Ma. Teresa Verastegui Nieto
Las noticias que llegaban aquellos días eran desconsoladoras. El ejército no podía detener el avance del enemigo, que había desembarcado en Veracruz y se dirigía a la ciudad de México y San Luis no contaba con medios para oponer resistencia al paso de las tropas de Taylor, posesionadas de Saltillo.
En éstos momentos de verdadera angustia, en los que los continuos
fracasos y desastres de nuestras tropas hacían acobardar hasta a los valientes,
surgió un hacendado potosino renunciando a la vida muelle de la casona de la
finca, situada fuera de la zona de peligro inmediato, para dar el ejemplo a los
de su clase tomando las armas contra los invasores y pagando los gasto de
quienes lo siguieran.
La invitación que hiciera don Paulo para formar las
guerrillas apareció en el periódico oficial “La Época” en mayo de 1847. Esta
medida le permitió estrechar los vínculos en la cercanía de sus propiedades con
su propia gente y, al mismo tiempo, fortalecer las relaciones con la autoridad
gubernamental.
INVITACIÓN.- El que suscribe, propietario de la hacienda de San Diego y otras fincas de campo en el Distrito de Rioverde, para organizar una guerrilla contra el invasor, invita a los arrendatarios de ella, de “Cieneguilla”, “Tecomates”, “Gallinas”, “Las Adjuntas”, “Chupadero”, y “Tamasopo”, a que concurran con él a formar una guerrilla de voluntarios que, cuando llegue el caso, hostilice y persiga al ejército norteamericano y le haga una guerra tenaz y continua en justa defensa de nuestros derechos y de nuestro honor ultrajado. Al efecto,
MANIFIESTA: Que como todos y cada de uno de los
mexicanos, estamos obligados a defender nuestra nacionalidad tomando las armas
personalmente, porque ha llegado el caso de que la nación toda se levante a
tomar venganza y reparación de los agravios que ha recibido, yo, que así lo
haré también quiero, además, emplear parte de los bienes que tengo en ayudar a
mis compañeros de armas para que nunca y por ningún motivo ni pretexto, las
dejen de la mano, ni se retiren del teatro de la guerra hasta morir
gloriosamente o haber acabado con la infame horda de salvajes que ha soñado en
la conquista de éste hermoso país y con la esclavitud de nuestra raza.
Deseo por lo mismo, crear otro estímulo y recompensar, en
cuanto me sea posible a los que conmigo quiera cumplir ese tan sagrado deber,
que la patria, hoy más que nunca reclama de todos sus hijos. PROPONGO, pues, lo
siguiente:
I. Todo aquel de
mis arrendatarios que voluntariamente quiera alistarse en mi guerrilla, ofrezco
perdonarle la renta de su casa y de sus animales, desde el tiempo que empiece a
servir en ella y mientras dure la guerra.
II. Además de
esto, a las familias de los que tomen las armas se les dará por mis encargados,
en cada rancho, dos almudes de maíz y un cuarterón de fríjol semanariamente
para su manutención, y esto mientras lo haya en mis trojes y bodegas, por el
tiempo que asistan a la campaña.
III. Al que pusiera
su caballo, silla y armas, si alguna de estas cosas perdiere en el servicio
nacional, será pagado su valor por mí, a la conclusión de las actividades,
previa la debida justificación.
IV. En todas mis
tierras de sembradura serán preferidos, para obtenerlas, los que se alisten en
la guerrilla, y no podrán considerarse con derecho a ellas los que
permanecieran egoístas y sordos al clamor de la Patria
V. A los que, por
desgracia, quedaran inutilizados y a las familias de los que mueran en acción
les asignaré, de mi propio peculio, una pensión arreglada a las circunstancias.
VI. A todo aquel
de mis compañeros que se distinga por su valor y su actividad en la guerra en
grado heroico, concluida ésta le asignaré una recompensa vitalicia en la
proporción debida, que consista en bueyes, tierra de sembradura y bestias para
le proporcionen el descanso a que se haya hecho acreedor por su buen
comportamiento.
V11.-Todo el botín que la guerrilla llegue a hacer al
enemigo, será religiosa y proporcionalmente repartido entre los individuos de
ella según previene el reglamento de Estado. Y la parte que a mí, como jefe,
pudiera alguna vez tocarme la cedo en favor de mis compañeros.
>>La Guerrilla se pone bajo la protección de la memoria
del Benemérito General Hidalgo, Padre de la independencia mexicana y toma su
ilustre nombre que llevará en un estandarte con el siguiente lema “¡O mexicanos
o yanquis en el territorio Mexicano!”.
Bajo éstas bases invitó al alistamiento voluntario, para el
cual quedaron abiertos registros en las casas de los encargados de los ranchos
a donde podrán acudir a alistarse los que gusten, expresando de que manera,
para las respectivas disposiciones. Por lo tanto: Excito al patriotismo de
todos y, en virtud de él, espero se haga por mis arrendatarios un esfuerzo
digno, que coopere a la salvación de nuestra independencia.- Hacienda de San
Diego, Mayo de 1847>>
El ejército norteamericano no se acercó a San Luis Potosí y
se contentó con la ocupación de la capital y la región Central del país, se
negoció la amnistía y la guerrilla de Rioverde no llegó a realizarse.
Bibliografía
5.- Imagen de Don
Paulo Verastegui II, a lápiz propiedad de Don Octaviano Cabrera Ipiña aparece
en Cinco haciendas de Bazant
Atte. R2D2
0 comentarios:
Publicar un comentario