El archivo municipal
se compone de dos acervos: el de
concentración del municipio, y el histórico que proviene del juzgado mixto de
primera instancia.
Por un lado, en la década de 1970 con los presidentes Carlos Gama
Morales y Manuel Gaviño Regil, el archivo municipal aún se encontraba al fondo de la planta alta del palacio
municipal, subiendo la escalera a mano izquierda. En el desván, gradas abajo, el
cual, era un cuarto ex profeso para guardar documentos antiguos. Los paquetes estaban
en atados envueltos en papel manila, que ostentaban los años de su contenido sobre
estanterías de madera color verde, de techo a piso. Este archivo lo organizó Eugenio
Verástegui en 1950, a solicitud del entonces alcalde Pedro Hernández de la Vega.
Es posible que don Eugenio se hubiera documentado ahí para escribir sus libros.
Por 1986, durante
la administración de Irene Martínez, el archivo antiguo municipal se trasladó a
los terrenos de “La Feria”. Alguien ordenó su destrucción. Se cuenta que los documentos
duraron quemándose varios días.
La documentación existente es relativamente nueva, de esa fecha para acá; a excepción de los libros de actas de cabildo, que datan de fines del siglo XIX y XX y que aún para 1990 se encontraban completos, a excepción de uno o dos libros; en ese entonces, Inés Verástegui sacó de dichos libros, la cronología de los presidentes con sus respectivos cabildos y concejales.
Por otro lado, se cuenta con el archivo antiguo del Juzgado
Mixto de Primera Instancia, que es el histórico, estuvo en un cuarto- bodega a un
lado de las oficinas del Juzgado, en calle Escandón, casi esquina con Reyes a
un lado del juzgado; donde la autoridad judicial lo guardaba con mucho celo,
tras una maciza puerta de mezquite, junto con los instrumentos de delitos, afectos
a diversos procesos. De esa bodega, solo tenía llave el Juez y la confiaba al secretario
de la Mesa Penal cuando iba a guardar objetos o a buscar expedientes.
El segundo daño empezó en 1991, cuando Fausto Izar Charre, en su segundo periodo como presidente (1989-1991) remodeló la esquina de la Cárcel Distrital, así como la bodega donde se alojaron por más de un siglo los documentos antiguos. Es el caso, que para efectuar obras de acondicionamiento del edificio (que ahora se le conoce como IMAC), el archivo se trasladó de dicha bodega a las oficinas que la policía Judicial rentaba, ubicadas en la misma calle Escandón, pero en la siguiente cuadra, era la casa de dos plantas que construyó don Manuel Rubio, un español que llegó a tener una panadería, por eso al inmueble se le conocía como “La Casa de los Rubio”, después lo adquirió Salvador Ramírez.
–Señor Juez, están maltratando su archivo ahí donde está, en la comandancia
de la policía Judicial. Además, se están robando los instrumentos del delito, haga
algo, ¿Qué no tiene donde guardarlo? ¡Póngalos en un lugar seguro, por favor!
–Esos procesos ya no tienen movimiento alguno, carecen de importancia para
el juzgado, todos se encuentran prescritos o son cosa juzgada. Usted hágase usted
cargo de eso, –contestó el juez.
Dio el caso, que la familia Ramírez pedía que le devolvieran la posesión de la Casa de los Rubio.
–No se le puede entregar por ahora, porque aquí está el archivo judicial,
y no se cuenta con un lugar adecuado para su resguardo; incluso, Inocencio
Noyola, el director del Archivo Histórico “Antonio Rocha Cordero”, de la ciudad
de San Luis Potosí se negó a recibirlo en comodato, contestando: este edificio es
exclusivo para documentos de la ciudad capital, y no para los municipios. Incluso,
ante este problema, el licenciado Pedro Morales Sifuentes ofreció facilitar de
manera gratuita un espacio en un edificio de su propiedad, pero se consideró que
el archivo es un bien público, y debe permanecer en oficinas o bodegas de gobierno.
–Don Fausto, pero ¿dónde va a resguardar todo eso?, comprenda que es una documentación
muy importante para la historia de Rioverde.
–Usted
no se preocupe, aquí en el edificio de la presidencia contamos con espacio suficiente
para acomodarlo, y estará con bastante seguridad. Lo pondré ahí donde estaban las
oficinas de Reclutamiento, que atendía don Teofilito. Voy a enviar por la documentación
ahora mismo, para que ya entregue esa casa a su dueño.
Ante las protestas
de algunas personas y la denuncia de los medios de comunicación, el archivo histórico
se trasladó a un local ubicado en las instalaciones de La Feria, FERERIO, ahí, aún
se encontraban los expedientes con sus atados originales.
José J. Alvarado
Soli Deo Gloria
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