lunes, 6 de julio de 2015

Apócrifa historia de Rioverde - Amado Nieto Caraveo - 4ª de 4 Partes

Esqueleto de un Molino de caña

Apócrifa historia de Rioverde.
Amado Nieto Caraveo.

4ª de 4 Partes 

Hubo un tiempo en que la gente sembraba cañas de azúcar y había molinos por doquier. Para los niños de entonces la mayor diversión era asistir a la molienda de la caña y paladear los productos intermedios del piloncillo. 

Subsisten algunos esqueletos de molinos, objetos de ornato, curiosidad, o vanidad, que nada significa para los actuales niños del video.

 Los principales productos agrícolas de la región son el chile y la naranja. Hay jitomates, cuando se salvan del granizo; aguacates, cuando no se hielan; melones y sandías, cuando no se inundan. Nadie se explica la presencia continua de la tragedia agrícola, pero siempre este año ha sido el peor de todos. La historia registra una excepción, cuando el auge llegó a Rioverde por misteriosos y cuestionables caminos, que la ley se encargó de echar a perder al tipificarlos como delitos contra la salud.

Protoespiritus atendiendo la tienda de "La Fama"

La tragedia es la esencia de la vida en Rioverde. Si no aparece, hay que inventarla. Existen tres Tragedias Mayores en la mitología naranjópolitana. 

Dos de ellas se encuentran ampliamente documentadas en el dossier “Tragediario de Rioverde” que se encuentra en la Biblioteca Pública Municipal (en la plaza de San Juan), y son “La Quemazón de La Fama” y “El Derrumbe de la Torre de la Parroquia de Santa Catarina”, la tercera tragedia aún no ha ocurrido, pero el alma del rioverdense la ansía: “El Desplome del Puente Verástegui”.


Por supuesto que en Rioverde ocurrieron batallas gloriosas durante la revolución, ¿dónde no?, el problema es que el más minucioso análisis histórico no ha podido dilucidar si en “La Batalla de las Calaveras” los federales defendían la plaza o se querían apoderar de ella. Se desconoce la importancia estratégica que hubiera podido tener el control de una región aislada entre dos serranías escabrosas y con un río a medio secarse. 

Seguro que los altos mandos de los ejércitos en combate ni se hayan enterado de los zafarranchos y que todo fue pretexto para los caciques locales.

Protoespiritus de "Cedillistas"

En Rioverde la historia transcurre con lentitud, cuando transcurre. Varios años después nos enteramos que La Nueva España había cedido el paso a México y todavía hay algunos viejitos de la “Calle del Comercio” que preguntan por Maximiliano. 

Todos estos “hechos históricos” han sido saqueados de Rioverde, al igual que las piezas arqueológicas de la Media Luna. Subsiste, como quiera, el ánimo trágico, única posibilidad de rastrear un pasado donde siempre es de tarde, huele a azahares, se comen cañas, y de un momento a otro ocurrirá una novedad, que siempre es la misa, porque ya está dicha, por los siglos de los siglos.

fantasmas en la calle del comercio

Fotografía: Elena Rodríguez de la Tejera


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