Hay días que a
uno le llega la nostalgia, hoy por ejemplo, sigue la lluvia y siento un poco de
frío, extraño el calor de Rioverde a las dos de la tarde, cuando salía de la
Secundaria y podía sentir los rayos del sol en mi cara, ni siquiera soplaba un
poco de viento para quitar el sopor.
Aquí el cielo es más oscuro y liso, como un espejo antiguo al que se la ha ido borrando el brillo pero sin perder la belleza de su propósito. Cierro los ojos, pienso en ese otro cielo, el de mi adolescencia, lejanísimo y azul, con un fondo de milpas y naranjales que hacían de la tierra un pequeño paraíso,
ahí me perseguía mi sombra con su soledad insistente y me llevaba a imaginar y a mirar con cuidado las figuras, me gustaba disfrutar el momento en que todo objeto o persona se perdía en la claridad, las calles eran ríos de luz y el ambiente un calor que cortaba la respiración, un poco húmedo y aromático, un calor para sabernos vivos.
Fotografía:
Luisa Gil
Este Blog agradece la colaboración de la poeta Jeanne Karen
JK
Septiembre de 2017
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