viernes, 24 de abril de 2015

Perfecto Amézquita y Gutiérrez. Obispo.


Perfecto Amézquita y Gutiérrez. Obispo.


 Nació en Ciudad Fernández, S.L.P., hijo de don José María Amézquita y Dña. Cayetana Gutiérrez, el 18 de abril de 1835, habiendo quedado huérfano desde muy corta edad, un sacerdote potosino, don Susano Rodríguez, lo tomó bajo su protección, enviándolo desde luego a León de los Aldama, en cuyo seminario comenzó con excelente éxito su carrera literaria.

 Sintiendo verdadera vocación por el sacerdocio ingresó hacia 1854, a la congregación de los misioneros bajo cuyo cargo estaba el seminario, y después de un ejemplar noviciado, practicado en parte en Puebla de los Angeles, hizo sus votos el 12 de marzo de 1856, no desaprovechando ocasión para misionar evangélicamente en Zimapán, Huasteca, Mixcoatl y algunos otros puntos a donde era enviado para tal objeto.

Casulla Mariana

Como deseara vivamente llegar al término de su carrera, regresó a León, y enseguida pasó a Guadalajara a recibir las Sagradas órdenes de manos del señor Obispo Dr. Don Pedro Espinosa, quien se las confirió en la Catedral de aquella Ciudad, el 29 de abril de 1860.

Durante cuatro meses permaneció después en León, pasando enseguida a Guanajuato, donde fundó un Colegio particular para varones, el que algunos años más tarde el 28 de diciembre de 1867, fue inaugurado en Valencia, siendo en ambos óptimos los frutos que obtuvieron los que ahí recibían su instrucción científica y literaria.

En abril de 1876, fue nombrado cura de Guanajuato, con este cargo desempeñando a la vez, otras comisiones que le confiara su obispo, y habiendo pasado a la Capital de la República para ponerse al frente por pocos días del Colegio de Mascarones, a su regreso de su curato fue sorprendido con la noticia de haber sido preconizado Obispo de Tabasco, lo que tuvo efecto el 7 de junio de 1876, y recibió la consagración episcopal el 5 de septiembre del mismo año; cuéntase del desprendimiento de nuestro biografiado, que habiéndole obsequiado sus padrinos, vecinos prominentes de Guanajuato, una cartera con veinte mil pesos, no tomó ni uno sólo de ellos, sino que toda la cantidad la destinó a cubrir las deudas que había contraído para la fundación y sostenimiento de sus benéficos planteles.

Casullas de Obispo


Posesionado de su Diócesis, de Tabasco, comenzó por establecer escuelas reedificar la Catedral, impartir auxilio de los necesitados y cuando ya los recursos que sabía arbitrarse se habían agotado echando mano de sus escasos intereses, gastando en sus buenas obras, hasta los medios que le eran mas preciosos para la vida.

En 1893, fue nombrado asistente al Concilio de Antequera, donde puso manifestar sus excelentes oratorias, y en 1896, al Tercer Concilio Mexicano, al que fue llamado en calidad de consultor.

Habiendo fallecido el Obispo de Puebla, el señor Vargas, el 14 de septiembre del propio año, el señor Amézquita, fue preconizado para cubrir esta vacante el 30 de noviembre, recibiendo dicha Diócesis el 14 de marzo siguiente, y como siempre había demostrado gran empeño por la educación de la juventud, lo primero que hizo en la Capital, de su nuevo Obispado, fue fundar entre otros establecimientos de instrucción los que el denominó, familia Episcopal, Artes y Oficios, y Escuela Normal para Varones.

No duró mucho tiempo en su nueva diócesis de Puebla, pues después de haber ejercido en ella su ministerio en durante 3 años con notable acierto y ejemplar virtud y evangélica caridad falleció el 27 de octubre de 1900.



Las obras más notables literarias y oratorias que legó a la posteridad fueron entre otras: Cinco Cartas Pastorales a los Tabasqueños, y otra a los Guanajuatenses; Una Oración pronunciada en la Catedral de León, en la fiesta que se celebraba a la Virgen de la Luz; (1885), Un discurso pronunciado en una distribución de premios en el Sagrado Corazón de Jesús, en San Juan Bautista (1888); Inscripción a la Prensa de Tabasco (Oct.1889); Un Memorándum sobre la Instrucción que se había dado en las escuelas de su obispado durante los primeros cinco años de gobernarlo: Una alocución pronunciada ante S.S. León XIII (en latín), en 10 de marzo de 1885, con motivo de la coronación de la misma virgen y algunas prosas más que corren impresas en periódicos y en folletos.

Su infatigable caridad evangélica, su afán por el adelanto de la juventud y su talento nada vulgar, le hicieron notable entre sus contemporáneos.[1]

 Obras: Bibliografía. El Domingo. Siendo cura de Guanajuato el señor Amézquita redactó un Semanario de ese título, informe que en la solemne distribución de premios del Colegio de Santa María de Valenciana, rinde su rector,[2] Crf.[3]




[1]Francisco de Asís Castro. Revista. El Azteca. Ib. Pág. 4.
[2]Rafael Montejano y Aguiñaga. Bibliografías de los Escritores de San Luis Potosí. Pág. 23.
[3]Rafael Montejano y Aguiñaga. Los Obispos de San Luis y Ciudad Valles. Las Diócesis y otra Información. San Luis Potosí. 1987. 31pp de 17.3x23.2 cm. Pág. 11.
 [1] Juan José Rivera Martínez. “Rioverdense distinguido al padre Juan Almazán. Periódico Zona Media. Número 3372, del 23 de junio de 2004.
[1]José Francisco Pedraza Montes. Ib. Pág. 21.

Jose de Jesús Alvarado Orozco - Miscelanea Rioverdense

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