miércoles, 1 de julio de 2015

Apócrifa historia de Rioverde - Amado Nieto Caraveo - 1ª de 4 - partes

Nuestros orígenes

Apócrifa historia de Rioverde
Amado Nieto Caraveo
1ª de 4 - partes

Cuentan que la Santa Catarina era la hija de un rey egipcio muy malo, que sin más la mató porque le rezaba a un Dios sin nombre. Pero esto tiene poco que ver con la verdadera historia de la ciudad de Rioverde, mucho menos lo tiene con la falsa.

 Diversos historiadores se disputan el derecho de afirmar quién es el auténtico fundador de esta ciudad, como si ellos hubieran sido los protagonistas de la historia. Nunca le atinan.

 Por aquellas fechas, en el siglo dieciséis, la región que hoy ocupa Rioverde estaba poblada por tribus
Otomíes. Luego de su colonización ha sido habitada por fantasmas. 

Este fantasma de una mujer de negro continua apareciendo hasta el día de hoy
a todos aquellos que se portan bien.

 La gente que ha vivido en la región: españoles, mestizos y criollos (a mediados del siglo XX se agregan más españoles), al poco tiempo de llegar se desprenden de sus equipos corporales y se convierten en espíritus que, de acuerdo al caso, van a pulular a la plaza de San Antonio, al panteón municipal, las vías del ferrocarril o la casa de la familia si andan en busca de ayuda para salir del purgatorio.

La primera alma en pena famosa fue Fray Juan Bautista de Mollinedo, de quien dicen las malas lenguas, no era fraile ni repartía las aguas del Jordán. Le gustaba bañarse en el río de la región, quizás de ahí le viene el mote, porque lo bautizó con el nombre de Río Verde. Y es que resulta que por aquellos tiempos había un río y era verde, que hoy en día se ha convertido en una costra que allá de vez en cuando todavía sangra. Dicen las profecías, tan comunes en esta región, que “algún día las aguas rellenarán el cauce, arrastrando siglos de odio y progreso, y las aguas serán tan saladas como el mar”.

Fotografía: Elena Rodríguez de la Tejera



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