jueves, 13 de agosto de 2015

El Museo Regional del Río Verde Parte 4 de 7 - Luz Carregha Lamadrid

Restos Prehispánicos exhibidos en el Museo - notese las "Orejeras y el Collar que acompañaban el entierro" como parte de su ritual.

El Museo Regional del Río Verde
Parte 4 de 7
Luz Carregha Lamadrid

Otra de las tareas realizadas fue aplicar una encuesta entre la población para conocer el interés en un Museo. El resultado favoreció la propuesta de un museo dedicado a la Arqueología en primer lugar y a la Historia en segundo.


Durante 1996, frecuentemente la prensa local hizo referencia al proyecto del Museo.

 Sin embargo, aún faltaba el lugar donde instalarlo. Finalmente, en agosto de 1997, el gobierno del estado encabezado por el licenciado Horacio Sánchez Unzueta decidió apoyar el proyecto y lo hizo a través de su Secretario de Tesorería el Lic. Jose Luis Ugalde Montes.

Con ese fin adquirió un inmueble y lo entregó en comodato a la Asociación Cultural de la Zona Media, A.C. para la instalación del Museo. 

anillos Prehispánicos

El edificio elegido fue construido durante el porfiriato en un terreno que donó al municipio el entonces jefe del partido de Rioverde, Paulo Verástegui, para que se instalara ahí una escuela de música.

También la dotó de los instrumentos necesarios. Además, Paulo Verástegui solicitó al potosino Julián Carrillo –entonces director del Conservatorio Nacional de Música–, enviara un profesor que se hiciera cargo de la  nueva institución educativa. 

Posteriormente, en 1920, el edificio fue adquirido por particulares y destinado a casa habitación. Con el paso de los años fue fraccionado. 

Otras figurillas mas del culto a la fertilidad
notese las piernas voluminosas fuertes para dar a luz

Por su parte, la calle donde se encuentra el inmueble fue una de las más importantes de la ciudad a partir de la inauguración del ferrocarril San Bartolo-Rioverde en 1902.

 Entonces fue ampliada para comunicar el centro de la cabecera municipal con la estación ferroviaria. Esta avenida fue conocida popularmente durante muchos años con el nombre de “calle de los cuecillos”, porque en ella se localizaban varios montículos en los que se encontraron vestigios arqueológicos hoy desparecidos.

Un "Raspador y dos piedras de mortero
el donador de una de estas piezas la ocupaba de pisapapeles

Fotografía: Elena Rodríguez de la Tejera









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