El Rio Verde
El Doctor Eleno Cervantes fue uno de los pocos que se
atrevían a desafiar las aguas del río Verde crecido. Parece ingenuo, pero era
deporte de los sanos rioverdenses del siglo XIX.
Tal vez, con la
nostalgia del mar, de la Armada Nacional, el doctor encargó la construcción de
una barca a la que bautizó como “La Descubridora”.
Rio, solki y tren
Con el proyecto de que,
en una creciente, llegaría a Tampico; para lo cual se asoció con
Anacleto Pedraza y un negro quien había sido marinero, y en fechas recientes
había llegado a la población.
No tardó en venirse la época de las lluvias, y el río se
encajonó. Botaron la barca cargada de provisiones; sin embargo, el agua formó
remolinos y el bote zozobró.
Rio y puente
El agua le arrancó la ropa al terapeuta pero logró salir. Por
su parte, el negro también nadó, aunque con dificultad pero se salvó.
En cambio, el agua se llevó a Anacleto Pedraza. El doctor lo
buscó hasta la noche. Cuando regresó
exclamaba ¡Sin duda que Pedraza se ahoga!
Frase que se hizo del dominio popular hasta la primera década del siglo XX y
que se pronunciaba cuando se creía que un asunto, no iba a salir bien.
Dr. Salvador Gallardo
El Dr. Salvador Gallardo, refiere: que su origen fue una
apuesta con otro señor de apellido Pedraza, por mal nombre “Chepe Judas” al que
lo hubieron de rescatar de la corriente.
El doctor Cervantes después de salir y buscarlo en traje
adánico, exclamaba la expresión que hizo fortuna y que se ha repetido por
varias generaciones, viniera al caso o no.
Panoramica
Apuntes para una historia local – José de Jesús Alvarado
Orozco
Fotografía: Elena Rodriguez de la Tejera
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