisonjero.
¿Y Será posible, americanos, que
sufráis tranquilos e impasibles tanta afrenta? ¿Veréis con sangre fría vendidos
a vuestros hermanos de California, Nuevo México, y Tejas, a esos valientes que
constantemente se han batido como una guardia vuestra, para sostener la
religión, las costumbres y la nacionalidad a México?
¡No! no, no, mil veces no!; pequeños
en número los que subscribimos pero resueltos a perecer en sostener los más
caros intereses, os invitamos que a nuestro ejemplo, empuñéis las armas contra
el traidor gobierno, levantando la bandera de la insurrección. A ella apelaron
España, México y otras naciones para sostener su independencia y lo logaron;
hagamos ahora lo mismo proclamando los siguientes artículos:
1º.- sostener a toda costa nuestra
religión, C. A. R., por no haber conocido otra secta en la República.
2º.- Respetar el culto de la Iglesia y
sus ministros todos.
3º.- Sostener los fueros militares
exceptuando a los que sostengan la iniquidad de la venta de la República por
los traidores a Scott.
4º.- No dejar de la mano las armas por
el sacrosanto sistema de la federación.
5º.- Todos los ciudadanos que fueren
amantes de su país natal y tomaren las armas en defensa de la causa que
luchamos será examen de sus servicios y serán condecorados.
6º.- Cualquier clase de persona que se
acogiera con el que se apellida gobierno, a sostener la venta de la Nación,
vendida a los norteamericanos en 15 millones de pesos, será aprehendido como
traidor de la ilesa (sic) nación y sufrirá el castigo que le demarquen las
leyes del actual sistema, confiscándole todos sus bienes.
7º.- No se forzará a ningún ciudadano
a que por fuerza preste los auxilios que no tenga, ni imponer la pensión no
contando con ningunos bienes, mucho menos inferirle alguna tropelía, ni a su
familia, a menos que por datos positivos se sepa que pertenezca a los hijos de
Fernando el bruto.
8º.- Todos los beneméritos mexicanos
que han prestado auxilio para la segunda Brigada que de un año a esta fecha
sostenemos a esta causa, será respetados con sus familias, con el pudor que sea
necesario a su delicadeza.
9º.- Toda clase de señores oficiales,
sargentos, cabos o soldados, que por cohecho o soborno deje comprar su opinión
para ser contrario al actual sistema, será pasado por las armas pues así nos
enseña el que se apellida gobierno.
10º.- Por todas las partes por donde
transitare esta 2ª Brigada se respetarán las autoridades; pues para todos los
auxilios que fueren necesarios, se contará con ellas y sólo se exceptuará la
que echaren a huir sin tener ninguna contestación; pues se comprenderán como
tales enemigos.
11º.- No podrá exigirse a ningún
ciudadano contra su voluntad, mucho menos el que tenga impedimento físico, pues
si observare con algún interés de esta parte sus propiedades se quiera exigir,
se tomarán la reglas providenciales que fueran necesarias.
12º.- A ninguna clase de jefes u
oficiales de los que se hallan en esta sección del actual sistema, les será
permitido tener conferencias ninguna por otro gobierno que no sea el actual y
para el efecto, será con pleno conocimiento del E. S. Gral. En Jefe de la
Sección del Ejército Remune45rador de la Libertad e Independencia Constitucional,
don Mariano Paredes y Arrillaga o por el segundo su voz, Gral. Don Eleuterio
Quiroz. Pueblo de Xichú.- Octubre de 1848.
La proclama transcrita es, en parte,
la que lanzó el Padre Celedonio Domeco de Jarauta, en Lagos el 1º de junio de
1948. (En San Luis Potosí hay una calle con su nombre Domeco).
En el primitivo plan del Padre Jarauta
los artículos se reducían a los cinco siguientes:
1º.- Se desconoce el actual gobierno
por haber traicionado a la Nación.
2º.- Reasumen, en consecuencia, los
Estados su soberanía.
3º.- Los mismo acordarán los medios de
reemplazar al gobierno decaído.
4º.- Los excelentísimos señores
Gobernadores de los Estados designarán la persona o pe4rsonas q2ue deban mandar
las fuerzas que haya en ellos.
5º.- Las fuerzas del ejército permanente
que se adhieran a este plan, quedarán, conforme la ordenanza, a las órdenes del
Jefe o general de más graduación de los que lo secunden.
Este plan fue ampliado en parte por
Arrillaga; pero son Manuel, amante de las antiguas historias, metió en la
exposición del plan, al conde don Julián, del que a buen seguro ninguno de los
que leyeron supieron quien era ese personaje.
Reunido Paredes con Jarauta, ocupó el
15 de junio la ciudad de Guanajuato.
Don Anastasio Bustamante reunió sus
tropas con las del Gral. Miñón, las del general Yáñez y algunos cuerpos de
caballería del Gral. Lombardini y con esos elementos atacó a Guanajuato el día
18 de julio.
Los alzados no resistieron mucho y el
Padre Jarauta fue hecho prisionero en el cerro “Gritería” por el capitán
Vicente Camacho y el sargento Domingo Celaya. El fraile guerrillero fue pasado
por las armas tres horas después de haber sido aprehendido, en la plaza de la
Valenciana.
Se dice que Jarauta, antiguo
guerrillero carlista, era inclinado a todo lo que significase reacción
conservadora y estaba habituado al desorden y la indisciplina. Jarauta se hizo
guerrillero contra los norteamericanos por sus mismas inclinaciones a la
revuelta, no por simpatía al país a donde lo trajeron las derrotas de sus
cófrades en España.
Si algún mérito llegó a adquirir como
jefe de partida contra los invasores, no por eso pudo creerse autorizado para
volverse contra el país al cual quiso servir en nuestras guerrillas, que como
sabemos, no todas supieron cumplir con su obligación y su mayoría perjudicaron
grandemente a diversas localidades y a numerosos y pacíficos infelices.
El Padre Jarauta, o era un loco, o un
hombre revoltoso, o que tuviera algo de Quijote y sintiéndose más papista que
el papa, vino a pelar por un país que no era el suyo, recibiendo algunas
heridas en su empresa. Esto es cosa que no debemos aclarar aquí por tratarse de
puntos de historia general, lo único que puede decirs4e es, que pudiendo el
gobierno tratar con más benignidad al prisionero, teniendo en cuenta sus
servicios en la guerra del 47, no lo hizo.
En cuanto a Paredes y Arrillaga, junto
con sus demás socios se escaparon en la madrugada del 19, sin que las fuerzas
gobiernistas, ni nadie, se ocuparan de los en lo sucesivo, a pesar de saberse
que estaban ocultos en la ciudad de México.
Esta larga mirada nos ha desviado del objetivo
principal de la narración; pero sirve para dar a conocer el carácter ampuloso
de mi tío abuelo don Manuel Verástegui; pues para muestra basta con un botón.
Los sucesos de marzo de 1849 en
Rioverde se pueden conocer por los siguientes documentos:
“Dos ex6traordinarios llegados a esta
Capital, uno en la mañana y el otro en la tarde del sábado 10 del corriente,
trajeron la inesperada cuando la lamentable noticia de la derrota de la Sección
del Gral. Valentín Cruz, en la hacienda del Jabalí, por los rebeldes de la
Sierra en la mañana del 29 y entrada de estos a Ciudad Fernández y Rioverde
Todas las relaciones que se tienen
sobre este infausto suceso, aunque discordes en algunos puntos secundarios,
convienen enteramente en que el desastre ha sido debido, no a la superioridad
numérica de las fuerzas del enemigo, sino a la falta de precaución y vigilancia
que había en el campo de la fuerza del gobierno, y ni puede ser otra cosa,
cuando la experiencia ha acreditado que los sediciosos no han presentado
ninguna acción militar; pues los triunfos que han obtenido alguna vez, han sido
por sorpresas momentáneas y repentinas que les han proporcionado las
circunstancias que han sabido aprovechar.
Dispersadas y puestas en confusión la
Sección del Jabalí, en la que pereció la mayor parte de la infantería, el
enemigo se dirigió sobre Rioverde, atravesando por Ciudad Fernández en donde
los vecinos hicieron una vigorosa resistencia.
Hechos de Armas en Rioverde. E.V. por Jose de Jesus Alvarado Orozco
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