LAS CEIBAS DE RIOVERDE
ATRACTIVO ARQUEO-ECOLOGICO
3ª. Parte de 4
Otro afrancesado era D. Rafael
Vallejo, que era un hombre de honor. Entre los liberales y los que no eran
nada, se encontraban los jóvenes Verástegui, las Uthurry, que tenían fama de
ser flacas como fideos, Doña Flora Pando de Escandón, y sus 5 niñas; Rosa, la
mayor, era morenita; Elvira, Luisa, Herminia y Mariana, todas güeritas como la
mamá doña Marianita Martínez, tan gorda que su marido le decía “mi barril con
patas”, piropo que hacía reír a Marianita, pues tenía buen carácter, todo lo
llevaba a risa, cualidad que parece ser común en todas las gordas.
Los munícipes, el Lic. Tirso García,
don Vicente Verástegui que tenía una imprenta y publicaba un periódico llamado
El Rioverdense y que puso en letras de molde toda la ceremonia, don Antonio
Ruiz que figuraba en el H.A. y don José María Vega, don José Francisco Ruiz (de
los de la Fama) y el señor D. Paulo Verástegui de la Vara, que también tenía
sus entrevistas con Las musas, improvisó una poesía donde revelaba el abolengo
de las jóvenes ceibas (seis años de edad y casi 20 cm. de grosor) “que eran
hijas de la enorme Ceiba, que señorea en la Hacienda de San Diego, a cuya
sombra el obispo, y después el arzobispo y
gobernador de las Islas Filipinas, Don Antonio de Rojo y Vieira vigilaba
la construcción de la capilla… y que ya era vieja cuando el valle de Rioverde
fue conocido…”
Don Gonzalo Verástegui también
improvisó sus piropos a “las primaverales ceibas, que al pasar de los años se
transformarían en frondosos árboles eternamente jóvenes”, estas poesías como
fueron obra de la inspiración del momento no se conservaron, solo el discurso
de don Marianito, por estar escrito se reprodujo en El Rioverdense.
Sembradas
por D. Rafael Villapando, originario de Aguascalientes en 1872 (Memo Alvarado)
ESTE
Blog agradece a la Lic. Elena Rodríguez de la Tejera los archivos aquí
compartidos
Atentamente
Arturo González Pérez
R2D2
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