viernes, 26 de octubre de 2018

LA CUEVA ENCANTADA DEL “JABALI” 1/2


¿Oiga Pedrito y no le tiene usted miedo al diablo? -  pregunto Don Cayetano Vásquez, cándido habitante de El Jabalí, de esos que crecieron con la tierra, con las historias y leyendas que oyó de sus mayores,  - “yo desayuno diablitos”, - contesto Pedrito que era un mocetón veinteañero de esos que se sentían libres subiendo cerros y buscando cuevas para explorar.

“Ah bueno” – dijo don Cayetano, porque yo conozco la cueva en donde la hacendada Inés Navarro escondió la vajilla de su cocina por miedo a los revolucionarios, - ¿y como conoce usted esa cueva?, pregunto Pedrito al que ya le había entrado la curiosidad – “pues mi papa me llevo una vez a ese cerrito y me la mostro y me dijo: “mire mijo, aquí fue donde ayude a la bruja a esconder todos los trastes de su cocina” contesto Don Cayetano Vásquez, que con sus 80 años a cuestas aun cabalgaba en la ilusión de una Patria Democrática.

(Nota del Autor): A Doña Inés no le decían “La Bruja” no por mala o por que tuviera pacto con el diablo, sino por su capacidad por las noches de rerecorrer sus sembradíos, cuidando que manos poco hacendosas se apropiaran del trabajo de sus esfuerzos.

“Pues si usted me lleva, con gusto le atoramos” – contesto Pedrito al que ya le había entrado la curiosidad y el hambre de aventura – “pues el día que usted quiera, a fin de cuentas no queda lejos de mi casa” – contesto Don Cayetano muy contento de haber encontrado a alguien que le ayudara a desentrañar esa vieja historia que le conto su papa.

“Pues el próximo jueves por la mañana por allá nos vemos Don “Caye””, - contesto Pedrito y  se despidió. Los siguientes días de la semana se dedicó a buscar a su amigo “El Griego” que como a él, le encantaba eso de rescatar princesas de torres fortificadas.

Encantado por el relato accedió a verse el próximo jueves por la mañana para ir al “Jabalí” a ver a Don Cayetano, y buscar la cueva encantada; y así le hicieron, salió el viejecito bondadoso y les dijo “ya están listos chamacos para enfrentar al chamuco” y ellos entre risueños y nerviosos le contestaron, “puestísimos Don Caye”, a sus órdenes.

Salió el viejecito, con dificultades para caminar, de esas dificultades que dan los años y los sueños democráticos rotos, se encamino de su casa hacia la salida para “El Pescadito”, y a pocos metros de su casa, en un cerrito acomplejado por su tamaño, se detuvo, lo rodeo un poco y dijo aquí esta.

Pedrito y su amigo se dispusieron a bajar a la oquedad de una pequeña cuevita al pie del cerro, bajaron no más de 3 metros y descubrieron un tiro de unos 15 metros más o menos, entusiasmados lo recorrieron buscando la continuación hacia otro tiro o alguna recamara más grande, pero oh decepción, no encontraron más que ese tiro y ninguna otra continuación, ni siquiera alguna pequeña oquedad que les permitiera pensar en la posibilidad de continuación de la cueva en comento.

Descorazonados desandaron sus pasos aventureros hacia la entrada de la cueva, cuando con asombro descubrieron un posible pasaje, toparon  con una inmensa piedra como de dos metros, y al pie de ella un pequeño montón de cenizas, con hambre de descubrimiento, hicieron a un lado las cenizas y para su sorpresa entre estas, esparcidas, una buena cantidad de dientes y  muelas.

(Nota del Autor): no está de más decir que en ese entonces “El Griego” estaba en San Luis Potosí, Capital, estudiando para sacar muelas. Por eso fue que él se quedó con ellas alegando que le servirían para sus estudios.

Excavando entre estas cenizas y muelas se dieron cuenta que dicha piedra estaba sobre puesta, tapando la entrada a otro tiro, galería y/o a los trastes de Doña Inés, no olviden que, descubrir eso, era el objetivo de la expedición, Pedrito era el más entusiasta, cavo alrededor de la piedra para estar seguro que efectivamente era una roca tapando una entrada y no una formación caprichosa.

Resulto que ciertamente era una gran roca tapando una entrada y que el “Griego” y el solos, no iban a poder moverla, por lo que optaron por salir de la cueva y contarle todo a Don Cayetano, y junto con él se pusieron de acuerdo en volver el próximo jueves con más amigos, herramientas y sogas suficientes para mover esa gran roca y descubrir el túnel que tapaba…

Continuara en la 2ª. Parte


Fotografia: Francisco Miguel Merino Laguna y Juan Cancino Zapata
Atte: R2D2: Mayo - 10 – 2014


1 comentario:

  1. Yo soy del jabali y el senor don caye mi tio por favor nececito saber la parte 2.

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