1ª. parte de 4
MEMORIA DE LA SEÑORA ESTHER GONZÁLEZ
OBREGÓN DE VERÁSTEGUI
Esas Ceibas que están al lado sur de la plaza
principal, ya estaban bastante gruesas cuando yo llegué a Rioverde en 1900.
Como me interesaba saber los acontecimientos históricos de este pueblo, no supe
la historia de las Ceibas, ni quién o quiénes las habían plantado, hasta que
tuve amistad con mi vecina Pomposita Alvarado Villalpando, así que ella me
empezó a contar anécdotas de sus hijos, tenía tres; Valente el mayor, una
muchacha llamada Trinidad y el más chico Antonio, y por serlo era el mandadero,
y como eran pobres, compraban lo que necesitaban en la tienda de la esquina, ya
fuera un pan o jabón, arroz, fideo, manteca, etc.
El pobre chiquillo soportaba las impertinencias de una
señora que siempre estaba en la ventana enterándose de lo que no le importaba,
pasaba Antonio y – “Oye, ¿cuánto te costó? Hummmmm, y con esa poquedad van a
comer todos hummmmm… Oye muchacho, a ver enséñame ese arroz hummmm, muchacho,
ese arroz tiene gusanos, está picado…”. Y así multitud de veces hasta que…
Pomposita se reía con ganas de contármelo… “Oye muchacho, déjame ver esa
manteca que llevas”, Antonio se acercó y le presentó la cazuela donde llevaba
medio kilo de manteca… la vio y haciendo un gesto de desagrado: “Muchacho, esta
manteca está rancia”… fastidiado Antonio le metió por las narices la cazuela
diciéndole: “No, ¡huelala!”.. y santo remedio, escarmentada para siempre quedó
la fastidiosa mujer…. Con la cara embadurnada de manteca… yo tuve que ir a
comprar más.
Sembradas por D. Rafael Villapando, originario de
Aguascalientes en 1872 (Memo Alvarado)
ESTE Blog agradece a la Lic. Elena Rodríguez de la
Tejera los archivos aquí compartidos
Atentamente Arturo González Pérez
R2D2
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