Una conseja puede convertirse en
brújula, que ayude a encontrar el camino
en el desierto de la ignorancia.
Erase
una ves una hermosa tarde de verano, Don Venancio caminaba y caminaba con aquel
gran peso de sus años sobre su espalda,
y aunque zigzagueando para caminar, lo hacia presuroso y con mucha alegría, así
se le veía cruzar gran parte de la Avenida de los Juncos, con la cabeza
semiagachada y el pensamiento perdido en el infinito…
¿De donde viene? ¿A donde va?, es la
pregunta obligada de todas las personas que ya lo conocen y lo ven pasar.
Pero Don Venancio es un viejecito
alegre, a quien los problemas de la vida ya no le importan; los recuerdos de su
vida son maravillosos, y los disfruta en cada momento que los hace revivir en su pensamiento,
por que su mundo pasado era blanco,
sereno, donde imperaba el respeto y el amor de toda la humanidad, pero ese era
el mundo de don Venancio al que se aferraba ignorando el presente y lo que
pasaba a su alrededor, pero al fin de cuentas así era mejor, así evitaría que
“su mundo” tan limpio se contaminara.
Su meta era llegar siempre al jardín
de san Angel, donde disfrutaba recordando tantos y nostálgicos recuerdos que para el era su máxima
distracción sentimental.
Admiraba
con devoción la naturaleza que le rodeaba,
para el era un encuentro con los milagros patentizados del todopoderoso; ver el
fruto de un árbol, el cantar de los pajarillos o el nacimiento de una flor. En
el jardín de san Angel el no necesitaba de compañía por que con las que contaba
era suficiente, como era las parvadas de palomos colipavos que aterrizaba a eso
de las cinco de la tarde, y por que
diariamente tenían cita con su amigo Venancio, que cariñosamente ya les tenia
preparada la merienda que consistía en granos de arroz, maíz y a veces de
girasol.
Don Venancio no se daba abasto para
contestar tantas preguntas que en platica le hacia el palomar, y en
agradecer tantos elogios que sus
amistades (las criaturas del señor), como el las llamaba vertían en su persona.
Una vez terminada la merienda y como
señal de agradecimiento, todo el palomar comenzaba a moverse cruzando sus
delicadas patitas de un lado hacia otro acompañándose con su respectivo “acurrúcate
aquí”, terminando por convertirse en una sinfonía de movimientos y vocecitas
que serian la envidia de cualquier opera de Paris.
La cita y el banquete habían
terminado, tendrían que volver a casita y todos al unísono levantaba el vuelo girando al rededor de Don Venancio, haciéndole caricias
con sus alitas, parándosele en su cabeza, en sus hombros, en sus manos, para
luego emprender el vuelo y perderse en el infinito tras los rayos crepusculares
del atardecer.
Don Venancio era un verdadero
cristiano, el amor que sentía por animalitos era el mismo que sentía por sus
semejantes, por que “todos somos criaturas del señor”. Nunca se le oía renegar, mucho menos maldecir.
En sus momentos de soledad se le veía
mover los labios, pero era solamente para agradecer al todopoderoso un día mas que mucho había disfrutado, visitando los
enfermos, compartiendo su pan con quien tenia hambre, y al sediento
brindadole el agua santa de la sabiduría
cristiana, que muchos saciaban esa sed con las explicaciones y consejos
religiosos que don Venancio les daba.
Don Venancio siempre era Don
Venancio, el santo hombre para todo se daba tiempo. ¡Ah!, y sus visitas diarias
al jardín de San Ángel, como siempre, eran infalibles.
Un día llego como de costumbre al jardín tenia
ya escogida su banca, la cual había hecho su favorita, y la gente que lo conocía
le respetaba su lugar. Pero ese día llevo la sorpresa de su vida, pues desde
lejos descubrió con su débil parpadeo, aun intruso, un atrevido, que osó,
con su persona invadir su lugar; poco a poco se iba acercando a su banca
para hacer valer “sus derechos”, diplomáticamente exigía que desalojara su
banca.
Pero toda sus maniobras no tuvieron
respuesta, lo mejor era darse por vencido, por que aparte de ya era mucho lo
que había hecho el atrevido mozalbete no apartaba la vista de todos los
movimientos que el hacia, tal parece que le eran divertidos por que sus labios se estiraban cual resortes
de oreja a oreja en una amplia sonrisa; pero para Don Venancio no había barreras
infranqueables contra viento y marea el tomaría su asiento.
¡No faltaba mas, ni les sobraría
menos! al tomar asiento don Venancio se quedo pensando, con cierta molestia e
inquietud, si este joven adivinara que la soledad es mi fiel compañera y que en
ella me siento feliz, sin titubeos ya hubiera abandonado este lugar, pero tal
parece que es todo lo contrario, se nota que no tiene ni para cuando moverse de aquí, y ahora mi último
recurso es hacerle algo incorrecto: me volteare d espaldas haber si así
entiende mejor.
Pero el mozalbetillo rompió el silencio con
una sonora carcajada al ver tantas maniobras que hacia Don Venancio para
hacerle mudar de banca, lo cual a Don Venancio no le hizo mucha gracia,
volteando con tal rapidez hacia el
muchacho, parándosele de puntas el poco pelo que tenia, con los ojos
desorbitados y el seño fruncido cual
ojal de pacotilla, el mozalbetillo al ver la actitud tan seria de Don Venancio rápidamente
lo abrazo y la cabeza le reclino en su pecho diciéndole:
-¡pero es increíble en tanto rato
que tiene usted aquí, haciendo no se que tantas maniobras para que me valla de su banca, y no me halla reconocido, Don Vena,
mi querido viejo, casi casi mi padre a
quien yo adoro tanto!
-pero… ¡Josué malvado muchachote de
mi alma!, no tengo palabras para explicaciones comprensible de tu parte, deben
ser los muchos años que sobre mi pesan,
los oídos ya no perciben sonidos claros, mis ojos estan llenos de neblina y mi corazón
como mis piernas con dificultad responden.
-Pero…bueno, bueno, ahora dime que
andas haciendo por acá tan lejos de la barriada.
-Pues vine ala biblioteca de este jardín
a sacar unos apuntes, pues ahorita tenemos dos semanas de vacaciones y no
quiero perder mi tiempo, aprovechare día con día de mi juventud para el día de
mañana ser un hombre de provecho.
-¡Ese es mi Josué!, siempre te he
admirado por tu dedicación al estudio, bueno de todos modos estoy extrañado de
verte por aquí habiendo tanta biblioteca cerca de nuestro barrio.
- Era lo que antes le iba a explicar Don Vena,
que quise venir hasta acá y aprovechar de hacerle una visita a Miguel que por
estos rumbos vive.
-¿Cuál Miguel, Josué?
-Ah que Don Venancio, ¿pues que esta
usted perdiendo la memoria no se acuerda de Don Jacinto, que viene siendo el
padre de Miguel?
-Ah, si, si, mi buen amigo Jacinto,
ese hombre es un alma de Dios, Tiempo le sobra para estar en el templo, que es
la casa de Dios, pertenece a algunas congregaciones y no se cansa de predicar
la palabra de Dios a toda la feligresía. -¡El
mismo de quien yo le estoy hablando Don Venancio! A ese viejo Don Jacinto también
a mi me ha tocado verlo en el templo, de todillas, con los brazos en cruz,
volteando los ojos al revés, viendo hacia las alturas dizque… haciendo oración.
-Pero…¿Cómo?, ¿Cómo? Josué, que estas
pronunciando tus palabras con coraje y una cierta ironía.
-Y no es para menos, si usted
supiera el coraje que sentí una vez y el
sentimiento que todavía me queda, porque le aseguro que el motivo no fue para
menos y cuando me acuerdo hasta las lágrimas
se me han asomado a los ojos.
-a ver Josué, vamonos despacio y cuéntame detallito
por detallito, que por la actitud que has tomado despertaste en mi cierta
curiosidad que quiero disipar, y darle o no la razón a tu malestar. Ah…pero eso
si, no por que se me tuesten las habas
por saber el problemita, vayas tu a imaginarte que a mi me gusta chismillo.
-Nooo que va, a usted no le
gusta el chismillo, lo que pasa es que
simplemente quiere estar bien informado de todo. ¡Ah que Don Venancio tan
chistoso!, de que no le gusta el chismillo, ¿pues quien sabe?, lo que si puedo
asegurarle es que el cronista de la ciudad le queda chiquito.
-Mira Josué, que ya me estas
colmando el plato y te voy agarrar a bastonazos y darte una buena zurra y jalón
de orejas.
-Bueno Don Vena, ya no me este
cotorreando y déjeme empezar a contar la historia, pero mire, póngame mucha
atención, pare bien la oreja y no pierda
de vista, pongase cómodo y agarrese bien de la banca por que cuando acabe de
contarle se puede usted desmayar y no
quiero pensar que hasta un patatús le de.
-Que mi bastón se sigue moviendo
Josué. Así que lo mejor es que empieces a mover los labios con el chismillo.
-Ah que Don Vena que diera yo porque
fuera chismillo, lo que le voy a contar mis ojos lo vieron y mis oídos lo
oyeron.
-Te pongo atención mi inquieto
muchacho de Santo Dios.
-Bueno, pues un día llegue en la
tarde a la casa de Don Jacinto buscando a mi amigo Miguel, mi entrañable amigo
de toda la vida, toque la puerta y como siempre traemos la broma en los labios,
dije:
-Tan, tan.
-¿Quién es? –contesto Miguel.
-El abonero, ¡ala cárcel por
embustero!
-¡no debo!
-¡si debes!, debes abrir la puerta
Miguel, por que soy Josué.
-pásate. Y no me lo digas dos veces
que yo te conocí luego la voz, ¡charlatán incorregible! pues siéntate y ponte cómodo,
¿Qué prefieres, café o te?, por que empezando a charlar ni quien nos pare.
-¿Del asiento?
-Pues del asiento de la lengua.
-Las dos cosas se llevan de la mano.
-pero no seas tan latoso Josué, y empecemos.
-Al fin que de vacaciones y toda la cosa
no estaré mucho tiempo Miguel, ya casi empieza a oscurecer y no quiero que mis
padres se preocupen por mi tardanza. Pero…oye, oye, ¿Qué esta pasando, que es
tanto movimiento que estoy viendo aquí en la casa?, se ha reordenado todo y
luce mas limpia que de costumbre.
-Pues figurate Josué, que no tarda en llegar unas amistades
de México que vienen a pasar unos días de vacaciones aquí con nosotros.
-Y te aseguro Miguel, que tu
abuelito se a de sentir un pavo real, y como lo que es, el mas importante de
los anfitriones…
-calmala
Josué, ya ni la burla perdonas, mi santo viejito con sus 89 años ya perdió
hasta la noción del tiempo.
-No
te creas Miguel, lo digo en broma y con mucho cariño y respeto que para mi
merece tu abuelito. Yo siendo un niño y el con fuerzas suficientes, recuerdo
con mucha alegría cuando en las tardes domingueras o días feriados me llevaba a los parques me montaba en los caballitos,
me compraba helados y me daba caramelos, yo lo adoro por que significa gran
parte de mi vida, no hay remordimientos ni mancha en su alma, por eso siempre
se le ve feliz ¡y míralo!, con su bastón, y quien sabe cuantas cosas dice entre
dientes.
-Querrás
decir entre encías, ¿pues cuales dientes ves?
-Ah que miguel, tú siempre tan
realista, aunque yo quisiera aligerar un defecto tú siempre te sales con la
tuya, la verdad que así no doy una.
-Pues es de lo que se trata Josué,
de algo hay que hablar para estarla pasando bien y decir algo que nos alegre
para no aburrirnos.
-Oye Miguel,¿y tu padre donde esta
se le ve aquí en la danza?
-Ah que tu, en momentos tan felices
tenia que aparecer el drama y de lo demás desagradable. Pues mi padre ahí en su
recamara, siempre tronando de coraje como los diablos en los infiernos, renegando
y vociferando palabrotas indecibles, el solo no se aguanta y es la pesadilla de
toda la familia, por que en toda su vida nunca le veras una serenidad,
paciencia o paz que le conforme, nunca le faltan motivos o pretextos para estar
enfadado; y el día que no los tiene…parece que los inventa para no perder la
rutina de diario, ahorita mismo esta echando pestes, rayos y centellas en
contra de los congregantes de la vela perpetua, dizque… por que no le han traído
la cooperación para la misa de conmemoración por sus 25 años que tiene de
pertenecer a dicha congregación.
-Ahora si que me dejaste con los
ojos cuadrados Miguel, me he quedado bobo, tonto, lelo, atónito, turulato,
petrificado, estupefacto.
-Ya, ya, Josué, que te estoy
hablando con sentimiento y seriedad, pero también contigo no doy una.
-Perdóname Miguel, pero ya ves que
siempre bromeamos pero con la mas sana intención, nunca para tratar de
molestarnos, y para responderte en serio
como tu me has hablado, te diré que si no me comentas esta situación, jamás lo
hubiera creído, por que yo en algunas ocasiones he visto y oído hablar a Don
Jacinto con esas personas, y ¡que barbaridad! lo hace con tanto cariño, con
tanta ternura y dulzura, cual padre le habla a su hijo acabando de nacer.
-Desgraciadamente así es mi querido
Josué, caras vemos, corazones no sabemos.
-Ah que Miguel, ahora estoy cayendo
en la razón que todos los dichos tienen.
-Pues suelta el dichito que con esta
aclaración se te vino a la cabeza.
-Pues nada mas que tu padre, Don
Jacinto, “come santos y defeca diablos”
-Vaya, vaya, Josué, que te echaste
la hoguera, te doy de calificación un
diez, por que a mi todo eso me choca y me siento muy contrariado con todo lo
que es pura hipocresía; y hablando del Rey de Roma y mi padre que se asoma, y
te aseguro que viene para acá, por que el sonido de la puerta que oí, es de su
recamara.
-Miguel, Miguel, ¡con un carajo!, en
donde te metiste que ni la voz se te oye.
-Aquí estoy, platicando con Josué
que vino a visitarnos
-…Y con ese motivo vas a
justificarte de no haberte tomado la molestia de tener un mendigo momento para comunicármelo
antes, como a tu padre que soy; consideraciones mas especiales deberías tener
conmigo, pero ¡no!, si se me ofrece algo tengo que salir de mi aposento donde
mas a gusto estoy; ¿pues quien te has creído que eres tu aquí?, o es que,
¿quieres matarme de un coraje?
-De ninguna manera, padre mío, usted
ya sabe que por mi mente no pasan esas intenciones.
-Ah…, ¿se dijo que aquí estabas,
Josué?
-Si Don Jacinto, muy buenas noches.
-Regulares, regulares, para mi ni
los días ni las noches son buenos, siempre son de los mil diablos, siempre
llenos de enfados y estorbos, y a propósito de estorbos, vine a darte una
orden, Miguel, y quiero que la cumplas al pie de la letra.
-Me lo dice en tono grave, ¿tan
delicada es esa orden?
-No te estoy pidiendo que opines,
simplemente que obedezcas la orden que te voy a dar.
-No le responderé una palabra mas,
usted ordene y yo obedeceré.
-Pues bien, aquí tienes esta cobija
y este guangoche para que te lleves a mi padre a dormir en la cabaña que esta
junto al corral de los animales, allá… al fondo del solar, el viejo apesta
mucho y cuando duerme ronca horriblemente, creo yo que retirando de nuestras
habitaciones podré evitarme muchas vergüenzas, pues mis visitas no estan acostumbradas
a esas incomodidades, y así tanto ellos como yo, podremos disfrutar
placenteramente los días que estén por aquí.
-Pero…pero, es que yo no puedo hacer
eso con mi abuelito, ni usted lo puede ordenar, ¡es tu padre!
-Tu haces lo que yo ordeno, so
bruto, que para hacerlo no te estoy pidiendo que opines si esta bien o mal, lo
tienes que hacer, cualquier responsabilidad no te la voy a cargar a ti, que lo
que a mi toca de antemano lo desecho; así que ni paros ni advertencias quiero
estar ya escuchando de tu boca, lo que quiero es que cumplas mis ordenes sin
titubeos, ¡como siempre!, que sen cumplidas. Y ay de ti, cuando la obediencia y
el respeto me pierdas, por que soy tu padre y eso y más merezco de ti, así que
por segunda y ultima vez te digo, aquí esta el guangoche y la cobija para que
hagas lo que ya te he ordenado, eso si, lo cobijas bien, pero al son de ya.
Bueno yo me voy a mi recamara a encerrarme, el viento esta un poco mas que frió,
y ya en paz me pondré a rezar el santo rosario para que mis amistades lleguen
sin contratiempos, mucho menos que pase una desgracia, eso si ni pensarlo. Que
el Señor me tenga en sus manos por mis buenos deseos. Que pases buenas noches,
Josué.
-Igualmente Don Jacinto, que la pase
bien con su santificada conciencia, bien tranquila.
-No se si te entendí bien Josué.
-Ni falta que hace Don Jacinto,
quise decir que pasara buenas noches.
(Hum…parece que Josué quiso decirme
algo)
-Que bien Josué, hiciste que mi
padre se pusiera a pensar, mas tarde entenderá lo que quisiste decir, tu si que
piensas bien y tienes los sentimientos de un verdadero cristiano.
-Tu también Miguel, tienes tus
sentimientos gemelos a los míos y no tienes que enviarme. ¿Y ahora que pasa?,
te has quedado con la cobija y el guangoche como lelo, ¿Apoco de veras estas
pensando en llevarte al viejito a que duerma en corral?
-Ahhh, que Josué, me extraña, tal
parece que no me conoces, ¿Crees tu que yo pudiera abrigar en mi pecho
semejante maldad?
-¡Claro que no Miguel!, yo nunca he
pensado ni pensaría eso de ti, bien dice el dicho que de una espina nace una
flor.
-Ay, Josué no la amueles, aunque
descompongas un poco el dichito, mejor di que nace un buen pensamiento y me sentiré
mejor.
-Bueno vamos dejando los dichos a un
lado y dime, ¿Qué vas hacer siempre con tu abuelito?
-Pues…si me das una manita lo
bañamos, lo cambiamos y lo acostamos aquí en mi cama.
-Tiene razón Miguel, eso es lo que
hay que hacer, pero diciendo y haciendo, manos a ala obra.
-Fíjate Josué, que entre dos no pesa
el muerto, con tan buena voluntad me has tendido la mano que en media hora
hemos terminado, y mi abuelito esta como nuevo y durmiendo como un lirón en mi
cama, yo me acostare en el guangoche y me echaré la cobija como expiación por
semejante sacrilegio que ordeno mi padre,¡ Que a todo dar eres Josué?, no
cualquiera me hubiera ayudado como me ayudaste tu a hacer esta obra de caridad; es una forma
muy practica y positiva para cumplir y enseñar los mandatos que el señor dejo.
-Bueno Miguel, todo lo que dices
esta muy bien y es una realidad, pero ahora dime, ¿Que le vas a decir a tu
padre cuando se de cuenta que lo desobedeciste?
-Ah que Josué, ya te preocupe, pero
no estoy nervioso por la desobediencia, que si eso es desobedecer, yo seré el
hijo mas desobediente del mundo.
-Se oyen ruidos Miguel, como que
nuevamente viene tu padre, y haciéndole honor a la verdad y con el respeto que tú
me mereces, yo ya no quiero ni verlo
-Esperate un momento Josué, no esta
bien que te vallas ahorita que el viene, y además tenias curiosidad de saber
que es lo que me va a decir por tan grande desobediencia
-¡Miguel, Miguel!, y otra vez
Miguel, porque no puedes cambiar ni nunca cambiaras, todo el tiempo serás el
mismo de siempre haciendo sufrir a tu padre, he terminado mi santo rosario, he
recitado ya algunas plegarias mas y me
santiguado tres veces, ¿Y tu?, todavía en vela, deberías haberte echado ya en
la cama a leer cuando menos, si esque sueño no tienes. ¡Esta desgraciada vida,
infeliz, infernal, maldita que me das, ya no puedo soportar; eres un vil
engendro de los infiernos…!
-Pero Don Jacinto…
-Que Don Jacinto, ni que Don
Jacinto, no es a ti quien estoy hablando Josué, cuando te dirija a ti la
palabra, que no son mis intenciones, entonces contesta tu
-Yo solo quiero decirle que Miguel
esta muy lejos de ser lo que usted ha mencionado, el es un buen hijo, con un
gran temor de ofender a Dios, siempre ha sido respetuoso con usted y sus amigos
no tenemos queja de el. Y yo ya me iba Don Jacinto, ya se me hizo un poco tarde
y en mi casa preocupación y angustia deben tener.
-¡Ah…no, ahorita no te vas angelito
del demonio!, ahora mismo me estoy fijando que tengo la oportunidad en mis
manos de demostrarte quien es Miguel, este querubín bañado de virtudes
gloriosas de las que tanto tu hablas, frente a tu nariz lo tienes paradote, lo
que evidentemente es a mi favor y que no me deja mentir, Miguel ¿Tienes alguna explicación sensata
para que me digas por que ha estas horas de la noche todavía tienes en las
manos este guangoche y esa cobija?, ¿A caso no es una muestra muy clara de tu
desobediencia? tu has desobedecido mis ordenes y ahora aquí delante de Josué,
tu abogadillo de marras, quien en este momento debe estar reconsiderando las
maravillosas opiniones de fantasía que tiene sobre tu persona. ¿Y ahora que
opinas Josué, sigues pensando igual?
-No…de ninguna manera sigo pensando
igual, con un gran dolor y compasión sigo pensando mejor que antes sobre su
persona, porque no son las palabras mías ni la opinión de sus amigos lo que
hacen valer, sino sus hechos, sus obras piadosas, misericordiosas, que hace, no
solo con su propia familia sino con cualquier persona aun sin conocerla, que es
donde se demuestra la verdadera caridad. Miguel es el hijo que usted no se
merece…
-Josué mi querido amigo y hermano de
toda la vida, te agradezco infinitamente la preocupación que has demostrado
para mi, tu sinceridad siempre ha sido la misma, tu bondad es admirable, estas
virtudes en tu persona no causa ninguna extrañeza en mi, hace unos
momentos querías irte y te detuve, ahora
te pido que lo hagas, la preocupación en tu casa ya ha de ser mucha, y en estos
momentos quiero estar a solas con mi padre, se que tu me comprenderás, siento
en mi pecho un trozo de acero y en mi garganta esquirlas y estoy a punto de
estallar en llanto, y no quiero que me veas llorar.
- Llora Miguel, llora todo lo que
quieras, que las lagrimas en un hombre no son signo de debilidad sino de
fortaleza que nutre la razón, para destruir el aferramiento absurdo de quien en
el se estanca, me voy Miguel, siempre serás mi gran amigo por que tienes un
gran valor moral, espiritual y humano que te agiganta, y amigos como tu son
difícil de encontrar, la costumbre al despedirse es decir buenas noches, pero
de esta, una gran parte ha sido de las mas tristes y amargas que hallas
experimentado en tu vida, así que simplemente te diré, hasta pronto y que Dios
te bendiga Miguel.
- Hasta luego Josué, y… gracias.
-Vaya, vaya, tu amigo Josué pensó que con esas cursilerías que
pronuncio me iba yo a conmover, tal vez pensó que con eso renunciaría a yo al propósito de hacer cumplir las ordenes que te he dado,
pero para mi todo el discurso que pronuncio no son mas que pamplinas y mas
pamplinas que nada me van a convencer, por que yo seguiré siendo aquí, quien he sido siempre, el
guía,
el hombre y el padre de esta casa que jamás permitiré una desobediencia, te
estoy exigiendo una explicación a tu reticente actitud, y como dice el dicho el
que con lobos se junta a aullar se enseña, pero a mi ni otros lobos con mas colmillos que ustedes
me han podido tragar, por lo tanto ya es mucha la tanlerancia que te estoy
teniendo, has rebasado los limites de mi paciencia, estoy exigiéndote que
hables
-Claro padre, claro que hablare, y
esto lo hubiera hecho aun cuando usted no me lo hubiera exigido, por que
siempre ha ido usted un padre injusto conmigo de niño jamás recuerdo que me
haya dicho una palabra cariñosa, tierna, de esas palabras amorosas que
todos los padres le dicen a sus bebes,
ya de grande solo he visto en usted el hombre renegado, intransigente e
inaccesible. Y…
-¡Basta, basta!, que yo no soy esa dramática
victima inocente que quieres hacer creer que eres tu, yo lo que quiero es que
ya sin preámbulos, me des una explicación que repetidas veces te he pedido y de
una vez por todas te estoy exigiendo…
-Pues bien, sin preámbulos, como
usted dice, aquí tiene la explicación: padre usted sabe perfectamente que yo
nunca lo he desobedecido, siempre lo he visto y respetado como lo que es, mi
padre, y siento una gran satisfacción de estar obrando así, pero esta conducta
no se debe a principios morales y espirituales que usted me haya enseñado como tendría
que ser su obligación, su deber de encausar por el buen camino a su hijo. A quien
tengo que dar las gracias por todo esto, es a las abnegadas catequistas que
tuvieron la paciencia piadosa de enseñarme la vida de CRISTO JESÚS EN LA
DOCTRINA a la que por mi propia iniciativa asistía, se muchos pasajes bíblicos
que trato de imitar, pero los mandamiento de la ley de Dios son básicos para
llevar una vida cristiana que muchos por desgracia, no llevan. Entre los
mandamientos sobre salen uno que para mi es toda pasión, y este es honrara a tu
padre y madre; ojala que todas las juventudes
del mundo pusieran en practica, cuando menos este mandamiento, en otro mundo viviríamos.
Volviendo
ala desobediencia, como mil veces lo he repetido, yo nunca lo he desobedecido y
hoy más que nunca, pienso no fallarle, siempre obedeceré sus órdenes y le juro
solamente que al pie de la letra serán cumplidas. Al fin de cuentas usted ya
tiene 73 años, y aunque trate de ignorarlo, todas sus facultades físicas y
mentales le estan fallando, el tiempo marcha sin detenerse como el reloj
marcando las horas, y si tomamos en cuenta el tiempo y el inexorable avanzar de
las horas, reflexione y tome usted en cuenta que el tiempo que le queda a usted
ya no es nada, y que ese nada que le queda, se dará usted cuenta que fue el
final de su vida; si…por que estará usted muerto en vida, completamente
imposibilitado e inútil, y cuando todo esto suceda entonces usted será lo que
hoy es mi abuelito, un enfado, un estorbo, un viejo apestoso; pero yo procurare
no cambiar para seguir siendo el obediente como siempre que cumple las ordenes
buenas o malas sin protestar, sin dar opiniones que no se me piden quedando
exento de toda responsabilidad, responsabilidad que aun teniendo usted premeditadamente la desecho, pero yo seguiré
siendo Miguel, Miguel el que para usted ha sido un engendro del demonio como en
repetidas ocasiones, en sus renegadas palabras me lo han gritado, poniéndome ha
pensar a veces que quizá tenga toda la razón, pues usted fue quien me engendro,
pero este engendro no conoce la maldad y la practica por ignorancia, sin embargo
sus hechos si me avergüenzan y me remuerde la conciencia hasta hacerme gritar
las verdades, por primera vez aunque parezca falta de respeto pero el día tendría
tarde o temprano que llegar para que estos sentimientos que fue usted creando
en mi pecho, un día como hoy tendría que explotar y salir a frote, y, ningún
momento tan propicio como este para repetirle que el mañana casi ya lo estamos
viviendo, y ya usted como mi abuelito, inútil, un estorbo y convertido en un
viejo apestoso, y habiendo una ocasión como esta, que en que esperamos visitas,
con este mismo guangoche y con esta misma cobija que usted me ha dado para mi
abuelito, lo llevare acostar ahí a donde ordeno, al corral, en la cabaña que
esta junto al pesebre de los animales.
-¡Basta…basta…malvado,
malagradecido, insensato!, eres un mal hijo sin conciencia has hablado como un
loco, sin sentido común me has advertido y sentenciado, ¿acaso has olvidado
quien soy?, ¿acaso has olvidado que soy tu…
-Termine, termine, ¿o se le
congelaron los labios para pronunciar la palabra padre? ciertamente es usted mi
padre y me alegro que haya tenido dificultad para pronunciar esa palabra:
“PADRE”, por que decir padre es hablar de algo sagrado, de algo santo como lo
es nuestro Padre celestial que usted deshonra al autonombrarse un buen
cristiano, para usted ser buen cristiano es no salir diariamente del templo y exhibirse
de rodillas con los brazos en cruz y casi volteando los ojos al revés mirando
hacia las alturas mostrando una gran humildad y resignación por todas las
injusticias que se cometen en este mundo, inscribiéndose en consagraciones solo
para presumir bandas, escapularios y medallas, hablar a otros sobre pasajes bíblicos
que traten de bondad, sacrificio y caridad, de todos estos pasajes solo lo he oído
hablar, pero nunca lo he visto practicar uno solo; y eso no se llama ser
cristiano, eso se llama hipocresía por
que usted siempre ha sido un hipócrita, por que halaba y glorifica al Señor solamente de palabra, pero las alabanzas y
glorificaciones no deben nacer de los labios si no del corazón, pero para que
hablarle a usted de un corazón bondadoso si nunca lo ha tenido, basta con haber
escuchado las ordenes sacrílegas en contra de mi abuelito sin tomar en cuenta
que, después del Todopoderoso, el fue quien le dio la vida, quien muchas veces
velo por usted se desesperaba si usted se enfermaba, lo consolaba si usted
lloraba, se sentía feliz si usted reía, cuando dio sus primeros pasos el lo llevaba
de la mano para que no tropezara. ¿Se puede llamar cristiano a una persona como
usted?¡No nunca!, son verdaderas ratas del templo. ¿Qué le pasa padre?, se ha
quedado con la vista fija y sin boquear palabra.
-Espera Miguel, espera… te
explicare, porque en estos momentos las palabras para mi ya sobran, mi silencio
y mi vista fija que has advertido los he empleado en una minuciosa reflexión
mientras de tus labios se desgranaba un torrente de sabias palabras, palabras que yo como tu padre que soy, nunca
las utilicé para tu formación, durante esta reflexión se me vino ala mente la
multitud de errores que cometido, todo esta pasando ante mi como una terrible
pesadilla, he estado despierto, con los ojos abiertos pero cerrados, ciegos
ante la realidad, solo tu hijo mío, has tenido la paciencia de soportar esta tormentosa
vida que siempre te he dado, pero tus principios cristianos que por vocación
tienes, te hicieron soportar este martirio, y imitando así a todos los mártires
de la cristiandad de quienes nos habla la Historia Sagrada. ¡T e admiro
Miguel!; por que eres en verdad todo lo que dijo Josué, eres el hijo que nunca soñé,
que no merezco, tu alma es pura, santa, fuerte como una muralla de acero donde
se han estrellado tentaciones carnales y maldades mundanas, tu si que eres un
verdadero cristiano lleno de virtudes que el Señor te ha dado, y con respeto
has acogido para hacer el bien a los demás, tu alma y tu corazón pasearían luz
celestial, la cual, por medio de tus palabras, han iluminado mi oscuridad, le
has dado luz a mis ojos y a mi conciencia la has hecho reaccionar, me has dado
una lección que jamás en mi vida había aprendido, pero nunca es tarde para
hacerlo y arrepentirse de toda maldad, pero para que suceda eso tiene que haber
un guía, un maestro limpio como lo fue Cristo Jesús cuando ayer, como tu hoy reprendió
a los fariseos y los llamo sepulcros blanqueados. Tu Miguel has sido siempre un
maestro lleno de tantas bondades y misericordias, y yo siempre he sido como
esos fariseos a los que el Señor tanto detesto, por lo tanto te pido Miguel que
me perdones como se que este santo e inocente viejecito que es mi padre, me habrá
de perdonar, y a ti, Señor todopoderoso, virtud de virtudes, bondad de
bondades, bendición de bendiciones que por medio de mi hijo me has mandado
reprochar mi actitud con un divino mensaje que en este momento estoy recibiendo
en lo mas profundo de mi corazón, con el propósito de enmienda para hacerme
merecedor de tu gran misericordia, te pido me concedas tu perdón…
Miguel
no puedo mas, me postrare ante ti de rodillas con la mas grande humildad asegurando
no volver a ofenderte jamás, por que
ahorita estoy sintiendo todo el rigor del remordimiento como tu has sentido de
el sufrimiento…, tu paciencia y valentía
es mucha y lo supiste soportar, yo después de todo no soy mas que un cobarde
que sin merecerlo busca tu refugio para no perderse en las tinieblas de la
maldad.
-No padre, no se atormente, no diga
una palabra mas, no es ante mi donde debe postrarse con reverencia sino ante
Dios que es a quien a usted a ofendido, a mi permítame quedarme un momento con éxtasis
maravilloso y glorioso de esta emoción que me evade después de haberlo
escuchado, por que en estos momentos ha hecho la mas grande confesión que
hubiera hecho jamás, la sinceridad de sus palabras brotan de sus labios como
cristalinas gotas de agua de un manantial purificado, por sus ojos brotan
perlas, esas perlas que hacen mitigar el dolor de una conciencia que fue cruel
y despiadada, pero todo eso en estos momentos ha quedado enterrado,¡Olvidémoslo!,
como se tiene que olvidar un desventurado pasado, hagamos de cuenta que fue
como una pesadilla infernal la cual, un san Miguel con su filosa espada hizo mil pedazos para librarnos del mal, regocijémonos
padre, de este glorioso triunfo que es esperaza de paz eterna, que nos llevara
a gozar un mundo mejor, ahora es usted
el padre y el viejo mas bueno, ahora es usted el milagro hecho realidad que yo
siempre pedí.
- ¡Bendito seas hijo mío, bendito
sea el señor por haberte dado esa vocación que como un rayo de luz te ha guiado
por el buen camino!
-Y ahora padre, abracémonos, y así
unidos como un verdadero padre y un verdadero hijo, demos gracias al creador.
____________________
Erase
una vez, en una hermosa tarde de verano, cuando en el viejo barrio se distinguía
una humilde casa, pero llena de paz
y armonía, en esa casa vivía un
señor llamado Jacinto, con su hijo mayor
llamado Miguel, ellos y los demás miembros formaban una familia
honorable y respetada por todo el vecindario de la polvorienta barriada.
Mientras tanto en el jardín de San
Ángel, (tal parece que un finísimo velo negro cubría sus prados), ¡una banca
estaba vacía llorando su soledad! las parvadas de palomos colipavos no bajaron,
los pajarillos enmudecieron, los rayos crepusculares del atardecer se
ocultaron, y las flores se marchitaron de repente,
De dicha banca se empezó a oír una música
y coros celestial que se iba perdiendo en cuanto se elevaba al infinito, y en
el… iba el alma de Don Venancio a tomar posesión de un lugar privilegiado que
el Señor le había preparado en el Reino de los Cielos.
Fue una vez…el último verano.
Febrero
de 1989.
0 comentarios:
Publicar un comentario