Concluido
este peregrinar apostólico, decidió ir a su Santa Provincia para solicitar a
sus prelados enviar a muchos ministros evangélicos, pues eran quince las tribus
que había descubierto y evangelizado.
Se despidió de
sus adoctrinados, no sin grandes demostraciones de cariño por ambas partes,
pues presentían que ya no lo iban a volver a ver.
Cuando llegó
a la Provincia, se estaba celebrando el Capítulo Provincial en el Convento de
Acámbaro en el año de 1617. Fue recibido con gran alegría y reconocimiento por
los capitulares, a quienes informó de sus descubrimientos y expresó su
propósito de enviar a muchos misioneros para no perder las almas ganadas.
Los
reverendos padres lo escucharon con gran atención y decretaron que él Fraile Mollinedo
tenía amplios poderes para seleccionar en persona a los ministros más idóneos
para tal misión.
De inmediato
recorrió toda la Provincia, convocando a los religiosos para la magna obra. Sin
embargo, había pocos religiosos disponibles, con lo que los buenos deseos del
fraile se vieron aplazados.
En el libro
de bautismos del pueblo de Xichú se encontraron algunas partidas del Padre
Mollinedo del año de 1613 al 1615; en 1616 era Guardián del convento y lo
seguía siendo en 1618.
El V.P.
Mollinedo no dejaba de fomentar las conversiones, pero a falta de religiosos,
no hubo mucho avance. Entonces despachó al Capítulo General las relaciones y
memoriales de la nueva conversión, suplicando se erigiese en Custodia, con
título de Santa Catarina y se separase de la Provincia de Michoacán, de acuerdo
con la misma Santa Provincia, dejándola inmediatamente sujeta a los Comisarios
Generales, para que todas las Provincias se proveyesen de ministros.
En 1621
llegaron los informes de Capítulo General celebrado en la ciudad de Segovia. La
propuesta fue bien aceptada, decretando los Muy Reverendos Padres Vocales lo
siguiente:
“Erígese la
Custodia del Río Verde debajo de el título y protección de Santa Catarina,
separada en todo de la Provincia de Michoacán y sujeta inmediatamente al Comisario
General de la Nueva España.”
En lo que
este título le llegara, el Padre Mollinedo procuraba prevenirse entre los
bienhechores, de las cosas necesarias para la nueva fundación.
La
separación de la Custodia y la muerte del Padre Mollinedo En este tiempo se dio
la controversia sobre puntos de la doctrina entre el Ilmo. Sr. Arzobispo Don
Juan Pérez de la Serna y las ordenes religiosas (franciscanos, dominicos y
agustinos). La Provincia de Michoacán decidió enviar a un Procurador ante el
Rey, para presentarle los inconvenientes manifiestos en la total sujeción a los
Señores Obispos y que formalmente renunciaban a todas las doctrinas y curatos y
que solo querían mantenerse en los conventos regulares, sustentados con la
limosna de sus bienhechores, dado que de otra manera estaban perdiendo todo lo
ganado y avanzado en las evangelizaciones y los indios iban a desertar, si se
ponía en práctica lo que varias cédulas de su Majestad había procurado, aparte
de todo el aparato jurisdiccional.
Esta misma
renuncia se presentó ante el Excelentísimo Virrey Don Diego Carrillo Mendoza y
Pimentel, quien determinó sobreseer el cumplimiento de la Real Cédula, por
cuanto de ella se conseguiría la ruina total de los indios y expidió en virtud
del Real Patronato el ruego y encargo al Sr. Arzobispo de México, de no usar la
facultad que le daba la Cédula y que no hiciera ninguna innovación, sino que
dejara las cosas como estaban, so pena de la aplicación de una multa de mil
ducados a cualquiera que no cumpliera esta orden de suspensión.
Además
despachó un navío extraordinario a Su Majestad con los tres Procuradores para
que cada uno informe los aprietos e inconvenientes de la Cédula, suplicando a
Su Majestad, les conservase sus antiguas excepciones o pedirle poder dejar las
doctrinas y quedar exonerados del inconveniente apremio.
Los
franciscanos escogieron para esta misión al Padre Mollinedo, quien aceptó de
buena gana, pues cumplía con la regla de la obediencia y al mismo tiempo podía
concluir en España los trámites de la Custodia.
En España
consiguió, que el Rey le otorgara 17 religiosos para Río Verde, mismos que
despachó desde Madrid. Sin embargo, la muerte lo sorprendió por un mal de la
orina, falleciendo en el convento de Madrid.
Con la misma
flota en que vinieron los 17 religiosos, el R.M. General, el Ilmo. Fr.
Bernardino de Sena remitió su Patente a la Provincia junto con el aviso de la
muerte del Padre Mollinedo, para que se le hiciese el sufragio acostumbrado.
La Patente
despachada el año de 1628, incluye una cláusula, cuyo contenido dice: “El
Venerable Padre Fr. Juan Baptista Mollinedo, que murió en España, con opinión y
fama de santo, comunicó a este Apostólico Varón las materias tocantes a la
conversión de Río Verde, Custodia de la Santa Provincia de Michoacán,
proponiéndole los inconvenientes, y contradicciones que tenía.
Alentole el
ánimo, y vocación el Siervo de Dios, pronosticándole todos los progresos,
aumentos y servicios, que en esta Misión hacen los religiosos de Nuestro Serapico
Padre San Francisco. Autorizaron las fundaciones de Conventos, reducción de
Indios a nuestra Santa Fe, y las entradas de Ministros Evangélicos a aquellas
Regiones, que el anuncio, y promesa de el V. Fr. Gabriel de los Ángeles fue
cierto: pues todas las circunstancias que él previno entonces, se ven cumplidas
ahora, como después en su declaración el Padre Fr. Juan Muñoz Sanabria,
Predicador y Guardián que fue de el Convento grande de Querétaro de la Santa
Provincia de San Pedro y San Pablo de Michoacán.”
Los 17
religiosos destinados a la Custodia llegaron a tomar puerto en la Nueva España
y fue recibido por el Muy Reverendo Padre Fray Francisco de Apodaca, que los
recibió como un padre y los hospedó en la Provincia, ya que era muy difícil
remitirlos de inmediato. Al ver todas estas dificultades, los misioneros solicitaron
ser incorporados a la Santa Provincia para hacer pie firme en lo que se
presentaba la oportunidad de llegar a la Custodia de Río Verde.
Fotografía: Lic. Elena Rodriguez de la Tejera
Atte. R2D2
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