El Milo era uno de esos personajes pintorescos que deambulaban las
calles de mi Rioverde, pero a él le daba por ir al rio verde
a pescar para
alimentarse.
Un día de los de intenso calor, atrapó un pescado y sin más
se lo metió en el pantalón ya viejo y sin cierre; siguió su
actividad de
atrapar más, pero lo venció el intenso calor.
Le dieron ganas de hacer pipí y sin más metió la mano al
pantalón sin cierre y agarró la cabeza del pescado y exclamó simpáticamente:
“Hasta que te vi los ojos hija de la fregada”
Esta anécdota las proporcionó el Historiador Rioverdence
Jesús Alvarado Orozco:
Atte. R2D2
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