Acueducto de Angostura
LA CUEVA ENCANTADA
1ª. Parte
¿Oiga Pedrito y no le tiene usted miedo
al diablo? - pregunto Don Cayetano
Vásquez, cándido habitante de El Jabalí, de esos que crecieron con la tierra,
con las historias y leyendas que oyó de sus mayores, - “yo desayuno diablitos”, - contesto Pedrito
que era un mocetón veinteañero de esos que se sentían libres subiendo cerros y buscando
cuevas para explorar.
“Ah bueno” – dijo don Cayetano,
porque yo conozco la cueva en donde la hacendada Inés Navarro escondió la vajilla
de su cocina por miedo a los revolucionarios, - ¿y como conoce usted esa cueva?,
pregunto Pedrito al que ya le había entrado la curiosidad – “pues mi papa me
llevo una vez a ese cerrito y me la mostro y me dijo: “mire mijo, aquí fue
donde ayude a la bruja a esconder todos los trastes de su cocina” contesto Don
Cayetano Vásquez, que con sus 80 años a cuestas aun cabalgaba en la ilusión de
una Patria Democrática.
(Nota del Autor): A Doña Inés no le
decían “La Bruja” por mala o por que tuviera pacto con el diablo, sino por su
capacidad de convertirse en “nahual” y por las noches recorrer sus sembradíos,
cuidando que manos poco hacendosas se apropiaran del trabajo de sus esfuerzos.
“Pues si usted me lleva, con gusto le
atoramos” – contesto Pedrito al que ya le había entrado la curiosidad y el
hambre de aventura – “pues el día que usted quiera, a fin de cuentas no queda
lejos de mi casa” – contesto Don Cayetano muy contento de haber encontrado a
alguien que le ayudara a desentrañar esa vieja historia que le conto su papa.
“Pues el próximo jueves por la mañana
por allá nos vemos Don “Caye””, - contesto Pedrito y se despidió. Los siguientes días de la semana
se dedicó a buscar a su amigo “El Griego” que como a él, le encantaba eso de
rescatar princesas de torres fortificadas.
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