Ma. Teresa
Verastegui Nieto;
En el año de 1866, es inaugurado el Telégrafo en San Luis
Potosí, en dónde se redacta el primer telegrama que fue Remitido de San Luis
Potosí el día 1 de junio de 1866 a las 9.40 minutos, y dice así “La línea
telegráfica que pone a la capital del Imperio en comunicación con el
Departamento del Potosí, quedó establecida.
Siendo este el primer
mensaje que por ella transmite esta prefectura debe ser dirigido a V.M.
(Vuestra Majestad) para felicitarlo por tan plausible suceso, pues son
precursores de la Paz los tiempos de la civilización”. Firma el prefecto
político Fco. Bermmudéz.
Este comentario es pertinente debido a que Don Manuel Verástegui
Suarez fue sentenciado a pena de muerte
cuando le descubrieron a dos jefes republicanos amigos de él, unas cartas
suyas.
Esto dio lugar a que La
Corte Marcial lo condenara a la pena de muerte, por hallarle en convivencia con
los enemigos. Sin dilación acudieron al telégrafo su hermano Don José María
Verástegui y muchas personas de su amistad solicitando al emperador Maximiliano
de Habsburgo la gracia del indulto.
Gracias a la comunicación telegráfica, se trasmitió
rápidamente con propicio resultado la solicitud del indulto que obtuvieron
eficazmente auxiliados por el general Tomás Mejía y el prefecto del
Departamento Don Darío de los Reyes.
Sin aquel medio de comunicación claro esta terrible sentencia
se habría cumplido. 32
>>José Catarino Verastegui Correa nació en Rioverde el
18 de marzo de 1838. Fue hijo de Manuel Verástegui Suárez y Joaquina Correa
Salinas. La muerte de su madre y la política que mermó la fortuna de su padre
filiado en el partido liberal, tan reciamente combatido por aquel tiempo
motivaron el que los años juveniles de Don José fueran sobre manera inciertos.
Después de terminar la
instrucción primaria y de los conocimientos que pudo adquirir durante aquella
época angustiosa, en un colegio de esta ciudad, se dedicó a la agricultura en
una finca de campo de su hermano mayor Odón
Don José Catarino, gozó de gran estimación y simpatía. Era
honrado y hábil, Cualidades que desplegó en la Jefatura de Hacienda, En donde
por muchos años trabajó. Fue un buen ciudadano y un padre de familia ejemplar.
En los años de mil ochocientos sesenta y cinco, el Sr.
General Don Carlos Fuero visitó Rioverde con el fin de organizar fuerzas para
combatir la invasión francesa, Don José que era un hombre valiente y combativo
se unió al jefe Republicano. Se entregó a los trabajos militares del bando y
así se le ve elevarse hasta el grado de capitán.
Puede decirse, que desde el momento en que se unió al Sr.
Fuero principió una brillante carrera de trabajos importantísimos a favor de la
patria, durante la revolución y continuada luego en los tiempos de paz en que
desempeñó con notable acierto varios ramos de la Administración Pública.
Así fue que desde los 21 años se le ve en Querétaro como
administrador principal de correo desplegar inusitada actividad para cumplir la
misión que se le confió.
Después, ya pacificada la nación con la caída del presidente
Lerdo, se le ve trabajando con el mismo empeño al lado de Don Pedro Garay Garay
para reorganizar la línea del correo de
Méjico, Guadalajara y Tepic. Y en las Aduanas del Estado de Jalisco, en cuyo
encargo descubre un desfalco y hace efectivas las responsabilidades.
De ahí se va a la
frontera norte en dónde reorganiza el cuerpo de vigilancia, desocupándolo de
los hombres corruptos e ineptos y poniendo en su lugar hombres aptos y de
acrisolada honradez. Logrando por este medio poner coto al contrabando
internacional que tan desarrollado estaba en aquel tiempo.
Un rasgo notable de su vida es el siguiente: don Diego
Terrero, un coronel Imperialista y miembro de la Corte Marcial que condenó a
muerte a don Manuel Verástegui, padre de Don José, fue hecho prisionero al caer
el Imperio, don Diego nombró por defensor al Sr. José Verástegui quien
aceptando tal cargo y echando en completo olvido la antigua injuria, de tal
modo y con tal lealtad se dedicó a salvar a su defenso, hasta que logró ver
libre al Sr. Terrero, dando evidente prueba de su grandeza de alma y noble
corazón. 33
En la ciudad de Querétaro en 1867 José C. fue nombrado vocal
en el Consejo de Guerra que juzgó al infortunado Archiduque Maximiliano de
Habsburgo y sus compañeros Miramón y Mejía
Transcribo algunas partes de los documentos del proceso, que
dan claridad acerca de cómo fue formado este consejo hasta el término del
juicio.
“Se le comunicó al
Fiscal el nombramiento de presidente del Consejo de Guerra, pidiéndole al Mayor
General que diga al mismo Fiscal, a qué capitanes corresponde el servicio de
vocales, y otro del Mayor General, en que vienen señalados los capitanes que
han de ser vocales del Consejo de Guerra que ha de sentenciar en esta causa”.
Éste fue contestado con el siguiente escrito. “Por
disposición del ciudadano General en Jefe, inserto a Ud. la lista de los
vocales nombrados para formar el Consejo de Guerra ordinario, que debe juzgar a
los reos de esa Nación:
Fernando Maximiliano de Habsburgo y sus llamados Generales
don Tomás Mejía y don Miguel Miramón, cuyo consejo quedará instalado a las ocho
de la mañana en el Teatro de Iturbide de esta Ciudad, y bajo la presidencia del
C. Teniente Coronel Platón Sánchez. Vocales:
Comandante Capitán José Vicente Ramírez, Comandante Capitán
Emilio Lojero, Capitán Ignacio Jurado, Capitán Juan Rueda y Auza, Capitán José
Verástegui y Capitán Lucas Villagrán”.
A el día siguiente a las 8 de la mañana, se celebraría el
Consejo de Guerra ordinario para juzgar en él a Fernando Maximiliano de
Habsburgo Archiduque de Austria, y a sus cómplices Generales don Miguel Miramón
y don Tomás Mejía.
El Consejo fue presidido por el C. Teniente Coronel Platón
Sánchez, y como vocales del mismo los CC. Capitanes José Vicente Ramírez,
Emilio Lojero, Ignacio Jurado, Juan Rueda y Auza, José Verástegui y Lucas
Villagrán, cuyo Consejo se reuniría a la hora señalada, en el Teatro de Iturbide.
En consecuencia, todos los oficiales que no estuvieran en servicio
concurrirían”.
La cita fue a las seis de la mañana frente al Templo de las
Capuchinas. Asistieron cincuenta cazadores de Galeana montados, armados y
equipados con la correspondiente dotación de oficiales, y cincuenta hombres del
Batallón de la Guardia Supremos Poderes en los mismos términos que la fuerza
anterior, según su arma, y ambas fuerzas se pusieron a las órdenes del Coronel
Jefe de la segunda Brigada Miguel Palacios.
Encontraron culpables a los reos Fernando Maximiliano de
Habsburgo y sus llamados Generales Miguel Miramón y Tomás Mejía y los
condenaron, conforme a las penas que demarcan por la infracción de estos
artículos, la ya citada ley por la cual se les juzga, a ser pasados por las
armas.
El Consejo de guerra juzgó, convencidos suficientemente de
los delitos contra la Nación, el derecho de gentes, el orden y la paz pública a
Fernando Maximiliano; y de los delitos contra la Nación y el derecho de
gentes, a los reos Miguel Miramón y
Tomás Mejía; con la circunstancia que en los tres concurre, de haber sido
cogidos in fraganti en acción de guerra el día quince del próximo pasado mayo
en esta plaza, por tanto condena a los expresados reos Fernando Maximiliano,
Miguel Miramón y Tomás Mejía, a la pena capital, señalada para los delitos
referidos.
Querétaro, junio catorce de mil ochocientos sesenta y siete.
>> En 1881 muchas personas de representación política
de esta Ciudad y en la Capital de la República postulaban a José C. para
Gobernado del Estado. Su partido era grande y caracterizado; pero todos los
trabajos que se emprendieron para ese fin, cedieron a la necesidad que el Sr.
General don Porfirio Díaz tuvo de la pericia, actividad, celo y demás prendas
del Sr. Verástegui para colocarlo en la Administración General del Timbre.
En ese año, el Sr. Verástegui contaba con 26 años sin
interrupción de buenos y leales servicios prestados a su patria, siendo una
propuesta suya que nunca su nombre apareciera bastándole solamente la
satisfacción de haber sido útil a la patria
En 1882 fue administrador de la aduana fronteriza de Laredo,
al claro entendimiento del Sr. Verástegui se debe el que haya estableció la ley
que llamo de “La gendarmería Fiscal,” cuyo cargo fue la vigilancia de la
frontera del Norte después de lo cual volvió a San Luis en dónde fue llamado a
México para colocarse al frente de la Administración General del Timbre cómo su
jefe principal.
Desempeñó este cargo, cómo en todos los que desempeñó durante
su carrera política, con tal honradez se portó con tanto tino y eficacia que en
el poco tiempo que permaneció en esa importante oficina rentística, según los
cálculos de los inteligentes en la materia debe haber producido al erario el
considerable pico de más de tres millones de pesos.
Atte.R2D2
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