En general, la aparición se trata del fantasma de una
carreta que deambula por las noches las callejuelas de la localidad,
especialmente aquellas dónde viven jóvenes libertinos o matrimonios que pelean constantemente
en noches de mucha oscuridad de cuando lo había alumbrado eléctrico.
También se comenta que aparece cerca de la casa de alguna
persona que se ha vuelto muy codiciosa o un avaro que acaba de morir. En ambos
casos, la presencia del espectro es una advertencia a los pobladores que
corrijan su forma de vivir y busquen el buen sendero, se le ha visto por las
calles de Ocampo, Comonfort y Lerdo de tejada entre otras.
El fantasma se caracteriza porque a simple vista, se
observaría que la carreta camina por sí misma, con la yunta alta y vacía, sin
bueyes que la arrastren o yuntero que la dirija; aunque el mito cuenta que
realmente sería conducida por el fantasma de una bruja o incluso en ocasiones
por el mismo Satanás en persona, generalmente de forma invisible o convertido
en un buitre, baja del cerro de Las Peñas, pasa por el centro y llega hasta el
cerro de la Cruz.
Otra de las características del mito, según las versiones de
la leyenda, es la presencia dentro del cajón de la carreta, del cadáver o
espectro del dueño de la misma o de otra persona castigada a deambular dentro
del vehículo por la eternidad como castigo por su mala conducta y como ejemplo
para el resto de las personas. En otras ocasiones, el alma de la persona que ha
visto la carreta y muere, queda para siempre atrapada en el cajón de la misma.
Lo más frecuente es que las personas describan que han
escuchado el traqueteo de la carreta sobre el camino y las calles, pues verla
comúnmente implica que el personaje que la ha visto morirá en el transcurso de
los siguientes ocho días, además de que muchas veces verla puede hacer pensar
al oyente que el fantasma vino explícitamente a asustar a los pecadores, dado
que el espectro es, básicamente, un espanto de castigo o advertencia.
Es frecuente también
que varias personas reporten haberla escuchado al mismo tiempo a una misma hora
(es un espectro con el don de la ubicuidad), avanzando lentamente hasta la
puerta misma de alguna casa, para luego inmediatamente oírla distante alejarse.
En algunas versiones también, la aparición del espectro anuncia la pronta
llegada de una desgracia que se avecina, por lo que también se le considera un
entidad pronosticadora de malos augurios.
También hay versiones en donde no siempre la visión de la
carreta implica la muerte. En algunas ocasiones, escuchar la carreta sin bueyes
y salir a enfrentarla es visto como un símbolo de valentía. En general, como la
carreta es un espectro cuyo propósito es disciplinar a los han elegido el mal
camino, su visión por parte de las personas cuyos actos no son motivo de
castigo no implica la muerte, aunque los que sobreviven suelen enfermar por un
tiempo y quedan con alguna deficiencia para toda la vida, como padecer de
estrabismo o tartamudez.
Finalmente, también es frecuente que algunos que sobreviven
la hayan visto por accidente, confundiendo el sonido de su andar nocturno con
el de una simple carreta normal, pero llevándose la sorpresa de ver la
aparición ambulante sin los bueyes esfumándose en el aire. Estos últimos casi
nunca tienen consecuencias más que haberse llevado el susto de sus vidas.
Era común, también, que los que resultaban asustados por la
carreta sin bueyes se trataran de personas embriagadas deambulando por las
calles a altas horas de la noche, en cuyos casos, la aparición del fantasma era
explicada por los médicos como un caso de delirium tremens.
FERNANDO CHAVIRA LOPEZ TEXTO Y FOTOGRAFIA
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