jueves, 19 de mayo de 2022

"El ultimo verano" novela inedita de Francisco Martinez Solano.

 

Una conseja puede convertirse en

 brújula, que ayude a encontrar el camino

 en el desierto de la ignorancia.

 

     Erase una ves una hermosa tarde de verano, Don Venancio caminaba y caminaba con aquel gran peso de sus años sobre  su espalda, y aunque zigzagueando para caminar, lo hacia presuroso y con mucha alegría, así se le veía cruzar gran parte de la Avenida de los Juncos, con la cabeza semiagachada y el pensamiento perdido en el infinito…

       ¿De donde viene? ¿A donde va?, es la pregunta obligada de todas las personas que ya lo conocen y lo ven pasar.

       Pero Don Venancio es un viejecito alegre, a quien los problemas de la vida ya no le importan; los recuerdos de su vida son maravillosos, y los disfruta en cada momento  que los hace revivir en su pensamiento, por  que su mundo pasado era blanco, sereno, donde imperaba el respeto y el amor de toda la humanidad, pero ese era el mundo de don Venancio al que se aferraba ignorando el presente y lo que pasaba a su alrededor, pero al fin de cuentas así era mejor, así evitaría que “su mundo” tan limpio se contaminara.


            Su meta era llegar siempre al jardín de san Angel, donde disfrutaba recordando tantos y  nostálgicos recuerdos que para el era su máxima distracción sentimental.

            Admiraba con devoción la naturaleza  que le rodeaba, para el era un encuentro con los milagros patentizados del todopoderoso; ver el fruto de un árbol, el cantar de los pajarillos o el nacimiento de una flor. En el jardín de san Angel el no necesitaba de compañía por que con las que contaba era suficiente, como era las parvadas de palomos colipavos que aterrizaba a eso de las cinco de la  tarde, y por que diariamente tenían cita con su amigo Venancio, que cariñosamente ya les tenia preparada la merienda que consistía en granos de arroz, maíz y a veces de girasol.

 

            Don Venancio no se daba abasto para contestar tantas preguntas que en platica le hacia el palomar, y en agradecer  tantos elogios que sus amistades (las criaturas del señor), como el las llamaba vertían en su persona.

 

 

 

            Una vez terminada la merienda y como señal de agradecimiento, todo el palomar comenzaba a moverse cruzando sus delicadas patitas de un lado hacia otro acompañándose con su respectivo “acurrúcate aquí”, terminando por convertirse en una sinfonía de movimientos y vocecitas que serian la envidia de cualquier opera de Paris.

 

            La cita y el banquete habían terminado, tendrían que volver a casita y todos al unísono  levantaba el vuelo girando al  rededor de Don Venancio, haciéndole caricias con sus alitas, parándosele en su cabeza, en sus hombros, en sus manos, para luego emprender el vuelo y perderse en el infinito tras los rayos crepusculares del atardecer.

 

            Don Venancio era un verdadero cristiano, el amor que sentía por animalitos era el mismo que sentía por sus semejantes, por que “todos somos criaturas del señor”. Nunca se le oía  renegar, mucho menos maldecir.

 

            En sus momentos de soledad se le veía mover los labios, pero era solamente para agradecer al todopoderoso un día mas  que mucho había disfrutado, visitando los enfermos, compartiendo su pan con quien tenia hambre, y al sediento brindadole  el agua santa de la sabiduría cristiana, que muchos saciaban esa sed con las explicaciones y consejos religiosos que don Venancio les daba.

 

            Don Venancio siempre era Don Venancio, el santo hombre para todo se daba tiempo. ¡Ah!, y sus visitas diarias al jardín de San Ángel, como siempre, eran infalibles.

 

             Un día llego como de costumbre al jardín tenia ya escogida su banca, la cual había hecho su favorita, y la gente que lo conocía le respetaba su lugar. Pero ese día llevo la sorpresa de su vida, pues desde lejos descubrió con su débil parpadeo, aun intruso, un atrevido, que  osó,  con su persona invadir su lugar; poco a poco se iba acercando a su banca para hacer valer “sus derechos”, diplomáticamente exigía que desalojara su banca.

 

            Pero toda sus maniobras no tuvieron respuesta, lo mejor era darse por vencido, por que aparte de ya era mucho lo que había hecho el atrevido mozalbete no apartaba la vista de todos los movimientos que el hacia, tal parece que le eran  divertidos  por que sus labios se estiraban cual resortes de oreja a oreja en una amplia sonrisa; pero para Don Venancio no había barreras infranqueables contra viento y marea el tomaría su asiento.

 

            ¡No faltaba mas, ni  les  sobraría menos! al tomar asiento don Venancio se quedo pensando, con cierta molestia e inquietud, si este joven adivinara que la soledad es mi fiel compañera y que en ella me siento feliz, sin titubeos ya hubiera abandonado este lugar, pero tal parece que es todo lo contrario, se nota que no tiene  ni para cuando moverse de aquí, y ahora mi último recurso es hacerle algo incorrecto: me volteare d espaldas haber si así entiende mejor.

 

             Pero el mozalbetillo rompió el silencio con una sonora carcajada al ver tantas maniobras que hacia Don Venancio para hacerle mudar de banca, lo cual a Don Venancio no le hizo mucha gracia, volteando con tal rapidez  hacia el muchacho, parándosele de puntas el poco pelo que tenia, con los ojos desorbitados y el seño fruncido  cual ojal de pacotilla, el mozalbetillo   al ver la actitud tan seria de Don Venancio rápidamente lo abrazo y la cabeza le reclino en su pecho diciéndole:

            -¡pero es increíble en tanto rato que tiene usted aquí, haciendo no se que tantas maniobras para que me valla de  su banca, y no me halla reconocido, Don Vena, mi querido viejo, casi casi  mi padre a quien yo adoro tanto!

            -pero… ¡Josué malvado muchachote de mi alma!, no tengo palabras para explicaciones comprensible de tu parte, deben ser los muchos años que sobre  mi pesan, los oídos ya no perciben sonidos claros, mis ojos estan llenos de neblina y mi corazón como mis piernas con dificultad responden.

            -Pero…bueno, bueno, ahora dime que andas haciendo por acá tan lejos de la barriada.

            -Pues vine ala biblioteca de este jardín a sacar unos apuntes, pues ahorita tenemos dos semanas de vacaciones y no quiero perder mi tiempo, aprovechare día con día de mi juventud para el día de mañana ser un hombre de provecho.

            -¡Ese es mi Josué!, siempre te he admirado por tu dedicación al estudio, bueno de todos modos estoy extrañado de verte por aquí habiendo tanta biblioteca cerca de nuestro barrio.

             - Era lo que antes le iba a explicar Don Vena, que quise venir hasta acá y aprovechar de hacerle una visita a Miguel que por estos rumbos vive.

            -¿Cuál Miguel, Josué?

            -Ah que Don Venancio, ¿pues que esta usted perdiendo la memoria no se acuerda de Don Jacinto, que viene siendo el padre de Miguel?

            -Ah, si, si, mi buen amigo Jacinto, ese hombre es un alma de Dios, Tiempo le sobra para estar en el templo, que es la casa de Dios, pertenece a algunas congregaciones y no se cansa de predicar la palabra de Dios a toda la feligresía.   -¡El mismo de quien yo le estoy hablando Don Venancio! A ese viejo Don Jacinto también a mi me ha tocado verlo en el templo, de todillas, con los brazos en cruz, volteando los ojos al revés, viendo hacia las alturas dizque… haciendo oración.

            -Pero…¿Cómo?, ¿Cómo? Josué, que estas pronunciando tus palabras con coraje y una cierta  ironía.

            -Y no es para menos, si usted supiera el coraje que sentí  una vez y el sentimiento que todavía me queda, porque le aseguro que el motivo no fue para menos  y cuando me acuerdo hasta las lágrimas se me han asomado a los ojos.

            -a ver  Josué, vamonos despacio y cuéntame detallito por detallito, que por la actitud que has tomado despertaste en mi cierta curiosidad que quiero disipar, y darle o no la razón a tu malestar. Ah…pero eso si,  no por que se me tuesten las habas por saber el problemita, vayas tu a imaginarte que a mi me gusta chismillo.

            -Nooo que va, a usted no le gusta  el chismillo, lo que pasa es que simplemente quiere estar bien informado de todo. ¡Ah que Don Venancio tan chistoso!, de que no le gusta el chismillo, ¿pues quien sabe?, lo que si puedo asegurarle es que el cronista de la ciudad le queda chiquito.

            -Mira Josué, que ya me estas colmando el plato y te voy agarrar a bastonazos y darte una buena zurra y jalón de orejas.

            -Bueno Don Vena, ya no me este cotorreando y déjeme empezar a contar la historia, pero mire, póngame mucha atención,  pare bien la oreja y no pierda de vista, pongase cómodo y agarrese bien de la banca por que cuando acabe de contarle se puede  usted desmayar y no quiero pensar que hasta un patatús le de.

            -Que mi bastón se sigue moviendo Josué. Así que lo mejor es que empieces a mover los labios con el chismillo.

            -Ah que Don Vena que diera yo porque fuera chismillo, lo que le voy a contar mis ojos lo vieron y mis oídos lo oyeron.

            -Te pongo atención mi inquieto muchacho de Santo Dios.

            -Bueno, pues un día llegue en la tarde a la casa de Don Jacinto buscando a mi amigo Miguel, mi entrañable amigo de toda la vida, toque la puerta y como siempre traemos la broma en los labios, dije:

            -Tan, tan.

            -¿Quién es? –contesto Miguel.

            -El abonero, ¡ala cárcel por embustero!  

             -¡no debo!

            -¡si debes!, debes abrir la puerta Miguel, por que soy Josué.

            -pásate. Y no me lo digas dos veces que yo te conocí luego la voz, ¡charlatán incorregible! pues siéntate y ponte cómodo, ¿Qué prefieres, café o te?, por que empezando a charlar ni quien nos pare.

            -¿Del asiento?

            -Pues del asiento de la lengua.

            -Las dos cosas se llevan de la mano.

        -pero no seas tan latoso Josué, y empecemos.

        -Al fin que de vacaciones y toda la cosa no estaré mucho tiempo Miguel, ya casi empieza a oscurecer y no quiero que mis padres se preocupen por mi tardanza. Pero…oye, oye, ¿Qué esta pasando, que es tanto movimiento que estoy viendo aquí en la casa?, se ha reordenado todo y luce mas limpia que de costumbre.

        -Pues figurate Josué, que no tarda en llegar unas amistades de México que vienen a pasar unos días de vacaciones aquí con nosotros.

            -Y te aseguro Miguel, que tu abuelito se a de sentir un pavo real, y como lo que es, el mas importante de los anfitriones…

            -calmala Josué, ya ni la burla perdonas, mi santo viejito con sus 89 años ya perdió hasta la noción del tiempo.

            -No te creas Miguel, lo digo en broma y con mucho cariño y respeto que para mi merece tu abuelito. Yo siendo un niño y el con fuerzas suficientes, recuerdo con mucha alegría cuando en las tardes domingueras o días feriados me llevaba  a los parques me montaba en los caballitos, me compraba helados y me daba caramelos, yo lo adoro por que significa gran parte de mi vida, no hay remordimientos ni mancha en su alma, por eso siempre se le ve feliz ¡y míralo!, con su bastón, y quien sabe cuantas cosas dice entre dientes.

            -Querrás decir entre encías, ¿pues cuales dientes ves?

            -Ah que miguel, tú siempre tan realista, aunque yo quisiera aligerar un defecto tú siempre te sales con la tuya, la verdad que así no doy una.

            -Pues es de lo que se trata Josué, de algo hay que hablar para estarla pasando bien y decir algo que nos alegre para no aburrirnos.

            -Oye Miguel,¿y tu padre donde esta se le ve aquí en la danza?

            -Ah que tu, en momentos tan felices tenia que aparecer el drama y de lo demás desagradable. Pues mi padre ahí en su recamara, siempre tronando de coraje como los diablos en los infiernos, renegando y vociferando palabrotas indecibles, el solo no se aguanta y es la pesadilla de toda la familia, por que en toda su vida nunca le veras una serenidad, paciencia o paz que le conforme, nunca le faltan motivos o pretextos para estar enfadado; y el día que no los tiene…parece que los inventa para no perder la rutina de diario, ahorita mismo esta echando pestes, rayos y centellas en contra de los congregantes de la vela perpetua, dizque… por que no le han traído la cooperación para la misa de conmemoración por sus 25 años que tiene de pertenecer a dicha congregación.

            -Ahora si que me dejaste con los ojos cuadrados Miguel, me he quedado bobo, tonto, lelo, atónito, turulato, petrificado, estupefacto.

            -Ya, ya, Josué, que te estoy hablando con sentimiento y seriedad, pero también contigo no doy una.

            -Perdóname Miguel, pero ya ves que siempre bromeamos pero con la mas sana intención, nunca para tratar de molestarnos, y para responderte en serio como tu me has hablado, te diré que si no me comentas esta situación, jamás lo hubiera creído, por que yo en algunas ocasiones he visto y oído hablar a Don Jacinto con esas personas, y ¡que barbaridad! lo hace con tanto cariño, con tanta ternura y dulzura, cual padre le habla a su hijo acabando de nacer.

            -Desgraciadamente así es mi querido Josué, caras vemos, corazones no sabemos.

            -Ah que Miguel, ahora estoy cayendo en la razón que todos los dichos tienen.

            -Pues suelta el dichito que con esta aclaración se te vino a la cabeza.

            -Pues nada mas que tu padre, Don Jacinto, “come santos y defeca diablos”

            -Vaya, vaya, Josué, que te echaste la hoguera, te doy de calificación  un diez, por que a mi todo eso me choca y me siento muy contrariado con todo lo que es pura hipocresía; y hablando del Rey de Roma y mi padre que se asoma, y te aseguro que viene para acá, por que el sonido de la puerta que oí, es de su recamara.

            -Miguel, Miguel, ¡con un carajo!, en donde te metiste que ni la voz se te oye.

            -Aquí estoy, platicando con Josué que vino a visitarnos

            -…Y con ese motivo vas a justificarte de no haberte tomado la molestia de tener un mendigo momento para comunicármelo antes, como a tu padre que soy; consideraciones mas especiales deberías tener conmigo, pero ¡no!, si se me ofrece algo tengo que salir de mi aposento donde mas a gusto estoy; ¿pues quien te has creído que eres tu aquí?, o es que, ¿quieres matarme de un coraje?

            -De ninguna manera, padre mío, usted ya sabe que por mi mente no pasan esas intenciones.

            -Ah…, ¿se dijo que aquí estabas, Josué?

            -Si Don Jacinto, muy buenas noches.

            -Regulares, regulares, para mi ni los días ni las noches son buenos, siempre son de los mil diablos, siempre llenos de enfados y estorbos, y a propósito de estorbos, vine a darte una orden, Miguel, y quiero que la cumplas al pie de la letra.

            -Me lo dice en tono grave, ¿tan delicada es esa orden?

            -No te estoy pidiendo que opines, simplemente que obedezcas la orden que te voy a dar.

            -No le responderé una palabra mas, usted ordene y yo obedeceré.

            -Pues bien, aquí tienes esta cobija y este guangoche para que te lleves a mi padre a dormir en la cabaña que esta junto al corral de los animales, allá… al fondo del solar, el viejo apesta mucho y cuando duerme ronca horriblemente, creo yo que retirando de nuestras habitaciones podré evitarme muchas vergüenzas, pues mis visitas no estan acostumbradas a esas incomodidades, y así tanto ellos como yo, podremos disfrutar placenteramente los días que estén por aquí.

            -Pero…pero, es que yo no puedo hacer eso con mi abuelito, ni usted lo puede ordenar, ¡es tu padre!

            -Tu haces lo que yo ordeno, so bruto, que para hacerlo no te estoy pidiendo que opines si esta bien o mal, lo tienes que hacer, cualquier responsabilidad no te la voy a cargar a ti, que lo que a mi toca de antemano lo desecho; así que ni paros ni advertencias quiero estar ya escuchando de tu boca, lo que quiero es que cumplas mis ordenes sin titubeos, ¡como siempre!, que sen  cumplidas. Y ay de ti, cuando la obediencia y el respeto me pierdas, por que soy tu padre y eso y más merezco de ti, así que por segunda y ultima vez te digo, aquí esta el guangoche y la cobija para que hagas lo que ya te he ordenado, eso si, lo cobijas bien, pero al son de ya. Bueno yo me voy a mi recamara a encerrarme, el viento esta un poco mas que frió, y ya en paz me pondré a rezar el santo rosario para que mis amistades lleguen sin contratiempos, mucho menos que pase una desgracia, eso si ni pensarlo. Que el Señor me tenga en sus manos por mis buenos deseos. Que pases buenas noches, Josué.

            -Igualmente Don Jacinto, que la pase bien con su santificada conciencia, bien tranquila.

            -No se si te entendí bien Josué.

            -Ni falta que hace Don Jacinto, quise decir que pasara buenas noches.

            (Hum…parece que Josué quiso decirme algo)

            -Que bien Josué, hiciste que mi padre se pusiera a pensar, mas tarde entenderá lo que quisiste decir, tu si que piensas bien y tienes los sentimientos de un verdadero cristiano.

            -Tu también Miguel, tienes tus sentimientos gemelos a los míos y no tienes que enviarme. ¿Y ahora que pasa?, te has quedado con la cobija y el guangoche como lelo, ¿Apoco de veras estas pensando en llevarte al viejito a que duerma en corral?

            -Ahhh, que Josué, me extraña, tal parece que no me conoces, ¿Crees tu que yo pudiera abrigar en mi pecho semejante maldad?

            -¡Claro que no Miguel!, yo nunca he pensado ni pensaría eso de ti, bien dice el dicho que de una espina nace una flor.

            -Ay, Josué no la amueles, aunque descompongas un poco el dichito, mejor di que nace un buen pensamiento y me sentiré mejor.

            -Bueno vamos dejando los dichos a un lado y dime, ¿Qué vas hacer siempre con tu abuelito?

            -Pues…si me das una manita lo bañamos, lo cambiamos y lo acostamos aquí en mi cama.

            -Tiene razón Miguel, eso es lo que hay que hacer, pero diciendo y haciendo, manos a ala obra.

            -Fíjate Josué, que entre dos no pesa el muerto, con tan buena voluntad me has tendido la mano que en media hora hemos terminado, y mi abuelito esta como nuevo y durmiendo como un lirón en mi cama, yo me acostare en el guangoche y me echaré la cobija como expiación por semejante sacrilegio que ordeno mi padre,¡ Que a todo dar eres Josué?, no cualquiera me hubiera ayudado como me ayudaste tu   a hacer esta obra de caridad; es una forma muy practica y positiva para cumplir y enseñar los mandatos que el señor dejo.

            -Bueno Miguel, todo lo que dices esta muy bien y es una realidad, pero ahora dime, ¿Que le vas a decir a tu padre cuando se de cuenta que lo desobedeciste?

            -Ah que Josué, ya te preocupe, pero no estoy nervioso por la desobediencia, que si eso es desobedecer, yo seré el hijo mas desobediente del mundo.

            -Se oyen ruidos Miguel, como que nuevamente viene tu padre, y haciéndole honor a la verdad y con el respeto que tú me mereces, yo ya no quiero ni verlo

            -Esperate un momento Josué, no esta bien que te vallas ahorita que el viene, y además tenias curiosidad de saber que es lo que me va a decir por tan grande desobediencia

            -¡Miguel, Miguel!, y otra vez Miguel, porque no puedes cambiar ni nunca cambiaras, todo el tiempo serás el mismo de siempre haciendo sufrir a tu padre, he terminado mi santo rosario, he recitado ya algunas plegarias mas y  me santiguado tres veces, ¿Y tu?, todavía en vela, deberías haberte echado ya en la cama a leer cuando menos, si esque sueño no tienes. ¡Esta desgraciada vida, infeliz, infernal, maldita que me das, ya no puedo soportar; eres un vil engendro  de los infiernos…!

            -Pero Don Jacinto…

            -Que Don Jacinto, ni que Don Jacinto, no es a ti quien estoy hablando Josué, cuando te dirija a ti la palabra, que no son mis intenciones, entonces contesta tu

            -Yo solo quiero decirle que Miguel esta muy lejos de ser lo que usted ha mencionado, el es un buen hijo, con un gran temor de ofender a Dios, siempre ha sido respetuoso con usted y sus amigos no tenemos queja de el. Y yo ya me iba Don Jacinto, ya se me hizo un poco tarde y en mi casa preocupación y angustia deben tener.

            -¡Ah…no, ahorita no te vas angelito del demonio!, ahora mismo me estoy fijando que tengo la oportunidad en mis manos de demostrarte quien es Miguel, este querubín bañado de virtudes gloriosas de las que tanto tu hablas, frente a tu nariz lo tienes paradote, lo que evidentemente es a mi favor y que no me deja mentir,  Miguel ¿Tienes alguna explicación sensata para que me digas por que ha estas horas de la noche todavía tienes en las manos este guangoche y esa cobija?, ¿A caso no es una muestra muy clara de tu desobediencia? tu has desobedecido mis ordenes y ahora aquí delante de Josué, tu abogadillo de marras, quien en este momento debe estar reconsiderando las maravillosas opiniones de fantasía que tiene sobre tu persona. ¿Y ahora que opinas Josué, sigues pensando igual?

            -No…de ninguna manera sigo pensando igual, con un gran dolor y compasión sigo pensando mejor que antes sobre su persona, porque no son las palabras mías ni la opinión de sus amigos lo que hacen valer, sino sus hechos, sus obras piadosas, misericordiosas, que hace, no solo con su propia familia sino con cualquier persona aun sin conocerla, que es donde se demuestra la verdadera caridad. Miguel es el hijo que usted no se merece…

            -Josué mi querido amigo y hermano de toda la vida, te agradezco infinitamente la preocupación que has demostrado para mi, tu sinceridad siempre ha sido la misma, tu bondad es admirable, estas virtudes en tu persona no causa ninguna extrañeza en mi, hace unos momentos  querías irte y te detuve, ahora te pido que lo hagas, la preocupación en tu casa ya ha de ser mucha, y en estos momentos quiero estar a solas con mi padre, se que tu me comprenderás, siento en mi pecho un trozo de acero y en mi garganta esquirlas y estoy a punto de estallar en llanto, y no quiero que me veas llorar.

            - Llora Miguel, llora todo lo que quieras, que las lagrimas en un hombre no son signo de debilidad sino de fortaleza que nutre la razón, para destruir el aferramiento absurdo de quien en el se estanca, me voy Miguel, siempre serás mi gran amigo por que tienes un gran valor moral, espiritual y humano que te agiganta, y amigos como tu son difícil de encontrar, la costumbre al despedirse es decir buenas noches, pero de esta, una gran parte ha sido de las mas tristes y amargas que hallas experimentado en tu vida, así que simplemente te diré, hasta pronto y que Dios te bendiga Miguel.

            - Hasta luego Josué, y… gracias.

            -Vaya, vaya, tu amigo  Josué pensó que con esas cursilerías que pronuncio me iba yo a conmover, tal vez pensó que con eso renunciaría a yo al propósito  de hacer cumplir las ordenes que te he dado, pero para mi todo el discurso que pronuncio no son mas que pamplinas y mas pamplinas que nada me van a convencer, por que yo seguiré siendo  aquí, quien he sido siempre, el

guía, el hombre y el padre de esta casa que jamás permitiré una desobediencia, te estoy exigiendo una explicación a tu reticente actitud, y como dice el dicho el que con lobos se junta a aullar se enseña, pero a mi  ni otros lobos con mas colmillos que ustedes me han podido tragar, por lo tanto ya es mucha la tanlerancia que te estoy teniendo, has rebasado los limites de mi paciencia, estoy exigiéndote que hables

            -Claro padre, claro que hablare, y esto lo hubiera hecho aun cuando usted no me lo hubiera exigido, por que siempre ha ido usted un padre injusto conmigo de niño jamás recuerdo que me haya dicho una palabra cariñosa, tierna, de esas palabras amorosas que todos  los padres le dicen a sus bebes, ya de grande solo he visto en usted el hombre renegado, intransigente e inaccesible. Y…

            -¡Basta, basta!, que yo no soy esa dramática victima inocente que quieres hacer creer que eres tu, yo lo que quiero es que ya sin preámbulos, me des una explicación que repetidas veces te he pedido y de una vez por todas  te estoy exigiendo…

            -Pues bien, sin preámbulos, como usted dice, aquí tiene la explicación: padre usted sabe perfectamente que yo nunca lo he desobedecido, siempre lo he visto y respetado como lo que es, mi padre, y siento una gran satisfacción de estar obrando así, pero esta conducta no se debe a principios morales y espirituales que usted me haya enseñado como tendría que ser su obligación, su deber de encausar por el buen camino a su hijo. A quien tengo que dar las gracias por todo esto, es a las abnegadas catequistas que tuvieron la paciencia piadosa de enseñarme la vida de CRISTO JESÚS EN LA DOCTRINA a la que por mi propia iniciativa asistía, se muchos pasajes bíblicos que trato de imitar, pero los mandamiento de la ley de Dios son básicos para llevar una vida cristiana que muchos por desgracia, no llevan. Entre los mandamientos sobre salen uno que para mi es toda pasión, y este es honrara a tu padre y  madre; ojala que todas las juventudes del mundo pusieran en practica, cuando menos este mandamiento, en otro mundo viviríamos.

Volviendo ala desobediencia, como mil veces lo he repetido, yo nunca lo he desobedecido y hoy más que nunca, pienso no fallarle, siempre obedeceré sus órdenes y le juro solamente que al pie de la letra serán cumplidas. Al fin de cuentas usted ya tiene 73 años, y aunque trate de ignorarlo, todas sus facultades físicas y mentales le estan fallando, el tiempo marcha sin detenerse como el reloj marcando las horas, y si tomamos en cuenta el tiempo y el inexorable avanzar de las horas, reflexione y tome usted en cuenta que el tiempo que le queda a usted ya no es nada, y que ese nada que le queda, se dará usted cuenta que fue el final de su vida; si…por que estará usted muerto en vida, completamente imposibilitado e inútil, y cuando todo esto suceda entonces usted será lo que hoy es mi abuelito, un enfado, un estorbo, un viejo apestoso; pero yo procurare no cambiar para seguir siendo el obediente como siempre que cumple las ordenes buenas o malas sin protestar, sin dar opiniones que no se me piden quedando exento de toda responsabilidad, responsabilidad que aun teniendo usted  premeditadamente la desecho, pero yo seguiré siendo Miguel, Miguel el que para usted ha sido un engendro del demonio como en repetidas ocasiones, en sus renegadas  palabras me lo han gritado, poniéndome ha pensar a veces que quizá tenga toda la razón, pues usted fue quien me engendro, pero este engendro no conoce la maldad y la practica por ignorancia, sin embargo sus hechos si me avergüenzan y me remuerde la conciencia hasta hacerme gritar las verdades, por primera vez aunque parezca falta de respeto pero el día tendría tarde o temprano que llegar para que estos sentimientos que fue usted creando en mi pecho, un día como hoy tendría que explotar y salir a frote, y, ningún momento tan propicio como este para repetirle que el mañana casi ya lo estamos viviendo, y ya usted como mi abuelito, inútil, un estorbo y convertido en un viejo apestoso, y habiendo una ocasión como esta, que en que esperamos visitas, con este mismo guangoche y con esta misma cobija que usted me ha dado para mi abuelito, lo llevare acostar ahí a donde ordeno, al corral, en la cabaña que esta junto al pesebre de los animales.

            -¡Basta…basta…malvado, malagradecido, insensato!, eres un mal hijo sin conciencia has hablado como un loco, sin sentido común me has advertido y sentenciado, ¿acaso has olvidado quien soy?, ¿acaso has olvidado que soy tu…

            -Termine, termine, ¿o se le congelaron los labios para pronunciar la palabra padre? ciertamente es usted mi padre y me alegro que haya tenido dificultad para pronunciar esa palabra: “PADRE”, por que decir padre es hablar de algo sagrado, de algo santo como lo es nuestro Padre celestial que usted deshonra al autonombrarse un buen cristiano, para usted ser buen cristiano es no salir diariamente del templo y exhibirse de rodillas con los brazos en cruz y casi volteando los ojos al revés mirando hacia las alturas mostrando una gran humildad y resignación por todas las injusticias que se cometen en este mundo, inscribiéndose en consagraciones solo para presumir bandas, escapularios y medallas, hablar a otros sobre pasajes bíblicos que traten de bondad, sacrificio y caridad, de todos estos pasajes solo lo he oído hablar, pero nunca lo he visto practicar uno solo; y eso no se llama ser cristiano, eso se llama  hipocresía por que usted siempre ha sido un hipócrita, por que halaba y glorifica al Señor  solamente de palabra, pero las alabanzas y glorificaciones no deben nacer de los labios si no del corazón, pero para que hablarle a usted de un corazón bondadoso si nunca lo ha tenido, basta con haber escuchado las ordenes sacrílegas en contra de mi abuelito sin tomar en cuenta que, después del Todopoderoso, el fue quien le dio la vida, quien muchas veces velo por usted se desesperaba si usted se enfermaba, lo consolaba si usted lloraba, se sentía feliz si usted reía, cuando dio sus primeros pasos el lo llevaba de la mano para que no tropezara. ¿Se puede llamar cristiano a una persona como usted?¡No nunca!, son verdaderas ratas del templo. ¿Qué le pasa padre?, se ha quedado con la vista fija y sin boquear palabra.

            -Espera Miguel, espera… te explicare, porque en estos momentos las palabras para mi ya sobran, mi silencio y mi vista fija que has advertido los he empleado en una minuciosa reflexión mientras de tus labios se desgranaba un torrente de sabias palabras,  palabras que yo como tu padre que soy, nunca las utilicé para tu formación, durante esta reflexión se me vino ala mente la multitud de errores que cometido, todo esta pasando ante mi como una terrible pesadilla, he estado despierto, con los ojos abiertos pero cerrados, ciegos ante la realidad, solo tu hijo mío, has tenido la paciencia de soportar esta tormentosa vida que siempre te he dado, pero tus principios cristianos que por vocación tienes, te hicieron soportar este martirio, y imitando así a todos los mártires de la cristiandad de quienes nos habla la Historia Sagrada. ¡T e admiro Miguel!; por que eres en verdad todo lo que dijo Josué, eres el hijo que nunca soñé, que no merezco, tu alma es pura, santa, fuerte como una muralla de acero donde se han estrellado tentaciones carnales y maldades mundanas, tu si que eres un verdadero cristiano lleno de virtudes que el Señor te ha dado, y con respeto has acogido para hacer el bien a los demás, tu alma y tu corazón pasearían luz celestial, la cual, por medio de tus palabras, han iluminado mi oscuridad, le has dado luz a mis ojos y a mi conciencia la has hecho reaccionar, me has dado una lección que jamás en mi vida había aprendido, pero nunca es tarde para hacerlo y arrepentirse de toda maldad, pero para que suceda eso tiene que haber un guía, un maestro limpio como lo fue Cristo Jesús cuando ayer, como tu hoy reprendió a los fariseos y los llamo sepulcros blanqueados. Tu Miguel has sido siempre un maestro lleno de tantas bondades y misericordias, y yo siempre he sido como esos fariseos a los que el Señor tanto detesto, por lo tanto te pido Miguel que me perdones como se que este santo e inocente viejecito que es mi padre, me habrá de perdonar, y a ti, Señor todopoderoso, virtud de virtudes, bondad de bondades, bendición de bendiciones que por medio de mi hijo me has mandado reprochar mi actitud con un divino mensaje que en este momento estoy recibiendo en lo mas profundo de mi corazón, con el propósito de enmienda para hacerme merecedor de tu gran misericordia, te pido me concedas tu perdón…

Miguel no puedo mas, me postrare ante ti de rodillas con la mas grande humildad asegurando no volver a ofenderte jamás,  por que ahorita estoy sintiendo todo el rigor del remordimiento como tu has sentido de el sufrimiento…,  tu paciencia y valentía es mucha y lo supiste soportar, yo después de todo no soy mas que un cobarde que sin merecerlo busca tu refugio para no perderse en las tinieblas de la maldad.

            -No padre, no se atormente, no diga una palabra mas, no es ante mi donde debe postrarse con reverencia sino ante Dios que es a quien a usted a ofendido, a mi permítame quedarme un momento con éxtasis maravilloso y glorioso de esta emoción que me evade después de haberlo escuchado, por que en estos momentos ha hecho la mas grande confesión que hubiera hecho jamás, la sinceridad de sus palabras brotan de sus labios como cristalinas gotas de agua de un manantial purificado, por sus ojos brotan perlas, esas perlas que hacen mitigar el dolor de una conciencia que fue cruel y despiadada, pero todo eso en estos momentos ha quedado enterrado,¡Olvidémoslo!, como se tiene que olvidar un desventurado pasado, hagamos de cuenta que fue como una pesadilla infernal la cual, un san Miguel con su filosa espada  hizo mil pedazos para librarnos del mal, regocijémonos padre, de este glorioso triunfo que es esperaza de paz eterna, que nos llevara a gozar un mundo mejor,  ahora es usted el padre y el viejo mas bueno, ahora es usted el milagro hecho realidad que yo siempre pedí.

            - ¡Bendito seas hijo mío, bendito sea el señor por haberte dado esa vocación que como un rayo de luz te ha guiado por el buen camino!

            -Y ahora padre, abracémonos, y así unidos como un verdadero padre y un verdadero hijo, demos gracias al creador.

____________________

 

Erase  una vez, en una hermosa tarde de verano, cuando en el viejo barrio se distinguía una humilde casa, pero llena de paz  y  armonía, en esa casa vivía un señor llamado Jacinto, con su hijo mayor  llamado Miguel, ellos y los demás miembros formaban una familia honorable y respetada por todo el vecindario de la polvorienta barriada.

            Mientras tanto en el jardín de San Ángel, (tal parece que un finísimo velo negro cubría sus prados), ¡una banca estaba vacía llorando su soledad! las parvadas de palomos colipavos no bajaron, los pajarillos enmudecieron, los rayos crepusculares del atardecer se ocultaron, y las flores se marchitaron de repente,

            De dicha banca se empezó a oír una música y coros celestial que se iba perdiendo en cuanto se elevaba al infinito, y en el… iba el alma de Don Venancio a tomar posesión de un lugar privilegiado que el Señor le había preparado en el Reino de los Cielos.

            Fue una vez…el último verano.

 

Febrero de 1989.

0 comentarios:

Publicar un comentario