Ante mí, el Virrey Melchor Portocarrero, se presentó la siguiente petición
de Juan Nieto Téllez, vecino de la frontera de Santa Catarina Virgen y Mártir
del Rioverde.
Desde que se fundó dicha frontera en 1617, [1] se le asignaron tres
leguas de tierra a los naturales donde ahora está la Custodia; [2] es el caso que con el tiempo, su población se fue
deteriorando; pues al presente tiene 60 familias de indios casados, aunque de
ellos solo seis son originales chichimecos, naturales de ahí, y los demás son Otomíes
de Querétaro, Celaya, Xichú, San Juan del Rio, y de otras partes, [3] que se avecindaron en este paraje por las
conveniencias de estas tierras.[4] Como no son cursados en
las armas que acá se usan y acostumbran, como son arco y flecha, no están aptos
para la defensa de los enemigos cercanos a dicha frontera.
De tal manera, que se deja de conseguir estos
fines por las hostilidades de los enemigos cercanos, porque éstos (los
naturales habitantes del Ojito de Agua y del Palmar) no se pueden defender (por
ellos mismos) en contra de los indios chichimecos, que son muchos en el
circuito de esta frontera.
Al no poderse
defender por sí solos porque son pocos los habitantes que hay allí.[5] Por tal razón, reconocemos
(los españoles propietarios que vivimos de las estancias cercanas), que
nosotros estamos prestos para acudir con nuestras armas y caballos a cualquier
invasión u hostilidad que hubiere para la defensa de los habitantes de dicha
frontera, pero no podemos hacerlo con la prontitud que se requiere, por tener nuestras
viviendas muy separadas, en parajes distantes de seis a ocho leguas, unas de
otras; por tal razón, no podemos juntarnos ni acudir con la prontitud que es
conveniente para rechazar al enemigo.
Y para que esto se facilite, sería necesario que permaneciéramos unidos
en un poblado (de españoles) dispuestos con nuestras armas y caballos prestos para
cualquier arrebato, y todo, a nuestras expensas, sin gasto alguno para la Real
Hacienda. De hacerse la fundación que le proponemos de nuestra villa en la frontera de Santa Catarina, si usted se
sirviera concedernos la licencia para ello, sin que se perjudique a los indios
pobladores de sus tierras, las cuales se necesitan (para establecer nuestra
Villa), antes dándoles (a ellos) la mitad de las que les fueron asignadas en la
fundación (de su pueblo).[6]
De tal suerte
que los indios las tengan en una parte, y a un lado, las asignadas a nosotros
como pobladores (de la nueva villa que se forme). Con lo que vienen a quedar
los indios sin perjuicio, [7] y separados de los
españoles, resultando de esta nueva fundación las utilidades siguientes:
Primera. - Que por la bonanza de esas tierras y la abundancia de las
aguas para regar con las acequias que los indios ya tienen formadas,[8] lograremos muchas y muy
útiles cosechas de maíz y trigo, y las tierras estarán protegidas.
Segunda. - Con lo anterior ahorra a su Majestad $500.00, por cada año
que paga de sueldo al Capitán Protector de los indios, pues lo que este ejerce,
nosotros lo desempeñaremos con la fundación (del poblado de españoles).
Con los repartimientos de tierras
y solares; además, para la elección de alcaldes, regidores y demás oficiales. Esto
sería a nuestro cargo (de los españoles dueños de las estancias cercanas a la
custodia), tendríamos la obligación de edificar casas para nuestras habitaciones,
con calles bien trazadas, así como labranza de las tierras; además,
introduciremos ganado mayor, menor y caballada. Como tenemos armas y caballos
dispuestos para la defensa, no solo de dicha frontera,[9] sino de las demás
circunvecinas a dicha Custodia; por lo cual, aseguramos la protección en contra
de las invasiones de los enemigos.
Ya que no se ha conseguido ser de
utilidad la fundación de dicha frontera; bien podrá usted informarse, con el
capitán don Juan Bautista, alcalde Mayor de la ciudad de San Luis a cuya jurisdicción
pertenece dicha frontera. Sobre la gran utilidad que resulta el ofrecimiento
que le hacemos y que no hay perjuicio en contra de los indios poblados en ella.
[10]
A usted le suplico se sirva aceptar el ofrecimiento que le hacemos, y
concedernos la licencia, para la nueva fundación (de una Villa), con las
cualidades expresadas; para lo cual, le pedimos libre usted el despacho que
convenga, Con la seguridad de que usted recibirá de mis representados la merced
que esperan de su grandeza.
Firman: licenciado José de Bustos – Juan Nieto Téllez.
Fuente: Solicitud del permiso que suscribió Juan Nieto Téllez para
fundar una Villa dentro de los terrenos de los naturales de la jurisdicción de
Santa Catarina del rio verde. Escrito que fue recibido en México el 1º de
octubre de 1687.
Imagen, Compilación y traducción
del español antiguo: José J. Alvarado
Por lo anterior leído,
destilaban miel los españoles al paladar del Virrey (Nota del Bloguero).
Soli Deo Gloria.
[1]
Cuando se dotó de tres leguas a cada viento a los naturales del río Verde, no
fue en 1617, sino el 2 de enero de 1606 por el capitán Gabriel Ortiz de
Fuenmayor, que sería la fundación civil de Rioverde.
[2]
¿Se refiere al poblado anexo al Ojito de Agua, el paraje llamado Santa Elena,
que fue deteriorándose?
[3]
¿Se refiere solo a los naturales que vivían en el paraje Santa Elena, y no a
los asentados en el Palmar?
[4]
Se refiere al asentamiento del paraje Santa Elena, anexo al Ojito de Agua
[5]
En el poblado del Ojito de Agua paraje llamado Santa Elena, ¿o los que están en
el Palmar Grande?
[6] Aquí se refiere a las tres leguas a cada viento
asignadas a los naturales por el capitán Gabriel Ortiz de Fuenmayor el 2 de
enero de 1606. Si las tres leguas a cada viento eran de los naturales ¿cómo se
las iban a quitar y luego a devolver sólo la mitad de ellas?
[7]
¿Cómo iban a quedar los indios sin perjuicio? El único perjuicio en contra de
los naturales era que los españoles les quitarían la mitad de sus tres leguas
de tierra a cada viento, que les otorgó el capitán Ortiz de Fuenmayor el 2 de
enero de 1606. O qué, ¿a los naturales que menciona habitantes del paraje Santa
Elena, los echarían al Palmar donde está actualmente el templo de Santa
Catarina?
[8]
¿Las acequias que ya estaban formadas eran: San Juan, San Antonio, La Morita, Brazo
Principal? Quizás los españoles querían extenderse hasta el Palmar para regar
con sus acequias, porque en la villa de Santa Elena el terreno es más alto y
tendrían que abrir nuevas acequias.
[9]
¿Se refiere a la
misión y custodia del Rioverde ubicada en el Palmar Grande, o también a las
misiones que fundó fray Juan Bautista de Mollinedo? Que, por cierto, no están
tan cercanas.
[10]
Aquí están engañando al Virrey, porque sí había perjuicio para los naturales,
pues les iban a quitar la mitad de sus tierras, y el único manantial de agua
dulce, anexo al paraje Santa Elena.
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