miércoles, 8 de octubre de 2014

Cronica del descubrimiento de la Gruta del Angel

El Ángel

GRUTA DEL ANGEL
Parte 1 de 3

Corría el año de 1978, sin saber hacia dónde ni por que, como esos años que corren aburridos de las vanidades humanas; en esta zona tan remota del mundo dominaban los Beatles y las enchiladas y la Preparatoria era el centro del saber, del estudio, del encuentro de amigos y de la diversión.

Estos eran cinco amigos “el Venado”, “el Manuel”, “El Abel” “El Pablito” y el “lagunillas”, encontraron sus mutas coincidencias en la preparatoria, en seguida se llevaron bien y formaron un grupo que sin saberlo iba a permanecer unido de una forma u otra el resto de sus vidas.

Formaron un equipo para parrandear, divertirse, acampar e ir a indagar la conocida pero poco explorada “Gruta de Catedral” – contaban las historias de los “viejos” de Alamitos, que en su interior corría un rio -  y ellos estaban dispuestos a encontrarlo.

Acampar era fácil, una cobija abajo, una cobija arriba y una gran fogata que nunca podía faltar, - para no agraviar a la verdad debo relatar que “El Abel” era considerado el “riquillo del grupo ya que un  tío le prestaba un saco para dormir, se metía dentro de  él, y a roncar sin importarle el frio de la madrugada que a nosotros nos obligaba a  levantarnos para ir a atizar el fuego de la hoguera.

Este grupo de tránsfugas de las letras cada semana arrasaba con los alimentos que había en su casa, dos cobijas y pedían  sus compañeras “coperacha para el pomo”. Emborracharse era fácil con una botellita de yuko alcanzaba para todos; cosas de la juventud, con eso salía del diapasón Serrat, Silvio Rodríguez, los Beatles y varios más, de cosas que no entendían del todo pero que los hacían sentirse románticos e intelectuales.

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1 comentario:

  1. Tuve la oportunidad de compartir con Arturo y Abel momentos de iniciación intelectual, cuando rioverde despedía en sus tardes el aroma provinciano en la plaza principal escuchaba de estos dos amigos platicar de Nietzche. de Hess, de Giovanni Papini, de Khalil Gibran entre los mas representativos y como dice Arturo a empezaba uno a caminar con cierto aire intelectual, asi empezó la pasión por la lectura. Con ellos escuche la música de Serrat, Cabral, Cortez, y sigui el gusto por este tipo de música. Al amigo Abel le perdí la pista, del amigo Arturo "Lagunillas" dicho con afecto, se que ahora es un excelente abogado. y como diría un amigo mas contemporaneo “Ars longa, vita brevis.” aquí seguimos aprendiendo.

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