Con la
mirada perdida en el terrible encuentro con el dolor humano
con los ojos
obscuros horriblemente claros para leer en ellos lo nunca definido
tiene el
rostro cubierto de no sé qué marcas misteriosas
como los
rostros lívidos que lloran por sus hijos
Tiene en la
boca el rictus de esfuerzos infructuosos
cerrada
rebosante de
miles de palabras que no alcanzan a expresar
visiones dolorosas y pesares prendidos de sus
carnes
Cada noche
el vampiro despierta y en forma de conceptos aprehendidos ayer
devora su
cerebro su vientre
su lengua sus
ideales
Cada gota de
sangre de sus días medida con reloj
le va
gritando vive le está gritando llora
desesperadamente
busca perderse de su sombra
dejar de ser
el ser que le domina para olvidarse
siempre
que va
marcando en gotas las horas
infinitas ajenas y alargadas
del siglo
enajenante comprendido en dos cruces.
Intemporal el
so con sus dientes de viento
le rasgara
la espalda y escupirá su rostro
Y el hombre
se devora
Como bestia
maldita se apresta en la trinchera
se engaña en las ciudades
se inclina
ante malditos Y a nombre de ellos
mata
se lanza a
la conquista gritando libertad propone la igualdad
y luego por
la fuerza destruye sociedades y construye a su imagen
nuevos
pueblos y sociedades nuevas.
Con cada
letra escrita me vuelvo menos joven
y ni
esto ni la humanidad completa lograran que esta hora
de la
ansiedad temprana se detenga un
instante
Se encenderá
el oriente falta poco para volver a ver la ciudad despierta
Y volverá al
taller y volverá a los campos y sabremos de guerras
Faltan breves
instantes para ver al hombre correr hacia su muerte
Han caído al
oriente mil gotas de sangre
comienzan a caerse
Las primeras
estrellas de las nubes
Va a empezar
el engaño cotidiano hablar hablar
Correr trabajar para otros
comenzaran
sus ojos a lanzar sus destellos
Y dormirá el
cerebro
Es llegado
el momento de dejar de estar solo
Y seguir
solitario
Comenzare a
engañarme nuevamente
nace el día
y el dolor
nace el día.
Ulises Tavira Montero
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