lunes, 11 de mayo de 2015

Juan Domínguez. (Sacerdote).


Juan Domínguez. (Sacerdote).

 Nació en Rioverde el 16 de mayo de 1904, estudió la carrera sacerdotal en el Seminario Potosino, recibiendo el presbiterado el sábado de Gloria de 1930. Fue cura de Salinas del Peñón Blanco, S.L.P., del 30 de julio de 1949, al 6 de febrero de 1957, donde aumentó el trabajo religioso con el establecimiento de asociaciones pías y dio realce al culto de Nuestro Padre Jesús y la Virgen de Guadalupe.


 Se ganó la voluntad general, salvo algunos enemigos gratuitos de lenguas viperinas. Llegó a decirse que uno de esos enemigos le tendió una trampa y a raíz de eso lo cambiaron.
 El 22 de julio de 1959, el Sr. Cura asistía a una asamblea de la Acción Católica de Aguascalientes, de ahí se trasladaba a Salinas, S.L.P., donde él casaría a una pareja al día siguiente, lo acompañaba el nuevo cura José García C., y Alejandro González Jr., como chofer. Transitaban por la carretera panamericana chocando contra un camión de carga estacionado sin luces. El accidente fue a las 9:30 h de la noche cerca de pabellón.

 La noticia de su muerte cayó como agua fría entre los salinenses que no daban crédito a tan infame noticia, pues fue muy sentida en la región.




 El cadáver fue trasladado a San Luis, velado en la parroquia de San Sebastián; de allí fue llevado a Villa de Zaragoza, donde también recibió homenaje y por último en Rioverde donde se sepultó el día 25 de dicho mes y año.

El Padre Salvador Cisneros lo describe en su físico, un hombre hercúleo, barbi-cerrado y velludo; cuya energía se desbordaba en algunas ocasiones en forma violenta, sobre todo cuando estaba un tanto pasado de copas, (los sacerdotes no somos ángeles).

Creo que las características del padre Juan Domínguez fueron una generosidad sin límites, una profunda humildad y una valentía sin alardes.

Seminarista en tiempos de la persecución religiosa, sus compañeros, de acuerdo don Zeferino Sánchez Hidalgo, quien fue mi maestro de literatura, le jugaron una broma muy pesada: contrataron a dos policías para que lo detuvieran en la estación al bajar del tren diciéndole: Tenemos orden de llevarlo preso a la penitenciaría y fusilarlo. No opuso resistencia; sacó las escasas monedas que traía y las repartió entre sus aprehensores. Ya imaginamos el berrinche que haría después.


El dicho; se quita la camisa para darla al necesitado, no era fanfarronería política, era virtud que le nacía del corazón. Mas de alguna vez se quito la camisa para dársela a un pobre, quedándose en camiseta y con sotana.

Estando en Rioverde, recién operado, antes de salir de viaje, pasó al templo para visitar al Santísimo, ya en el coche dice a quienes lo acompañaban, el padre Juvenal uno de ellos: Acabo de pedirle al Señor que no me dé una larga enfermedad, que me lleve pronto.

Y así fue días después muere en un accidente carretero acompañado del padre José García su sucesor, quien años después también murió en accidente.

Una mujer Victoria Infante, ministro protestante, lo ayudó a bien morir, invitándolo al arrepentimiento, según me contó tiempo después, el propio cura José García.

“El Reino de los Cielos sufre violencia y los violentos lo arrebata” (Mt 11 12). Que estos dos sacerdotes que sufrieron una muerta violenta y dolorosa estén ya en la paz eterna. 



Larga enfermedad, que me lleve pronto y así fue Díaz después muere en un accidente carretero acompañado del padre José García su sucesor, quien años después también murió en accidente.

“El Reino de los Cielos sufre violencia y los violentos lo arrebata” (Mt 11 12). Que estos dos sacerdotes que sufrieron una muerta violenta y dolorosa estén ya en la paz eterna.

José dé de Jesús Hermosillo Medina. Salinas del Peñón Blanco su Nazareno y su Parroquia. Talleres de Artes Gráficas Potosinas, S. A., de C. V. 1991. Pág. 24.
  José e Jesús Hermosillo y Medina. “Crónicas de Salinas del Peñón Blanco. Recuerdos del Padre Salvador Cisneros.” Entropía. Domingo 13 de Junio de 1999. Periódico El Sol de San Luis. Semanario Cultural Núm. 296. Domingo 13 de Junio de 1999.
  José de Jesús Hermosillo y Medina. Crónicas de Salinas.

José de Jesús Alvarado Orozco – Miscelánea Rioverdense



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