miércoles, 27 de octubre de 2021

Los Verastegui de RV. Parte 22 – y el ultimo duelo de honor en México.

 Ma. Teresa Verastegui Nieto;

Don José Catarino Verástegui Correa, siendo administrador Principal del timbre en la Ciudad de México, fue retado a duelo por el coronel y Diputado Francisco Romero. De este hecho existen diferentes versiones, lo que es cierto es que José Catarino murió durante este Lance de Honor.

Se dice que el Coronel Romero le dirigió una carta no injuriosa a Don José en la que le decía poco más o menos “Puedo haberme equivocado, alterar el significativo de un verbo, un nombre o un adjetivo, pero creo que ha dicho usted tal cosa desfavorable para mí; si su ánimo fue ofenderme, nombre personas que lo representen y cómo en nuestra cuestión pudieran herirse honras ajenas,

espero que conforme a lo prescrito en uno de los artículos del Código del Duelo, les dé instrucciones de que admitan un reto por causas reservadas entiendo de que yo buscaré testigos ad-hoc, amigos míos que me crea bajo palabra de honor, para que no haya dificultades”.

_está muy bien_ contestó el Sr. Verástegui y sin dar las explicaciones que se le pedían, nombró representantes a los Srs. Arguinzonis y Grande Ampudia.

Se apersonaron dichos señores, con los testigos de Romero, Sr. Barreto y Coronel Lauro Carrillo y el siguiente es el extracto de la discusión. (Padrinos de Romero) -venimos a pedir una satisfacción al Sr. Verástegui por causas reservadas o en su defecto, a concertar un lance”.

El siguiente escrito fue el que apareció en el periódico “El Estandarte”, dónde se dio la noticia del duelo efectuado entre José C. Verástegui y el Coronel Romero

Con fecha con fecha de 12 de Agosto de 1894

>>DON JOSÉ VERÁSTEGUI SU MUERTE EN DUELO

TELEGRAMA ESPECIAL PARA EL ESTANDARTE”.

En la mañana de ayer, se esparció rápidamente por la capital la noticia de haber muerto en duelo en la ciudad de México, el señor José C Verástegui, Administrador General del Timbre, persona muy conocida en San Luis Potosí, de donde era oriundo, y dónde había prestado importantes servicio al Gobierno.

Tan luego cómo la infausta noticia llegó a nuestro conocimiento acudimos al telégrafo, dónde el hecho fue confirmado en un telegrama especial fechado el 10 de agosto de 1894.

Desempeñando este empleo una funesta desgracia vino a cortar sus días, y la pérdida de tan excelente ciudadano es sincera y hondamente sentida por esta sociedad que en tanta estima lo tuvo. >>

El día 11 de agosto aparece nuevamente en el “ESTANDARTE” :

>>He aquí los nuevos detalles que se han comunicado acerca del Duelo.

Antes del Duelo  fecha 11 de agosto

Al medio día del jueves los Don José Verástegui, Lic. Ramón  Prida. D. Apolinar Castillo, comieron el día del duelo en el Restaurante del Casino Nacional, el Sr. Verástegui estuvo muy tranquilo; sabía que el duelo se verificaría a las 4 de la tarde y bajo condiciones muy severas, los tres conversaban sobre asuntos ajenos al desafío. Mas ahora se recuerdan las frases que dijo el Sr. Verástegui antes de levantarse de la mesa a quien les había servido _nos has servido usted perfectamente bien, quizá esta sea la ultima comida que haga en mi vida_.

-¿Por que dice Usted eso? _ preguntó el que servía.-

-Por que tengo que salir violentamente para San Luis Potosí-

El Sr. Verástegui era buen tirador y conocía perfectamente el manejo de las armas de fuego, tenía gran fama por esa habilidad. Al ensayarse últimamente en un tiro de pistola afirmó tanto su puntería que de cincuenta disparos colocó en buen lugar cuarenta y nueve balas.

.El Coronel y diputado D. Francisco Romero almorzaba en “La Concordia” con el General Don Sostenes  Rocha. A las tres de la tarde dijo el Sr. Romero. " Vámonos, ya es hora”.

El general Sostenes Rocha fue el juez de campo.

El lugar dónde se efectúo el duelo.

Cómo a dos kilómetros de Tacuba se encuentra el Panteón Español. Este camino es una calzada recta, que sigue la vía de los ferrocarriles del distrito y al llegar al Panteón la línea hace una curva dejando la calzada que se extiende a todo lo largo y continúa más allá de la pared del Panteón Español.

A la mitad de la calzada hay un camino que conduce a un terreno de labor  sembrado de frijol y maíz, y cómo a doscientas varas  de distancia, fue ahí dónde tuvo lugar el desafío.

 Caía una escasa lluvia en ese momento, dijo el Sr. Preciado _ ¿qué irán a esperar a que deje de llover, por que entonces va largo_?

_ ¿oye _ dijo el Sr. Verástegui al cochero: se quitará esta agüita?

_ Yo creo _ contestó el cochero _ que pasa pronto, señor

- Si,  pasará de la camisa - replicó el Sr. Verástegui

Enseguida vinieron a notificarle que ya estaban arregladas las condiciones de lugar y distancia y descendió del carruaje.

El Lic. Ramón Prida, se acercó a Verástegui y arrancó con las manos algunas malezas que quedaban al pie de este caballero 

Las condiciones del lance fueron terribles debían disparar simultáneamente sus pistolas hasta que hubiera resultado, colocado cada combatiente en el sitio designado y a treinta pasos de distancia, se destacaba en el horizonte claro y limpio, la figura del Sr. Romero.

El General Rocha dio la voz de atención, los combatientes estaban en alerta y sonó la voz de mando. Una...dos... tres...  se escucharon dos disparos simultáneos. El Sr. Verástegui dio un paso adelante y girando sobre el pie derecho cayó en los brazos de los testigos que acudieron violentamente la bala entro por el costado derecho y salió por la espalda.

El Sr. Romero avanzó hasta junto al Sr. Verástegui, y descubriéndose respetuosamente se alejó del lugar. 

Inmediatamente se acercó el Dr. Preciado, cortó las ropas y descubrió el robusto pecho del sr. Verástegui aplicó sus dedos a la pequeñísima huella que dejo la bala al penetrar

- ¿Que hay que hacer? dijo el General Rocha.

- Nada, señor, -contesto el Dr. Preciado está muerto. -

Los testigos consternados discutían si debían llevar su cadáver al hospital Juárez o al militar y acordaron por último llevarlo a la 6º comisaría.

Terminado el duelo sólo quedaron en el campo los Srs. Lic. Ramón Prida y Apolinar Castillo, acompañando el cadáver de su amigo y ahijado

¡Que momentos tan terribles y largos han de ver sido para los Srs. Prida y Castillo, aquellos que duró el trayecto!

La familia del Sr. Verástegui A las 8 de la noche ignoraba todo, y sin duda para que no llegara a su conocimiento la desgracia que sobre ella pesaba, se interceptó la comunicación telefónica en su casa y en la de Romero.

Esa noche, lo Srs. Castillo y Prida tuvieron una conferencia reservada con el comisario Sr. Llamas; y algunos comisionados recorrieron los periódicos, suplicando que no se diera la noticia del duelo, cosa que era imposible de ocultar. Parecía una farsa ridícula los esfuerzos que se hacía por acreditar la versión de que la muerte fue accidental.

Y fue hasta otro día cuando la familia de José C. recibió el triste aviso.

El Sr. Montiel, empleado de correos, se presentó el viernes por la tarde vestido de negro y este hecho hizo sospechar a la esposa del Sr. Verástegui que algo grave había ocurrido.

-¿Por qué viene usted de luto? -¿Le preguntó la Sra. Ignacia Astegui?

-Por nada pues tenía que decir a Usted que el Sr. Verástegui se encuentra enfermo de un ataque, y no ha podido venir por esto.

-No es exacto: ya se que mi esposo es cadáver, y que lo mataron en desafío—dijo la señora Astegui llorando amargamente. Le suplico, “añadió”  “que no lo sepan mis hijos ni sus hermanos”.

Desgraciadamente estos sucesos no pueden permanecer ocultos.

La Srita. Verástegui sabe ya el desgraciado fin del autor de sus días y ha sido tan grande la impresión que le causó, que la infeliz se encuentra como loca temiéndose que esto le produzca una grave enfermedad.

El joven José hijo del Sr. Verástegui se halla gravemente enfermo de una afección hepática

Con muchas dificultades se consiguió el permiso para llevar el cadáver de Don José a la casa del Dr. F. Grande Ampudia. A las 4.30 del viernes fue conducido en un carro fúnebre, acompañado por una comisión de empleados de la Administración General del Timbre. Por la noche fue velado por varias comisiones de Hacienda y otras personas que lo apreciaban.

A las 7.30 de la mañana llegó una elegante carroza con cuatro caballos, situándose frente a la casa del Dr. Ampudia. Serían las 8 menos cinco minutos cuando se presentó Don José Y Limantour que fue quien presidió la comitiva oficialmente, y siendo representada la familia por el Sr. Doctor F: R: Grande Ampudia.

A las 8 en punto, seis mozos de la agencia Galloso condujeron el cadáver  al coche fúnebre y la comitiva se puso en marcha a pie hasta la calle de San Andrés en dónde esperaban 6 vagones de primera que fueron ocupados por los acompañantes.

El cortejo fúnebre continúo por las calles de Santa Clara y Tacuba, a la plaza principal y de ahí al panteón Francés.

Cuando enterraron al Sr. Verástegui, a su hermano don Joaquín no le fue posible ver arrojar las paletadas de tierra y se apartó de la fosa diciendo a uno de sus amigos íntimos

 –hay que convencerse de que esta vida es una farsa, que no vale la pena de vivirse.

El coronel romero después de rendir declaración en su casa habitación ante el juez manifestó que se reservaba sus derechos para ejercitarlos contra “El Noticioso” por lo que con la publicación de la noticia del duelo haya podido perjudicarle a sus intereses.

Esta es otra versión del motivo por que se realizó el duelo.

EL ÚLTIMO DUELO UN CRIMEN SOCIAL…escrito por Agustín Sánchez González

Dos caballeros vestidos de negro, se presentaron en las Of. De José Verástegui, administrador principal del timbre de la  CD. de México.

 La pareja se anunció cómo representantes del coronel y diputado José Romero. Resulta que el día anterior al llegar a una casa que había puesto a una guapa mujer con quien sostenía relaciones.

 Al llegar se encontró cara a cara con el Coronel Romero Al ver esto José y tomando por sorpresa a Romero, lo levantó en vilo y lo arrojò por la ventana, afortunadamente no le pasó nada, su honor quedó cruelmente magullado y exigía una reparación y para reclamarlo mandó a sus padrinos.

Verástegui como era el retado,  tenía el derecho de elegir el arma No quiso elegir ni espada, ni sable por no aumentar su ventaja física sobre Romero, ya que era un hombre alto y fuerte. El duelo sería con pistola. Una bala partió el corazón de Verástegui.

Es sabido que falleció por haber sido alcanzado por un proyectil de arma de fuego que hiciera Romero, antes del  momento acordado por las reglas del duelo. Así fue el último duelo que se libró en México.

 >>En público se dice que la averiguación del suceso no llegará a la Cámara pero que se declare si hay lugar o no a proceder contra las personas que intervinieron en el desafío >> 34

De la parte legal nos dice  Elisa Especkman Guerra  en Opiniones y resoluciones en torno al lance. Al hablar del Honor en La Ley de La Justicia lo siguiente:

Los esfuerzos de los abogados del duelista, del juez y de los padrinos que participaron en el duelo Verástegui-Romero fueron vanos. Las sentencias que recibieron se cuentan entre las más celebres del siglo XIX, como también célebre fue el duelo que sostuvieron ambos personajes.

El coronel y diputado Francisco Romero desafió al administrador de la renta del timbre, José Catarino. Verástegui porque escuchó cuando lo tachaba de inepto y presagió que desprestigiaría al ejército, o porque compartían amante.

Se enfrentaron en los alrededores del Panteón Español, en un duelo a pistola y pactado a muerte, y el que murió fue Verástegui. Romero fue desaforado por la Cámara de Diputados, erigida en Gran Jurado, y fue procesado y condenado por el delito de homicidio en duelo.63 El veredicto sorprendió a la sociedad, pues como habían sostenido sus abogados defensores, ningún duelista había sido perseguido y mucho me nos castigado.

De ahí que Demetrio Sodi considerara a su caso como un parte aguas en la historia de la justicia (o de la actitud de los jueces) hacia los duelistas. A pesar de ello, el duelo no perdió sitio en el Código de 1929. Además, como lo había propuesto Adalberto Esteva, sus redactores crearon un Tribunal de Honor, al que debían recurrir los individuos que sintieran que su honra había sido ofendida. Lo interesante es que estaba integrado por tres civiles, nombrados por los afectados.

 Así, no se permitía a los particulares tomar justicia por su propia mano, pero sí se aceptaba la intervención de otros particulares y se concedía un valor a sus resoluciones.65 Sin embargo, el duelo y en mucho el honor— desaparecía de la ley dos años más tarde.

El Coronel Francisco Romero era diputado, fue desaforado pero pasó pocos meses en prisión pues los legisladores expidieron una ley de amnistía.

Francisco Bulnes ante la cámara de diputados, durante la sesión en que se debatió el desafuero de Francisco Romero, alegó: “No comprendo cómo una cámara democrática representativa, popular que ha protestado defender los derechos del hombre, y el primero es la vida, hay quien proponga que en el territorio de la república, alguien, que no son el verdugo, ni el pelotón de soldados, pueda impunemente matar”.

LA DEFENSA DE LA VIUDA.-

En febrero de 1893 El Lic. Genaro García fue defensor de oficio de la Viuda de José C. Verástegui, muerto en un duelo con Francisco Romero. En ese litigio el Lic.

García sostuvo una posición política en contra del duelo como forma de resolver

los conflictos interpersonales entre varones. El juicio que entabló en contra de

Francisco Romero, lo ganó tanto en la primera instancia como en la apelación. En

este juicio se sentó un precedente, insólito hasta el momento, en que un duelista pagase

a la viuda de su contrincante una retribución monetaria. Según Genaro García, el fallo de este juicio previno que en lo sucesivo se celebrasen duelos en México. Su toma de partido en favor de la viuda del duelista y el hecho de que promoviese y ganase un juicio, habla de una actitud en defensa de los intereses de una mujer en un conflicto en el cual el honor tuvo un papel importante. Habla también de una preocupación por los intereses femeninos y, sobre todo, de un cambio de actitud.

Frente a la mentalidad tradicional de defensa del honor masculino a costa, muchas

veces, de las mujeres, quienes representaban el valor simbólico del honor familiar,

Genaro García antepuso los intereses de la mujer, en este caso la viuda de Verástegui y sobre todo, antepuso el derecho civil como instrumento de defensa personal;

y frente al honor, que generalmente se lavaba con sangre, García propuso y

obtuvo la restitución monetaria como forma de resarcir el agravio cometido. Conseguir

una pensión para la viuda de Verástegui significó una forma alternativa de

lidiar con el enfrentamiento duelístico, ya no como un conflicto dentro de un código

de honor con un valor meramente simbólico, sino como una agresión de un ciudadano

a otra, agresión que se remediaba monetariamente, y que en este caso

Especìfico favoreció a la mujer. La señora Verástegui exhibió una nueva mentalidad,

puesto que lejos de recluirse en el pudor femenino, entabló un juicio para hacer

valer sus derechos personales como viuda.

El juez sentenció a Romero por el delito de duelo, la pena 3 años 4 meses de prisión, fue condenado a pagar 1800.00 pesos de multa o 100 días más de cárcel y se le obligaba a indemnizar a la viuda con 4500 pesos anuales con mensualidades adelantadas por 18 años, debería pagar 400.00 de los costos del sepelio.

Heriberto Frias escribió “Nunca duelo alguno sacudió tanto la indignación pública como aquel, habiéndose clamado hasta el presidente de la república para que suprimiese la sanción que absolvía los LANCES DE HONOR y fuera ese como hasta hoy ha sido en México el último duelo”

La Familia de José Catarino

Cómo dije antes José Catarino e Ignacia tuvieron dos hijos de los cuales Enriqueta se casó con Don Luis Lavat Muro.

 Procrearon a de Enriqueta, Luis, Francisco, Ma. Luisa Margarita, y José Lavat Verástegui; fue piloto aviador del Escuadrón 201 conocido como las Águilas Aztecas, éste escuadrón fue una unidad mexicana de combate aéreo que participó en la Segunda Guerra Mundial.

Voló como anexo al Grupo 58 de combate de la 5a Fuerza Aérea del Ejército de los EE.UU. en la liberación de la isla madre de Luzón Filipinas, durante el verano de 1945.

Las razones que tuvo México para intervenir en el conflicto bélico, luego de mantener una posición neutral, fueron a consecuencia del hundimiento por los Alemanes del barco Potrero del Llano, ocurrido el 1942 y más tarde del Faja de Oro. Lo que llevó a que el Gobierno de la República le declarara la guerra.

Aunque los elementos no estaban preparados para la guerra, en razón de que México había sido, una nación de política no belicosa, el presidente y general Manuel Ávila Camacho ordenó la formación de un grupo de 300 personas, escogiéndose la rama de la aviación, que al mando del coronel piloto aviador Antonio Cárdenas Rodríguez

 Bibliografía:

32.-   Primo Feliciano Velázquez tomo 111

33.-   Periódico el “Estandarte”

34.- Periódico el “Estandarte”

Atte. R2D2

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