jueves, 16 de junio de 2022

Historia de la casa de Arista # 12 en Lagunillas S.L.P.; Parte 2 de 2

                                                                                                   Fotografía: Mary Colman


                                                 Alma Pérez Olvera

Yo esperaba esa venida de “Chupaderos como cualquier niño deseoso de novedades, esperaba con ansia esa llegada para comer pitahayas y gorditas paseadas (los restos del lonche que los arrieros ya no pudieron comer).

                                                     Arturito 1 año

Las demás necesidades de golosinas las amenguaba Don “Chilolo”

                                                   Don “Chilolo”

Él nos daba un dulce por cada monito (resto prehispánico) que encontrábamos en las tierras de Don salvador Olvera, en un gran montículo Prehispánico que permanece ahí sin ser investigado por el I.N.A.H.

 

(Montículo Prehispánico correspondiente al periodo “La Cultura del valle del Rio Verde, entre los años 900 al 1200 con caracteristicas netamente Mesoamericanas y algunas propias como el uso del tabaco y que mantuvo relaciones comerciales muy estrechas con Teotihuacan y abarco lo que hoy conocemos como Zona Media).

al que solo había que escarbar y siempre localizábamos deliciosos dulces, además que en su tierra que quedaba detrás de mi casa, nos surtíamos de coyoles deliciosos (Mini jícamas de la siembra que para el dueño eran una plaga, pero para el grupo de chiquillos que los buscábamos eran un manjar.

                                 Banda de saqueadores arqueológicos.

             Y al parecer la revolución no había pasado por “Chupaderos”

Lo cierto es que Natividad Rodríguez acudía cada año a Rayón a pagar las disque contribuciones o al menos así lo externaba. ¿Se preguntarán por que a Rayón y no a Lagunillas algunos amantes de la historia?

Cuentan algunos viejos que se reúnen alrededor de una fogata con una botella de “Charanda”; que en el D.F. los ex dueños de la hacienda de Rayón habían sobornado (podrán creer que alguna autoridad sea sobornable o reciba dadivas, yo no) al repartidor de ejidos que había nombrado el presidente de la Republica Lázaro Cárdenas del Rio.

               Presidente entre el 1 de dic. de 1934 y el 30 de nov. de 1940.

En la época de la revolución llegaron por aquellos rumbos unos bandoleros que se hacían llamar revolucionarios y prendieron a Plutarco Rodríguez y lo iban a fusilar por que no quería decir donde habían enterrado su dinero los hacendados (lo que yo creo es que estos se lo habían llevado con ellos cuando salieron huyendo hacia el Distrito Federal).

                                                  Revolucionarios

Estaba el pelotón de fusilamiento a punto de ejecutarlo cuando un hombre valiente de Rayón grito “ese hombre vale un morral de plata” el jefe de los bandoleros detuvo el fusilamiento y dijo al hombre que había gritado… “a ver ve tu por ese morral de plata y mientras regresas tu familia quedara prisionera”.

                                             Jefe de los bandoleros

Y así partió el hombre hacia lagunillas a contarle a mi bisabuelo los hechos y este le entrego el morral de plata y el hombre regreso, lo entrego a los revolucionarios y Plutarco quedo en libertad.

Si ya se que la historia dice “Morral de plata” pero no encontré otra foto

Y seguramente Don Pedro si contaba con mas de un morral de plata por que presto a mi abuelo paterno Trinidad González un morral para comprar en el rancho de “Encinillas” 20 hectáreas de tierra labrantía, mismos que nunca le fueron devueltos a Don Pedro, (según mi abuelita “Tiva” y a donde mi padre Jesaur González López, Que quedo huérfano muy pequeño, heredo las tierras y la deuda.

                                          Don Jesaur González López

Mismo rancho a donde llevo, cuando se “robó” a mi madre Alma Pérez Olvera, pero mi “Abuelita Tiva que era muy brava, arreglándose las enaguas se apersono en “Encinillas” y dijo a mi madre “como es que estas aquí con este hombre, que no sabes lo que su padre le hizo a mi padre” (seguro hablaba del morral de plata), Y tomándole de las greñas la regreso a Lagunillas, pero esta es otra historia…

                      El tío Pedro Pérez Olvera hermano de mí madre.

Aunque a la verdad Plutarco nunca quedo muy legal, lo recuerdo paseándose por la casa con una copita de tequila que le daban exactamente a las 12 del día y esta copita le duraba horas, después regresaba a su cama y ahí permanecía hasta la hora de cenar.

La casa de Arista núm. 12 era mágica estaba echa de pedazos de sueños, de amigos, de vecinos y de familiares, claro, todo el pueblo éramos una gran familia.

                                                  Arista no. 12

Como cuando mi mama se fastidiaba de mí y me decía…váyase con sus primos, y yo corría a la casa de mi tía “Tencha” Hortensia Andrade Andrade, como mencione un párrafo arriba no importaba si en realidad teníamos lasos sanguíneos simplemente éramos una gran familia.

… y yo corría a ver los “Picapiedra” por que quiero decir orgullosamente que missss primos tenían una de las dos televisiones que había en Lagunillas la otra la tenia un señor que vivía en la calle Real.

Y con honor a la verdad mis primos a mí no me cobraban los 20 centavos que salían cobrar a toda la chiquillada, por que era de la familia claro.

Pero de alguna manera si me cobraban por que yo era el encargado oficial de traer las golosinas con lo que se había juntado de la tienda de la esquina, o del arbolito como solían decirle la mayoría, esta era propiedad de otro gran amigo mío “El Tavo”, Sr. Gustavo Luna.

El “Tavo” de niño.

El Sr. Gustavo Luna; todo tronco fuerte da ramas fuertes como estas.

El papa del Tavo no crean que era muy buena gente, dejen les cuento y ustedes juzguen, un día dure un buen rato estuve esperando que una gallina pusiera, y una vez que sucedido, tome el huevo y corrí a la tienda del arbolito a cambiarlo por dulces y …otro sueño roto, me regresaron con todo y huevo…A VER LLEVEN ESTE NIÑO Y ESTE HUEVO CON LAS RODRIGUEZ, grito el papa del Tavo.

 

Aquí esta la tienda “del Arbolito” de donde me mandaron sin dulce y con un huevo de regreso.

Pero no crean que éramos muy pobres teníamos dos radios y uno ya era de electricidad, el de la casa de Lagunillas el otro el del rancho “Chupaderos” si era de baterías, bueno, una sola batería, negra, redonda y mas grande que tres celulares juntos.

                                               Radio de la casa.

                                              Radio del rancho.

 En ellos solíamos escuchar a “Chucho el roto” y claro como niño que era solo podía escuchar un programa y a dormir, para no envidiar a las gallinas.

No soy escritor, no se como finalizar la historia así que simplemente les diré, chao amigos, saludos paisanos, espero que les haya gustado esta historia de una casa como muchas hay en nuestro pueblo.

Mi agradecimiento a Mary Coleman por su aporte fotografico.

Atentamente: Prof. Y Lic. Arturo González Pérez para los desconocidos; 

Lagunillas para los viejos amigos y

R2D2 (Arturito como en la guerra de las galaxias) para los compañeros Universitarios.

 

 

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