Ma. Teresa Verastegui Nieto;
José María Verastegui Suarez murió en 1923 cuando se dirigía
a Saltillo. Sus restos descansan en el monumento Funerario erigido a su hijo Jacobo,
resalta la imagen de la doliente sentada a los pies del monumento, las
dolientes casi siempre son representadas como mujeres adolescentes, se localiza
en la esquina con la calle 3 del Cementerio Del Saucito, en San Luis Potosí. 21
La hacienda del Jabalí
pasó a manos de Doña Inés Navarro, que tenía 46 años al quedar viuda, cómo sus
hijos tenían sus propias tierras, ella sola administró la hacienda.
Lo hizo con mano dura, exigiendo a los trabajadores que
rindieran en sus trabajos, rompió con muchos esquemas y mitos que existían
referentes a la mujer de esa época, es por eso que le apodaban “la Reyezuela”
También le apodaban “bruja” y es que se rumoraba que practicaba la brujería.
Doña Inés demostró ser una mujer de carácter enfrento
litigios en defensa del manantial de la Media Luna y los gano siendo asesorada
por su hijo Franco.
Estos son los antecedentes de por qué doña Inés Navarro tuvo
que enfrentarse con litigios sobre las aguas del Manantial de la Media Luna. La
historia de la hacienda comienza en el año de 1730 cuando del capitán Don
Bernardo Lasso de la Vega y Ponce de León compro la estancia de Nuestra señora
del Rosario y poco a poco también las propiedades las propiedades colindantes,
formando con ellas la hacienda del Jabalí, quedando dentro de su perímetro el
manantial de la Media Luna.
El anterior propietario no utilizaba el agua de la Media
Luna, porque dedicaba las tierras a la cría de animales.
Pero al pasar la propiedad a don Bernardo, él se dedicó a
cultivar caña de azúcar utilizando el agua de la Media Luna para regar sus
plantaciones.
El agua del manantial fue mercedada por el virrey Don Juan de
Acuña. Tomando en consideración que el agua venía de una propiedad particular,
el virrey dispuso que se repartiera equitativamente entre el dueño de la
estancia, los vecinos de la Villa del Dulce Nombre de Jesús y los indios de
Rioverde quedando en calidad de una acequia secundaria.
Como la inconformidad de los habitantes de la villa continuo
se celebró un nuevo contrato o convenio en 1791.
El contrato de reparto de aguas del manantial de la Media
Luna de 1791 subsistió durante todo el siglo XIX, hasta la década de 1890 en
que fue preciso modificar sus términos.
Una de las razones fue que la entonces propietaria de la
hacienda del Jabalí, Inés Navarro viuda de Verástegui, pretendía desecar parte
del manantial de la Media Luna con el fin de incrementar sus tierras de
cultivo.
Los principales dueños eran la hacienda y la Villa de Santa
Elena, mientras que el aprovechamiento del pueblo de Rioverde quedó en calidad
de una acequia secundaria.
Inés Navarro de Verástegui, estableció en la hacienda uno de
los ingenios más modernos de la zona de Rioverde. Es muy posible que ello
tuviera relación con el afán de aumentar sus tierras de cultivo.
Lo que dio como
resultado una etapa de gran conflictividad cuyo desenlace fue un nuevo arreglo
para el reparto del agua.
El siguiente es un escrito que aparece en el periódico “El Estandarte”
en el año de 1899.
“LA CUESTIÓN DE AGUAS EN RIOVERDE” En la Cd. De San Luis
Potosí el día 22 de 1899 compareció el Lic. Don José López Moctezuma y dijo que con el carácter de apoderado
general de los Señores, José Núñez,
Eusebio Quezada, Margarita
Romero, Remigio y Trinidad Castillo, Pedro Aguilar, Cornelio Nieto, Francisca
Pro Vda. de Hernández, María
Cleofas Zamarrón, solicitan que se modifique el contrato celebrado en
agosto de 1895 a fin de dar término a las diferencia que se han suscitado entre
los propietarios de terrenos de regadío de la hacienda del Jabalí, Rioverde y
de Cd. Fernández para el uso y aprovechamiento de las aguas provenientes del
Manantial de la Media Luna.
Don José solicita una copia protocolizada de la minuta que
escribió Franco Verástegui cómo apoderado de la Sra. Inés Navarro Vda. De
Verástegui dueña de la hacienda del Jabalí cuya minuta es autorizada por el Dr.
Javier Gallardo, presidente en turno del R. Ayuntamiento.
Templo de la exhacienda del Jabali
La finalidad era acordar en forma definitiva los términos del
nuevo contrato que se protocolizó en agosto de 1899.
Refiriéndose a doña Inés cuentan una leyenda llamada “La Dama
del Jabalí”. Que dice que Inés era una mujer de extraordinaria belleza y talento,
cautivo a los criollos en las veladas, donde asistían militares, hacendados y
comerciantes, todos estaban sorprendidos por su destreza en el arte de adivinar
y otras suertes.
Romualda, el ama de llaves de Inés decía que: su patrona era
blanca, pelo ondulado, un poco gruesa, nariz respingada, pómulos salientes ojos
borrados grandes y vivarachos.
Los peones de la Hacienda decían que predecía el futuro con
el don de la ubicuidad y la clarividencia: -oye simón, ayer te llevaste cuatro
colotes de mazorcas. –No, patrona. Cómo que no, si yo te vi. Te metiste por el
canal y saliste por las trojes.
Las actividades de doña Inés se tornaban sospechosas ya que fabricaba
pócimas y conjuros.
Cuando la dama del jabalí visitaba el pueblo, llegaba en una
calesa negra, arrastrada por dos caballos corriendo a galope, se transportaba
al edificio que ocupa el hotel “Santander” que era su casa en dónde pasaba
temporadas.
En 1903 Inés murió de pulmonía. Se inhumó en el mausoleo de
la familia que está en el panteón del Saucito en San Luis Potosí.
Pero su espíritu, en otra dimensión, regresó para siempre a
la casa del Jabalí. Dónde en la noche se materializa ante los ojos de los
humanos, son muchas las personas que la han visto recorriendo la hacienda. 22
Bibliografía:
21.- Un recorrido por
el cementerio del Saucito Adriana Corral Bustos, David E. Vázquez Salguero)
22.- Prof. Ma. Guadalupe Cabrera Flores borrador de Lic.
Amando Alvarado.
Fotografia: Lic. Elena Rodriguez de la Tejera
Atte. R2D2
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