Antigua casa de la hacienda del Jabalí, reconstruida para capilla
Parte 7 de 8 - HISTORIA DE LA HACIENDA DE
NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DEL JABALÍ
Para Junio de 1922 el Gral.
Saturnino Cedillo escribe una carta al Sr. Presidente Plutarco Elías Calles, en
donde le explica que los vecinos de El Refugio habían solicitado una dotación de
Ejidos.
Mediante trámites legales
para afectar las Haciendas de El Jabalí y San Diego, quienes en represalia les
habían quitado las tierras que cultivaban desde hacía tiempo, para lo cual les
indicó que siguieran sembrando las tierras y siguieran entregando la parte de
cosecha que tenían asignada, explicando que se había tomado esas atribuciones
por las necesidades del momento, suplicándole interponga su influencia ante la
Secretaría de Agricultura y Fomento para que todo se pueda arreglar.
De inmediato responde el
Sr. Presidente que las medidas fueron muy acertadas y de toda justicia las
instrucciones que dio para zanjar esas dificultades y que se dirigirá al Sr. Srio. de Agricultura para que de
inmediato se haga llegar la dotación de esos ejidos.
Muro exterior de la casa de la hacienda
Entre diciembre de 1923 y
1924, las resoluciones provisionales afectaron a las haciendas de El Jabalí,
San Diego y Cieneguillas, pero sobre todo a la primera. Así, comenzaron a
resolverse de manera positiva algunas de las solicitudes formuladas desde 1921,
entre ellas las de El Pescadito, La Loma y El Aguacate, poblados ubicados
dentro de los confines de la propiedad de El Jabalí.
El propietario de la
hacienda, Pablo Escandón, interpuso el recurso de amparo en todos los casos,
cuestionando principalmente la categoría política de los poblados. Éstos fueron
declarados rancherías en las constancias expedidas por el gobernador del estado
Rafael Nieto con el fin de satisfacer el requisito de la categoría política que
exigía el artículo 1º del Reglamento Agrario de abril de 1922 para tener
derecho a dotación.
De acuerdo con Escandón los
poblados solicitantes no debían catalogarse como rancherías puesto que las
casas que formaban parte de los mismos habían sido construidas con el fin de
albergar a los trabajadores de la hacienda con recursos aportados por la propia
hacienda, o sea él mismo.
Restos del antiguo molino
Sin embargo, los criterios
para establecerla no eran claros y, resultó un elemento que se podía ajustar a
las conveniencias de los gobernadores en turno, ya que en 1923 el gobernador
Lorenzo Nieto no concedió a El Capulín la dotación de tierras.
Posteriormente Aurelio
Manrique y las autoridades agrarias locales pretendían socavar los recursos de
las haciendas más productivas de Rioverde. Sin embargo, resaltó el especial
encono hacia la hacienda de El Jabalí. En los años de gobierno manriquista,
este gobernador sí entregó la dotación a El Capulín.
Después de ésta hubo dos
resoluciones más del gobierno del estado, algo totalmente irregular que puede
explicarse sólo en razón de la coyuntura de intensa pugna entre aquellos que
consideraban que el desmembramiento de la hacienda de El Jabalí era un buen
ejemplo de la destrucción de las grandes propiedades en la zona.
El Jabalí sufrió un menoscabo más de sus tierras de
riego a raíz de la resolución expedida por Aurelio Manrique en febrero de 1925 con
el fin de dotar al poblado del casco de la hacienda, que en este caso
solicitaron el administrador y algunos de los empleados de confianza del
propietario.
Ensayo de la Lic. Elena Rodríguez de la Tejera
antigua moneda de uso corriente encontrada por un vecino del Jabalí
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