No es que
muera de amor, muero de ti, amor, de amor de ti,
de urgencia
mía de mi piel de ti, de mi alma, de ti y de mi boca
y del
insoportable que yo soy sin ti.
Muero de ti
y de mí, muero de ambos, de nosotros, de ese,
desgarrado,
partido, me muero, te muero, lo morimos.
Morimos en
mi cuarto en que estoy solo, en mi cama en que faltas,
en la calle
donde mi brazo va vacío, en el cine y los parques, los tranvías,
los lugares
donde mi hombro acostumbra tu cabeza
y mi mano tu
mano y todo yo te sé cómo yo mismo.
Morimos en
el sitio que le he prestado al aire para que estés fuera de mí,
y en el
lugar en que el aire se acaba cuando te echo mi piel encima
y nos
conocemos en nosotros, separados del mundo, dichosa, penetrada,
y cierto ,
interminable.
Morimos, lo
sabemos, lo ignoran, nos morimos entre los dos, ahora, separados,
del uno al
otro, diariamente, cayéndonos en múltiples estatuas,
en gestos
que no vemos, en nuestras manos que nos necesitan.
Nos morimos,
amor, muero en tu vientre que no muerdo ni beso,
en tus
muslos dulcísimos y vivos, en tu carne sin fin, muero de máscaras,
de
triángulos oscuros e incesantes.
Me muero de
mi cuerpo y de tu cuerpo, de nuestra muerte ,amor, muero, morimos.
En el pozo
de amor a todas horas, inconsolable, a gritos, dentro de mi, quiero decir, te
llamo,
te llaman
los que nacen, los que vienen de atrás, de ti, los que a ti llegan.
Nos morimos,
amor, y nada hacemos Si no morirnos más, hora tras hora,
y
escribirnos y hablarnos y morirnos.
Jaime
Sabines
0 comentarios:
Publicar un comentario